La bronquiolitis es una enfermedad respiratoria que afecta principalmente a los lactantes y niños menores de dos años.

Se trata de una infección viral aguda que compromete las vías respiratorias más pequeñas del pulmón, conocidas como bronquiolos. Estas diminutas estructuras, ubicadas al final de las ramas bronquiales, pueden inflamarse y llenarse de moco debido a la acción de los virus, dificultando así el paso del aire hacia los pulmones.

Los virus más frecuentemente responsables de esta patología son el virus respiratorio sincitial (VRS), el rinovirus y, en menor medida, otros como el adenovirus o el virus de la gripe. La bronquiolitis tiende a ser más prevalente durante los meses fríos, y su contagio es muy fácil, especialmente en entornos donde hay muchos niños, como guarderías o jardines maternales.

El grupo más vulnerable son los bebés, particularmente aquellos que nacieron prematuros o que tienen afecciones respiratorias o cardíacas previas. Esto se debe a que, al tener las vías respiratorias más estrechas, cualquier inflamación o acumulación de secreciones puede generar una obstrucción significativa, lo que les dificulta respirar con normalidad.

Síntomas

Según el portal especializado Tu Otro Médico, Los primeros síntomas de la bronquiolitis suelen parecerse a los de un resfriado común: congestión nasal, secreción acuosa, tos leve y fiebre moderada. Sin embargo, en los días siguientes puede observarse una evolución hacia una respiración más agitada o trabajosa.

Es común escuchar silbidos o sibilancias al respirar, así como ruidos crepitantes al auscultar el pecho del niño. La tos se vuelve más intensa y persistente, y algunos bebés pueden presentar retracción costal, es decir, un hundimiento de la piel entre las costillas al respirar, signo de esfuerzo respiratorio. En casos más severos, el niño puede mostrarse decaído o poco reactivo, lo que indica un cuadro clínico que requiere atención médica urgente.

Pies de un bebé. Mother holding newborn baby feet

Tratamiento necesario

El tratamiento de la bronquiolitis varía según la gravedad del caso. En la mayoría de los casos leves, se recomienda mantener una buena hidratación, limpiar las vías nasales y observar al niño en el hogar, sin necesidad de medicación específica. Sin embargo, en cuadros más complicados, puede ser necesario el ingreso hospitalario para administrar oxígeno, brindar soporte respiratorio y asegurar una hidratación adecuada.

Prevenir la bronquiolitis no siempre es posible, pero sí se pueden tomar medidas para reducir el riesgo de contagio. Entre ellas se incluyen el lavado frecuente de manos, evitar el contacto con personas con síntomas respiratorios y no exponer al bebé al humo del tabaco. En algunos casos, se puede considerar la administración de anticuerpos monoclonales en niños con alto riesgo, especialmente durante la temporada epidémica del VRS.

La importancia de reconocer los síntomas

En resumen, la bronquiolitis es una afección común pero que puede volverse grave en determinados casos. La clave está en reconocer los síntomas a tiempo y buscar atención médica adecuada, especialmente en los más pequeños, cuyo sistema respiratorio aún está en desarrollo.