Los modelos de enseñanza han ido cambiando con el paso de los años. Si bien antes existía un único modelo, basado y sustentado en lo público, hoy en día las cooperativas se han abierto camino ampliando la oferta en un campo necesario para el crecimiento personal y profesional del ser humano. Así, han logrado aportar al sistema diferentes opciones basadas en una educación de calidad y teniendo al alumnado, a las familias y al profesorado como protagonistas. Su crecimiento y los casos de éxito están siendo exponenciales. Según la última memoria publicada por el Consejo Superior de Cooperativas de Euskadi (CSCE), en el territorio vasco existen un total de 104 centros calificados como cooperativas, repartidas en los tres territorios: 38 en Bizkaia; 43 en Gipuzkoa y 13 en Álava.
Las cooperativas de enseñanza se sustentan a través de un sistema híbrido; es decir, pueden ser financiadas con fondos públicos, además de los suyos propios, aunque no es un requisito indispensable. Más concretamente, se enmarcan entre los centros privados concertados que prestan un servicio público educativo. Como ejemplo de cooperativas, encontramos ikastolas, colegios, centros de formación profesional e incluso universidades. Igualmente, también se tienen en cuenta los centros de euskera; los euskaltegis.
Algunos de estos centros se enmarcan dentro de Ikasgiltza, la Federación de Cooperativas de Enseñanza de la Comunidad Autónoma Vasca, que en 2010 cogió el testigo de la antigua Federación de Cooperativas de Enseñanza de Bizkaia, que se constituyó en 1986, siendo los pioneros en este ámbito como consecuencia de la necesidad de una mayor cohesión y unión entre cooperativas de enseñanza. Esta es una de las entidades asociadas a Konfekoop, la Confederación de Cooperativas de Euskadi, que representa a los centros de enseñanza de Euskadi bajo la titularidad de cooperativa. Forman parte de este organismo un total de 72.215 alumnos y 6.863 trabajadores, del total de los 104 centros inscritos bajo el sistema del cooperativismo. Entre sus objetivos se encuentran el de ser una vía de expresión, impulsar la dinámica de participación entre los centros con la misma seña de identidad, colaborar en el diseño y desarrollo de la política general de Konfekoop y contribuir al desarrollo de las cooperativas de enseñanza.
Educación universitaria bajo el modelo cooperativo
Otra de las entidades asociadas, una de las más reconocidas en Euskadi, es Mondragon Unibertsitatea, ejemplo de innovación educativa. De utilidad pública, sin ánimo de lucro, sostenible y perteneciente a la Corporación Mondragón, se caracteriza por la estrecha relación que tiene con las empresas del Grupo Mondragón. Fundada en 1997, está compuesta por Mondragon Goi Eskola Politeknikoa S.Coop, Enpresagintza S.Coop y HUHEZI S.Coop. Años más tarde, en 2011, se creó el Basque Culinary Center, que pasó a formar parte del centro. De igual modo, gracias a la colaboración de estos agentes, se distinguen tres tipos de colectivos que dan forma a esta universidad: los socios y trabajadores; los socios colaboradores y los estudiantes. Se distingue por ser una facultad de vocación social, con capacidad de autofinanciación y una organización no-pública. Mondragon Unibertsitatea, como ejemplo de un gran centro de enseñanza cooperativa, establece sus propios organismos, basados en otros modelos de éxito similares, en torno a la sostenibilidad, el compromiso, la atención de las necesidades sociales, la investigación y la innovación.
En la misma línea se encuentra Hetel, una asociación sin ánimo de lucro, fundada en 1987, que reúne a treinta centros de Formación Profesional de Euskadi. Se formó como cooperativa con el fin de mejorar, prestigiar y liderar la FP desde el compromiso social y con un enfoque internacional. Algunos de los centros que forman parte de la misma son el Centro de Formación Somorrostro, en Muskiz; el Centro San Viator, en Sopuerta; Zabalburu, en Bilbao; el centro Egibide, en Vitoria-Gasteiz; Oteitza Lizeo Politeknikoa, en Zarautz o Nazaret Zentroa, en Donostia.
Ikastolen Elkartea, por su parte, como su propio nombre indica, engloba todas aquellas ikastolas de Euskadi con carácter de cooperativa. El euskera es su seña de identidad y abarca los ciclos formativos que van desde infantil hasta bachillerato. En Bizkaia se encuentran Lauro Ikastola (Leioa) o Txintxarri Ikastola (Elorrio); en Álava, La Bastida o La Puebla de Arganzón; y en Donosti, Arizmendi Ikastola (Aretxabaleta) o Ikasberri Ikastola (Azpeitia).
Pero además, los euskaltegis también tienen forma de cooperativa. Su labor fundamental es la euskaldunización y alfabetización de adultos. Con el objetivo de conseguir la universalización del conocimiento del euskera, toman el relevo de la educación obligatoria y se ocupan de euskaldunizar a la población mayor de 16 años. Cada curso, un promedio de 35.000 personas estudian euskera en una amplia red formada por 102 euskaltegis homologados, que cuentan con 1.400 profesionales, según el último estudio de Konfekoop. Todos sus cursos se centran en preparar los exámenes homologados. Todo ello de la mano de la Viceconsejería de Política Lingüística del Gobierno vasco.