omos mucho más que un producto, tenemos nuestra propia identidad y eso nos lleva a tener feeling con nuestras clientas”. Natalietta, un comercio de moda multimarca ubicado en Zumarraga, cumplió en septiembre seis años de la mano de su alma máter, Natalia Mora-Gil, una joven emprendedora, que no se rinde ante las dificultades.
Y es que cuando tuvo que cerrar su tienda en marzo de 2020 debido al confinamiento, apostó con fuerza por la venta a través de redes sociales. Convirtió su escaparate físico en un escaparate digital, y resultó un éxito. “Nadie te regala nada, te lo tienes que currar. Tenía unos conocimientos básicos y todo lo he aprendido por mi cuenta, salseando. Además, poco a poco fui comprando material para hacer vídeos y fotos más profesionales: varias luces, un trípode, un teléfono mejor, etc”, comenta.
Ahora, con la tienda abierta, y convencida de que no hay nada como la relación cara a cara, sigue vendiendo a través de su perfil de Instagram. “No me he planteado abrir una página web. Me resulta muy frío. Las redes sociales son otra cosa; es algo casi mágico, porque te permite conectar con la gente. Y luego está la tienda a pie de calle, que para mí es más importante que nunca, porque es un punto de encuentro en el que además de comprar, estableces una relación directa con la clienta”, explica.
En ese sentido, se siente muy agradecida hacia todas las personas del pueblo que le han seguido brindando su apoyo en los momentos más duros. “Es cierto que los cierres perimetrales que hemos sufrido durante el estado de alarma han podido beneficiar al comercio local. De todas formas, me siento muy afortunada porque he sentido mucho apoyo por parte de los vecinos y vecinas de Zumarraga”, reflexiona.
Sobre el éxito que ha tenido Natalietta en redes sociales, cree que la clave ha sido mostrarse tal y como es: “Ahora, además de las clientas habituales, hay otras que vienen desde otras localidades porque me conocen de Instagram. La clave es quitarse las vergüenzas, mostrarte tal y como eres. Creo que eso es lo que conecta con la gente”.
Lo cierto es que su sonrisa y desparpajo enganchan, más aún en una época en la que no sobran dosis de alegría: “Con la pandemia estamos más apáticos, con menos ganas y es por eso por lo que ahora es más importante que nunca darte un capricho de vez en cuando. Ya no hace falta esperar al fin de semana para estrenar ropa. Si un martes llevas un conjunto nuevo a la oficina, ese día estarás más animada”, afirma convencida.
Eso sí, incide en la importancia de comprar conscientemente: “No quiero vender por vender. Se trata de que la clienta se vaya a gusto y que su compra sea consciente y coherente. Es mejor tener menos, pero mejor”, sostiene.
Con más ganas de luchar
“ La pandemia me ha hecho reconectar con mi proyecto”
“La pandemia me obligó a cambiar el sistema de recogida de ropa casi al completo, lo cual no solo ha mejorado el sistema y la cantidad de producto en tienda, sino que ha aumentado las ventas en tiempos de no confinamiento perimetral. Ha sido un cambio clave para la mejora del negocio”, asegura Lidia Hernández, propietaria de Zuzeu, una tienda de ropa de segunda mano de Tolosa, que ella misma define como “el armario de Tolosa, una tienda que va más allá de las tendencias y que apuesta por una moda sostenible”.
Dice Hernández que todavía es pronto para valorar las consecuencias de las restricciones, pero confiesa que le ha valido para tener más ganas de luchar: “Aún no puedo hacer una valoración debido a que el fin del estado de alarma es muy reciente, pero sí puedo decir que a mí me ha reconectado con mi proyecto y me ha devuelto la fuerza propia de un emprendedor que acaba de empezar. Me ha hecho querer más lo que hago y tener más ganas de luchar por mi proyecto”.
También cuenta que ha tenido que adaptarse y modificar la forma de trabajar: “Antes la gente acudía a la tienda en manada los últimos siete días de cada mes. Con la intención de diluir el flujo de gente que viene a vender su ropa, ahora trabajo con cita previa. Suelo establecer dos citas diarias y fuera de horario comercial. Se trata de un cambio que viene para quedarse para siempre”.
Salvar el negocio
“Hemos triplicado las ventas ‘online’ gracias a Instagram”
“Cuando cerramos la tienda, las ventas se pararon, pero gracias a los pedidos online pudimos salvar el negocio, aunque tengo que reconocer que la pandemia me ha hecho ver un lado positivo a todo esto, ya que ha cambiado mi modo de funcionar”, explica Ane Etxebeste, responsable de la tienda de moda Kiluka Miluka de Donostia.
“Nuestra forma de trabajar ahora es muy diferente; antes la gente entraba a echar simplemente un vistazo y ahora los que entran normalmente vienen a tiro hecho y eso hace que compren más. Ahora mismo dedico mi tiempo sobre todo a preparar los pedidos y a sacar las fotos para alimentar las redes sociales, que es ahora mismo mi canal de venta oficial”, comenta.
Además de ropa para el día a día, también ofrece vestimenta más exclusiva dirigida a eventos: “Es cierto que con el parón de las fiestas hemos notamos una bajada en la compra de ese tipo de ropa. Desde el año pasado no se ha movido practicamente nada”, afirma. A raíz de la pandemia también tuvo que adaptar la forma de impartir sus talleres. “Los cursos de costura se reanudaron en junio, tomando una serie de medidas como reducir el número de alumnos y situar a cada uno en una mesa con una máquina de coser individual y distancia. Desde entonces, seguimos trabajando en la misma línea”, confirma Etxebeste.
natalietta
“La clave es quitarse las vergüenzas y mostrarte tal y como eres. Eso es lo que conecta con la gente”
“La tienda a pie de calle es más importante que nunca, porque es un punto de encuentro”
“No me planteo abrir una tienda ‘online’, me resulta muy frío. Las redes sociales son otra cosa”
zuzeu
“Aunque introducir cita previa para la venta de ropa ha sido casi una obligación, es un cambio que voy a mantenerlo para siempre”
kiluka miluka
“Ahora mismo dedico mi tiempo sobre todo a preparar los pedidos ‘online’ y sacar fotos para las redes sociales”