Caminar hacia atrás es una práctica muy habitual en China desde hace cientos de años, y actualmente ha captado la atención de atletas y especialistas en entrenamiento.
Aunque sea aparentemente simple, este ejercicio ofrece beneficios únicos para el cuerpo y la mente al cambiar la mecánica habitual de la marcha.
A diferencia de caminar hacia delante, donde se trabajan principalmente los tobillos, dar pasos en dirección inversa desplaza la carga a las caderas y rodillas.
Este cambio activa diferentes grupos musculares, favoreciendo el fortalecimiento general y la mejora de la movilidad corporal. Según un artículo de National Geographic, caminar de forma inversa, por ejemplo en la cinta del gimnasio, puede tener efectos positivos que aún se están investigando con mayor profundidad.
Nicole Haas, especialista clínica en ortopedia de Boulder, Colorado, destaca que los mayores beneficios de caminar hacia atrás son la capacidad de cambiar la carga mecánica del cuerpo y de desafiar al cerebro y al sistema de equilibrio con una tarea novedosa. Esto deja claro que esta actividad puede ser una herramienta eficaz para mejorar la coordinación y el control motor, aspectos importantes para la salud física.
Más flexibilidad y menos dolores
La investigación en este campo no se detiene en la mecánica corporal. Janet Dufek, profesora de kinesiología y ciencias de la nutrición en la Universidad de Nevada, Las Vegas, ha estudiado la locomoción hacia atrás durante más de dos décadas. Sus estudios muestran que este peculiar ejercicio incrementa la flexibilidad de la zona lumbar y de los isquiotibiales, reduce el dolor de espalda y refuerza el equilibrio y la estabilidad. Por ello, esta técnica se utiliza habitualmente en programas de fisioterapia y rehabilitación, ayudando a las personas a recuperarse de lesiones o a prevenir futuras dolencias.
Ideal para adelgazar
Debido a su capacidad para quemar calorías, un beneficio muy destacado de la marcha inversa es que resulta beneficioso para quien quiere adelgazar,
Según el American College of Sports Medicine, caminar hacia atrás quema un 40% más de calorías por minuto que la marcha rápida hacia delante. Este incremento en el gasto calórico se debe al esfuerzo adicional que requiere coordinar el movimiento en una dirección no habitual, lo cual activa el metabolismo de manera más intensa.
Asimismo, una investigación del International Journal of Scientific and Research Publications publicada en 2014, que evaluó a mujeres preobesas de entre 20 y 40 años, concluyó que las participantes experimentaron una reducción notable en la grasa corporal y una mejora en su condición física general.
Estos resultados sugieren que incorporar esta modalidad de ejercicio puede ser beneficioso para el control del peso y la salud cardiovascular.
Mejora la función cognitiva
Más allá de beneficios físicos, caminar hacia atrás también puede influir positivamente en la función cognitiva. Practicar este ejercicio entre 10 y 15 minutos, tres o cuatro veces por semana, mejora la coordinación y el equilibrio, lo cual se traduce en una mayor agudeza mental.
Este desafío constante al sistema neuromuscular produce que se estimule el cerebro, lo cual favorece conexiones neuronales capaces de mejorar la capacidad de respuesta ante posibles situaciones desconocidas o inesperadas.