Desde el comienzo del año el número de casos de sarampión se ha disparado. El Ministerio de Sanidad notificó en enero 64 contagios de esta enfermedad, siendo Euskadi el principal foco, ya que se detectaron 38 contagios: 36 en Bizkaia y dos en Gipuzkoa.
Muy contagiosa
El sarampión es una enfermedad viral altamente contagiosa que afecta principalmente a niños, aunque también puede presentarse en adultos no inmunizados. A pesar de los avances médicos y la disponibilidad de vacunas eficaces, el sarampión sigue siendo una preocupación de salud pública.
Esta enfermedad es causada por un virus de la familia Paramyxoviridae, específicamente del género Morbillivirus. Se transmite de persona a persona a través de gotículas respiratorias expulsadas al toser, estornudar o incluso al hablar.
El virus puede permanecer en el aire o en superficies contaminadas durante varias horas, lo que facilita su rápida propagación en comunidades con baja cobertura de vacunación.
Las personas infectadas son contagiosas desde aproximadamente cuatro días antes de la aparición de la erupción hasta cuatro días después. La falta de inmunización es el principal factor de riesgo, ya que el sarampión es una de las enfermedades más contagiosas conocidas y puede propagarse rápidamente en poblaciones no vacunadas.
Síntomas del sarampión
Los síntomas del sarampión aparecen entre 10 y 14 días después de la exposición al virus. Se presentan en diferentes etapas y pueden incluir:
- Fiebre alta: Puede superar los 39°C y suele ser el primer síntoma.
- Tos seca y persistente: Es común y puede ser molesta.
- Rinorrea y conjuntivitis: Inflamación de los ojos y secreción nasal frecuente.
- Manchas de Koplik: Pequeñas manchas blancas dentro de la boca, características del sarampión.
- Erupción cutánea: Suele comenzar en la cara y luego extenderse al resto del cuerpo. Es un sarpullido rojo que dura varios días antes de desaparecer gradualmente.
El sarampión puede causar complicaciones graves, especialmente en niños menores de cinco años, adultos mayores y personas inmunodeprimidas.
Entre las complicaciones más comunes se encuentran la neumonía, la encefalitis y la deshidratación severa.
Prevención del sarampión
La prevención del sarampión se basa en la vacunación y en medidas generales de salud pública. Algunas estrategias clave incluyen:
- Vacunación: La vacuna triple vírica (sarampión, paperas y rubéola, conocida como SPR) es la forma más efectiva de prevenir la enfermedad. Se administra en dos dosis, generalmente la primera a los 12 meses de edad y la segunda entre los 4 y 6 años.
- Cobertura de inmunización: Para lograr la inmunidad colectiva y evitar brotes, al menos el 95% de la población debe estar vacunada.
- Aislamiento de los casos sospechosos: Las personas infectadas deben evitar el contacto con otras personas hasta que dejen de ser contagiosas.
- Higiene respiratoria: Lavarse las manos con frecuencia, cubrirse la boca al toser o estornudar y evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca sin lavar las manos.
- Refuerzo en adultos: Los adultos no vacunados o sin evidencia de inmunidad deben considerar recibir la vacuna, especialmente si planean viajar a áreas con brotes activos.
En resumen, el sarampión es una enfermedad grave, pero prevenible mediante la vacunación.
A pesar de los avances en la salud pública, los brotes continúan ocurriendo en poblaciones con baja cobertura de vacunación. La concienciación sobre la importancia de la inmunización, junto con medidas de higiene y aislamiento adecuadas, son fundamentales para evitar la propagación del virus y proteger a la población más vulnerable.