Con el paso de los años, el riesgo de sufrir infartos va en aumento, pero es importante saber que el 90% de estos ataques cardíacos ocurren como consecuencia de nueve factores de riesgo, y todos ellos son evitables.
Teniendo esto en cuenta, el popular cardiólogo José Abellán ha subrayado en un post en su redes sociales que "la mayoría de los infartos no son cuestión de mala suerte: son cuestión de hábitos".
El doctor se apoya en un estudio realizado a 27.000 personas, que concluye que el tabaco es el principal enemigo del corazón.
Fumar daña las arterias, el corazón y la salud general, lo que multiplica el riesgo de infartos. "Dejar de fumar es una de las mejores decisiones que puedes tomar para vivir más y mejor", escribe.
Asimismo, el sedentarismo, la hipertensión, el estrés crónico, la diabetes tipo 2, el alcohol, la mala alimentación, la acumulación de la grasa abdominal y el descontrol del colesterol también son factores que aumentan considerablemente el peligro de sufrir infartos.
La importancia de cuidar el corazón
El corazón es el motor que mantiene con vida a todo nuestro cuerpo. Cuidarlo no solo implica evitar enfermedades, sino también mejorar la calidad de vida y aumentar la esperanza de vida.
Mantener un corazón sano requiere un estilo de vida equilibrado que combine ejercicio regular, una buena alimentación, descanso adecuado y una correcta gestión del estrés, además de controlar la tensión arterial y los niveles de colesterol.
El ejercicio físico es una de las herramientas más eficaces para fortalecer el corazón. Actividades como caminar, nadar o montar en bicicleta ayudan a mejorar la circulación sanguínea, reducir la presión arterial y mantener un peso saludable.
Bastan 30 minutos diarios de actividad moderada para obtener grandes beneficios cardiovasculares. Además, el ejercicio contribuye a disminuir el estrés, lo que también protege al corazón.
Dieta y descanso
La alimentación es otro pilar fundamental. Una dieta rica en frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, pescado y aceite de oliva, y baja en grasas saturadas, azúcares y sal, favorece la salud arterial y evita la acumulación de colesterol malo (LDL). Comer bien no solo nutre el cuerpo, sino que también ayuda a mantener bajo control la presión arterial y los niveles de glucosa.
El descanso y la gestión del estrés son aspectos muchas veces olvidados. Dormir entre siete y ocho horas por noche permite al organismo recuperarse y mantener un ritmo cardíaco estable.
Por otro lado, técnicas como la meditación, el yoga o la respiración profunda ayudan a reducir el cortisol, la hormona del estrés, que en exceso puede dañar el sistema cardiovascular.
Controlar la salud
Finalmente, controlar la tensión arterial y el colesterol mediante revisiones médicas regulares es esencial para detectar a tiempo posibles problemas. En resumen, cuidar el corazón es una inversión en bienestar y vitalidad que depende, en gran parte, de nuestros hábitos diarios.