Bermeo. Los familiares de los tripulantes del Alakrana esperan angustiados noticias sobre la situación del atunero bermeano. En la localidad costera no hay otro tema de conversación estos días. Los familiares de los arrantzales que faenan en el Océano Índico son conscientes de que el trabajo en aquellas aguas se ha convertido en una macabra lotería en la que todos los barcos están dentro del bombo.
Todo el mundo espera que el desenlace del secuestro del Alakrana sea rápido y feliz, semejante al del Playa de Bakio. Este último buque de la empresa bermeana Pevasa fue secuestrado en abril del año pasado por piratas de Somalia y fue liberado seis días más tarde sin que la tripulación sufriera daño físico alguno. "Lo más importante es preservar la integridad física de los 36 tripulantes del Alakrana y que puedan retornar sanos y salvos a sus casas", reclaman familiares y amigos desde Bermeo.
En el secuestro del Playa de Bakio, los marineros de esta embarcación aseguraron haber sido acosados por los piratas durante los días de su cautiverio. Los captores despojaron a los pescadores de todos los objetos de valor que albergaban en sus camarotes. Aunque afortunadamente no hubo que lamentar daños físicos, las secuelas psicológicas de un episodio de estas características aún perduran en varios de los arrantzales secuestrados hace año y medio.
Una situación idéntica a la respirada en las calles de la localidad vizcaina resuena como un eco en Gondomar o en Nigrán, por ejemplo, municipios costeros de Pontevedra donde varios de los familiares gallegos de los tripulantes del Alakrana levantaban su voz al cielo para gritar su desesperación porque no saben "nada" acerca de los marineros de este buque. Silvia Alvés, esposa de Pablo Costas, uno de los miembros de la tripulación, reconoció que siguen "sin tener noticias" de sus parientes. La última fue el correo electrónico que recibió el viernes la empresa armadora, en la que el patrón del barco, Ricardo Blanch, también gallego, le confirmaba a la compañía Etxebastar Fleet que estaban "bien".
"Estamos desesperados. No sabemos nada. A ver si se pueden tener más detalles", añadió Alvés, que relató que los familiares de los tripulantes "se preguntan ahora" si el patrón remitió ese correo electrónico "porque le dejaron los piratas" o porque "logró escapar de ellos para enviarlo". "No se sabe si llegaron a tierra firme, ya que se decía que su rumbo era Tanzania o Somalia", aclaró la esposa de Pablo Costas, marinero natural de Nigrán y residente en Gondomar. Alvés dijo que confía en que "al menos sigan bien, igual que ayer [por el viernes]". Pablo Costas tenía previsto regresar a casa el día 20, fecha en la que lo iba a relevar su hermano.