Donostia. ¿Qué deben hacer unos padres que observen que su hijo es demasiado pequeño para su edad?

Que vayan al pediatra, quien va a determinar si esa percepción es real. Puede que durante tres meses un niño no crezca bien y más tarde vuelva a la normalidad. El pediatra va a hacer una serie de estudios muy sencillos para determinar que no tiene ningún otro tipo de enfermedad. El 92% de retrasos del crecimiento se debe a enfermedades y no a una deficiencia de hormona de crecimiento.

¿Cómo afectan esas afecciones al crecimiento?

En un momento dado, el organismo en crecimiento que sufre una deficiencia crónica y severa, deja de crecer. Para mantener esa función que se ve amenazada, deja de crecer y destina su energía a solucionar el problema: a una enfermedad renal o cardiaca, por ejemplo. El pediatra va a hacer un diagnóstico y va a poner en marcha el tratamiento necesario para responder ante esa enfermedad.

¿Cómo se actúa cuando las carencias en el desarrollo se deben a que el paciente no produce hormona de crecimiento suficiente?

En principio, la deficiencia de la hormona de crecimiento afecta a un porcentaje de la población. En este caso, se pone en marcha un tratamiento sustitutivo con esa hormona, para provocar una especie de gigantismo con respecto a la talla que, sin ser tratados, alcanzaría. El problema está muchas veces en definir cuándo existe una deficiencia. Con las pruebas que tenemos, algunas veces es difícil realizar un pronostico tajante.

¿Los vástagos de una pareja de baja estatura está destinada a ese mismo destino?

Igual que nos parecemos a nuestros padres en el color del pelo, en la forma de la cara, pasa lo mismo con la talla. Aunque es verdad que en una familia suele haber personas más altas que otras, también es verdad que hay otras que son más bajas. Si en una familia los padres miden 1,60, no es lógico que los hijos salgan con 1,90. ¡Ni tiene por qué serlo! Muchos padres están obsesionados con la estatura de sus hijos, como consecuencia del fenómeno del altismo. Es un problema social.

¿Acuden a la consulta padres que quieren tratar a sus hijos con hormonas para que crezcan más?

Cada vez más. Desde siempre, las madres quieren que los chicos tengan más altura, mientras que, en el caso de las chicas, desean que no estén gorditas. Ahora, además, las jóvenes que eran altas venían a la consulta para saber si podían detener su crecimiento, ahora en cambio quieren saber cómo pueden aumentar su estatura.

¿Es bueno que personas con una estatura normal se traten con hormonas para elevar su talla?

No. Tenemos que conseguir que la sociedad vuelva a sus orígenes y vea que la estatura de una persona no tiene que ver con su rendimiento en la vida.

¿La administración de la hormona del crecimiento no tiene efectos secundarios ?

Las dosis que empleamos no conllevan afecciones. El handicap es que supone una inyección diaria y el precio es elevado. En las situaciones en las que una persona no produce suficiente hormona del crecimiento, con este tratamiento puede alcanzar 30 y 40 centímetros más que la talla a la que llegaría sin ser tratado. En cambio, en gente que llegará a una talla de 1,60 metros, el beneficio que se logra con el tratamiento es de entre cinco y diez centímetros más. En estos casos, cada centímetro sale por más de 100.000 euros. No podemos disponer del dinero, ni público ni privado, de esa manera. Para ello, hay que tratar de concienciar a la sociedad sobre esta cuestión. El problema es que hay un colonialismo anglosajón terrible, por lo cual ser rubio, alto y barbilampiño es lo ideal.

¿Qué ocurre cuando el crecimiento de un niño se demora?

Se llama retraso del crecimiento y de la adolescencia. Estos niños suelen ser, en general, varones. Son niños que van creciendo de forma normal, pero por un nivel más bajo de lo que les corresponde, de modo que van un poco por debajo de otros niños de su edad. Sin embargo, llevan un ritmo paralelo e ininterrumpido. Durante la pubertad, un varón da un estirón a los trece años, mientras que los niños con retraso del crecimiento siguen iguales. Cuando observan esto, los padres suelen asustarse. Después, cuando el resto ha pegado el estirón, es cuando empiezan a crecer. Y con 18 años están todos iguales. Incluso puede llegar a ser más alto que el resto cuando se termina su periodo de desarrollo.