La viruela del mono (Mpox) nos está metiendo el miedo en el cuerpo. ¿No estamos ante un nuevo covid, verdad?
Es normal que cuando la OMS decreta una alerta, se resuciten los fantasmas de la pandemia. Pero no es eso, para nada. Efectivamente, hay un riesgo, existe peligro, y por eso la OMS actúa. Pero la viruela del mono es una enfermedad muy diferente al covid y una transmisión muy distinta a la que vimos. No parece que se pueda repetir la misma historia.
En este caso, la transmisión no es por vía aérea sino por contacto. Parece un gran alivio.
Este aspecto es muy importante. El problema del coronavirus es que era muy contagioso, seguramente el virus más contagioso que conocemos. Este no es ni mucho menos un virus respiratorio, por lo cual la transmisión es muy diferente y más lenta. Aquí, la preocupación deriva de que esta variante nueva, diferente del brote del año pasado, parece más contagiosa y agresiva. Pero sigue estando a mucha distancia del covid. Efectivamente, se contagia por contacto, aunque hay casos en los que podría ser por vía aérea también, pero son mínimos.
Tenemos ya la enseñanza aprendida de que no se va a quedar en África y va a terminar llegando más pronto que tarde.
Cuando hay un brote de una enfermedad nueva o de un virus especialmente agresivo, tenemos que estar vigilantes. Hay que seguir los casos y atajarlos para que no se dispersen. Ya no vale eso de que hay un brote solo en África porque puede estar aquí enseguida. En un mundo globalizado, las infecciones van a toda pastilla, pero en el tablero no hay ninguna pandemia a la vista, ni ningún virus que nos haga predecirla.
¿Está de acuerdo en que no hace falta reforzar los controles en los aeropuertos o en las fronteras?
Creo que en Europa no hay que adoptar ninguna medida excepcional. Las autoridades deberán estar vigilantes. Si hay un caso seguirlo, ver los contactos... lo típico que hacíamos también con el covid para tenerlos controlados y localizados. Pero yo creo que, por el momento, la población general no debe hacer nada especial, salvo comunicarlo si tiene síntomas.
No es necesaria, por tanto, la vacunación a nivel general.
No es una prioridad en este momento. Ya veremos cómo evoluciona, pero la cosa no va por ahí. Hay una parte de la población que ya tenemos la vacuna de la viruela, y en teoría esas dosis que nos dieron de pequeños nos protegen en buena medida. Y si aumenta el brote, pues habrá que vacunar, sobre todo, al personal de riesgo. Trabajadores sanitarios, hombres homosexuales porque se están viendo más casos... Pero no se prevén campañas de vacunación masiva.
Lo básico sería diagnosticar bien y acotar la nueva variante.
Sí, porque lo que ha hecho saltar las alarmas es que es una variante nueva con un porcentaje de mortalidad más elevado, alrededor del 3 y pico por ciento. Por tanto, esto nos hace estar alerta porque no es el mismo brote que el año pasado. En 2023 lo controlamos relativamente fácil pero este virus es diferente, y hay que estar pendiente para evitar que se desmadre.
Pero es que también estamos atemorizados por los casos del virus de Nilo. Ha habido ya tres muertos en Andalucía.
Siempre ha habido casos de virus del Nilo en humanos. Pero es un virus que se acabará controlando. No es un muy contagioso. Lo que pasa que ahora estamos más cautelosos ante estas enfermedades. Y cualquier aviso siembra el caos. El virus del Nilo no tiene un tratamiento claro, por eso da problemas.
¿Hay algún tipo de antídoto que se puede inocular para el virus del Nilo?
No. Pero sigue siendo un virus de una transmisión bastante baja y de una mortalidad muy baja también. Claro que habrá siempre algún problema de alguna persona que se ha muerto por el virus del Nilo, pero nunca ha habido un brote, digamos, ni mucho menos como los del covid o los que estamos viendo ahora de la viruela del mono. Son casos más aislados.
¿La vacuna contra el Mpox es eficaz?
Bastante, porque es la misma que se usó contra la viruela normal y parece que era una protección bastante buena. No son, quizás, tan buenas como las del covid, que son muy potentes, pero dan suficiente protección. Si el brote fuera a más, con las vacunas se podría acotar bastante.
O sea que esta vigilancia epidemiológica nos permite respirar tranquilos.
Sí, lo importante es que haya esta vigilancia y esta reacción. Es evidente que esta enfermedad en África puede ir progresando. Por tanto, es importante que estemos al tanto y que haya coordinación a nivel mundial. Eso demuestra que la lección que aprendimos en la pandemia de ir coordinados es positiva. Desde el punto de vista de la población, yo estaría muy tranquilo porque no hay riesgo inmediato, aunque la enfermedad sea seria.
Igual deberíamos mirar menos nuestro ombligo europeo y dar más apoyo a África.
Totalmente. Si esta enfermedad se complica en África, puede ser mucho más difícil de controlar. Ya hemos aprendido del coronavirus que las infecciones, en un mundo globalizado, son un problema de todos. Si África estornuda, Europa tiene que abrigarse. Esto es clarísimo y, sobre todo, tiene que ayudar a que estos países tengan vacunas y tratamientos ya que, por su infraestructura, no pueden realizar una vigilancia exhaustiva. Es una cuestión humanitaria, primero, sin duda, pero también una cuestión egoísta porque, si no lo controlan ellos, va a ser muy difícil que no nos llegue a nosotros.