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Esto es lo que le pasa a tu cuerpo si vas a la sauna todas las semanas

Aunque no sustituye al ejercicio, es un complemento ideal para quienes buscan una vida más saludable y relajada

Esto es lo que le pasa a tu cuerpo si vas a la sauna todas las semanasPixabay

La sauna es una práctica saludable con origen en Finlandia pero muy extendido en todo el mundo.

Entrar en la sauna una vez a la semana aporta grandes beneficios para la salud, siempre que se haga de forma responsable y conociendo las precauciones que se deben tener en cuenta.

Efectos del calor

Al entrar en la sauna, el cuerpo reacciona al calor con un aumento del ritmo cardíaco —de 100 a 150 latidos por minuto— y una dilatación de los vasos sanguíneos.

Este proceso incrementa la circulación de la sangre de forma similar al ejercicio físico de baja o moderada intensidad. Sin embargo, es importante subrayar que la sauna no sustituye al deporte.

El aumento de la circulación favorece la llegada de oxígeno y nutrientes a los tejidos, lo que ayuda a reducir el dolor muscular, mejorar la movilidad articular y aliviar síntomas de artritis o rigidez.

También se ha comprobado que este efecto térmico genera una sensación profunda de relajación y bienestar, reduciendo los niveles de estrés y, con ello, el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

La sauna puede ayudar a mejorar la salud cardiovascular.

Un ritual depurativo y revitalizante

Uno de los grandes beneficios de la sauna es su capacidad depurativa. El calor estimula la irrigación sanguínea de la piel, abre los poros y promueve la eliminación de impurezas y toxinas a través del sudor.

Este proceso no solo limpia el organismo, sino que también revitaliza la piel, mejorando su textura y luminosidad.

El calor intenso favorece además la producción de colágeno, la proteína responsable de la firmeza y elasticidad cutánea. De este modo, una sesión semanal de sauna puede convertirse en un aliado natural para mantener una piel más tersa y saludable.

Asimismo, las altas temperaturas pueden aliviar algunos síntomas respiratorios, como los del asma o los catarros leves, al favorecer la dilatación de las vías respiratorias y mejorar la capacidad pulmonar.

Precauciones y contraindicaciones

A pesar de sus múltiples beneficios, es importante saber que la sauna no es recomendable para todas las personas.

Deben evitarla quienes padezcan enfermedades cardiovasculares graves, como infarto de miocardio o hipertensión de origen renal; también las personas con problemas venosos crónicos, varices en fase aguda, trastornos circulatorios cerebrales, trombosis, hipotensión severa, glaucoma, hipertiroidismo, tumores, enfermedades inflamatorias internas (como hepatitis o nefritis) o infecciones fúngicas.

Del mismo modo, las personas embarazadas deberían consultar siempre con su médico antes de acudir a la sauna, y los bebés o quienes tengan heridas abiertas deben evitar la sauna.

Bienestar físico y mental

En resumen, una sauna semanal, practicada con prudencia no estar más de 15 minutos y darse un máximo tres sesiones con descansos y duchas frías entre medias, ofrece una experiencia completa de bienestar físico y mental. Aunque no sustituye al ejercicio, es un complemento ideal para quienes buscan una vida más saludable y relajada.