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El alimento que parece saludable pero no lo es

Un consumidor debe mirar más allá del envoltorio y centrarse en los ingredientes y su impacto en la salud

El alimento que parece saludable pero no lo esPixabay

En un mundo cada vez más consciente de la salud y la alimentación, abundan los productos que se venden como alternativas más naturales. Sin embargo, muchas de estas elecciones están basadas más en estrategias de marketing que en evidencia científica. Un caso emblemático es el del azúcar moreno, promovido como una opción más saludable frente al azúcar blanco.

A primera vista, el azúcar moreno puede parecer una opción más natural debido a su color más oscuro y su apariencia menos refinada. Este tipo de azúcar contiene aproximadamente un 85% de sacarosa, mientras que el azúcar blanco se acerca al 100%. El 15% restante en el azúcar moreno es melaza, una sustancia viscosa que aporta el color característico y una mínima cantidad de minerales como calcio, hierro, magnesio y potasio.

Aunque la melaza aporta trazas de micronutrientes, su presencia es tan reducida que no supone un beneficio nutricional relevante. Para alcanzar una cantidad apreciable de esos minerales, habría que consumir niveles insanos de azúcar moreno, lo cual iría en contra de cualquier intento de llevar una alimentación equilibrada.

El mito de lo "menos procesado"

Otro argumento frecuente a favor del azúcar moreno es que es "menos procesado". Si bien algunos tipos de azúcar moreno realmente son menos refinados, muchos productos en el mercado no son más que azúcar blanco al que se le ha añadido melaza industrialmente. Es decir, no solo no es más saludable, sino que además puede tratarse de un producto altamente manipulado.

Azúcar moreno

Percepciones erróneas y marketing engañoso

El atractivo del azúcar moreno radica en una percepción errónea: la asociación entre color oscuro, rusticidad y salud. En realidad, tanto el azúcar blanco como el moreno son fuentes de calorías vacías, es decir, proporcionan energía sin aportar vitaminas, fibra ni nutrientes esenciales.

Reemplazar el azúcar blanco por moreno con la intención de reducir el impacto metabólico o "cuidar la línea" es una estrategia inútil, e incluso puede llevar a consumir mayores cantidades al pensar que es una opción mejor.

Además, este tipo de desinformación se extiende a muchos otros productos como los cereales "integrales" con azúcar añadido, las barritas energéticas que en realidad son golosinas con una imagen atlética, o el pan "multicereal" que no siempre es integral.

Leer etiquetas y cuestionar supuestos

El caso del azúcar moreno pone de manifiesto la importancia de no dejarnos llevar por etiquetas o apariencias.

Un consumidor informado debe mirar más allá del envoltorio y centrarse en los ingredientes reales y su impacto en la salud. No se trata de demonizar ciertos alimentos, sino de entender que cambiar azúcar blanco por azúcar moreno no hará una gran diferencia. La clave está en reducir el consumo de azúcares añadidos en general, y no en reemplazarlos con versiones supuestamente más "naturales".