La merienda es una comida clave para mantener la energía y el bienestar a lo largo del día. Se hace entre la comida y la cena, y su objetivo principal es evitar la fatiga y los atracones en la noche.

Una merienda equilibrada debe incluir alimentos que aporten hidratos de carbono complejos, proteínas y grasas saludables. Elegir bien los alimentos favorece la concentración, el rendimiento y el control del apetito, contribuyendo así a una alimentación saludable y equilibrada en general.

Los niños y adolescentes suelen merendar cada día, dado que comen pronto para volver a la escuela, y antes de realizar las actividades extraescolares o de jugar en el parque necesitan alimentos para mantener la energía.

La merienda tradicional que se les ha dado siempre a los niños han sido los bocatas de embutido ultraprocesado, pero gracias a la información nutricional de la que se dispone hoy en día, mucha gente opta por alternativas más saludables.

Gabriela Uriarte, una de las nutricionistas más reconocidas, ha compartido un post en el que resume la merienda semanal que le ha preparado a su hijo.

En el post se puede ver que cada merienda cuenta con una porción de fruta (mandarina, kiwi o plátano), un bocata (de embutido, aguacate o queso), y en un tercer cajetín algo de postre, como dulces, barritas o galletas.

"Por si necesitas algo de inspiración para las meriendas de los txikis: os comparto las meriendas de esta semana. Espero que os guste, a ellos les encanta meriendan súper contentos", escribió.

Alimentación saludable

Tener una alimentación equilibrada es fundamental para mantener un buen estado de salud, prevenir enfermedades y garantizar un adecuado funcionamiento del organismo.

Una dieta equilibrada aporta los nutrientes necesarios —hidratos de carbono, proteínas, grasas saludables, vitaminas y minerales— en las proporciones adecuadas. No se trata de eliminar alimentos, sino de combinarlos de forma inteligente y moderada.

Uno de los momentos clave del día para aplicar estos principios es la merienda. A menudo se pasa por alto o se sustituye por productos ultraprocesados, ricos en azúcares y grasas saturadas. Sin embargo, una merienda bien planificada puede ser una oportunidad excelente para mejorar la dieta.

Aunque añadir algún dulce es habitual dado que les gusta a los niños, pero incorporar fruta fresca, como una manzana, un plátano o unas uvas, aporta fibra, agua y vitaminas que ayudan a mantener la saciedad y la energía.

Asimismo, añadir un puñado de frutos secos, como nueces o almendras, proporciona grasas saludables, proteínas y antioxidantes beneficiosos para el corazón y el cerebro.

Frutas y verduras son grandes aliadas para tener buena salud Freepik

Inversión diaria en salud

Esta combinación sencilla y natural no solo satisface el apetito, sino que contribuye a estabilizar los niveles de glucosa en sangre y a evitar el picoteo poco saludable. En definitiva, cuidar la merienda y mantener una alimentación equilibrada es una inversión en salud, vitalidad y bienestar a largo plazo.