CERCA de 40 personas acudieron el pasado sábado a la conmemoración del 50º aniversario del grupo Alcohólicos Anónimos (A.A.) de Errenteria, donde celebraron una conferencia pública que contó con la presencia de miembros de A.A. y de la asociación de familiares Al-Anon además del apoyo de una doctora del Centro de Salud Iztieta.

"El vino puede sacar cosas que el hombre se calla. Cosas que queman por dentro, cosas que pudren el alma de los que bajan los ojos, de los que esconden la cara". La charla empezó con el conmovedor poema de Alberto Cortez, cuyas palabras identificaron a muchos de los afectados por la enfermedad del alcoholismo. Los ponentes aseguraron que el mayor reto había sido superado al haber reconocido el alcoholismo "como lo que es, una enfermedad".

Uno de los miembros de la asociación, cuya identidad no puede publicarse por mantener el anonimato, aseguró a este periódico que lo más importante en los 50 años de andadura ha sido "el haber pasado de ser grupos cerrados a mostrarnos abiertamente ante cualquier agente social que nos quiera escuchar", dado que la asociación ha querido adecuarse a los medios actuales que posibilitan las conferencias abiertas.

Uno de los miembros de la misma asociación, el encargado de presentar la conferencia, agradeció el trabajo que realizaron los fundadores del grupo hace 50 años, porque "sin aquel esfuerzo hoy muchos no habríamos llegado aquí". Sin embargo, la asociación ha ido cambiando con el paso de los años, a medida que las condiciones sociales han ido ayudando a superar los retos planteados.

Txema, miembro de la asociación de familiares Al-Anon, contextualizó el origen de la asociación, explicando que las creadoras fueron las mujeres de los primeros miembros de Alcohólicos Anónimos, quienes hablaban entre sí mientras sus maridos estaban en las reuniones semanales, que pensaron una alternativa para los familiares de las personas afectadas por esta enfermedad.

Hoy, Alcohólicos Anónimos sigue siendo una asociación de hombres y mujeres que quieren vivir sin alcohol y se reúnen para compartir sus experiencias con el fin de seguir adelante en su lucha sin imponer tratamientos ni normas, solo sugerencias para conseguir el principal objetivo: compartir sus experiencias para enfrentarse a la enfermedad. Tal y como aseguraba otro de los ponentes, "el dolor compartido es menos doloroso".

Todos ellos contaron sus trayectorias en un encuentro en el que los tres ponentes transmitieron una realidad muy habitual para el alcohólico pero algo desconocida para el resto de la sociedad. La misma fuente aseguró que la asociación quiere que "la sociedad nos considere como lo que somos, parte de ella, y hemos querido aprobar nuestra asignatura pendiente, abrirnos y llegar a los diferentes niveles de la sociedad".