Quedar suspendidos de un puente colgante puede ser un aliciente a la hora de remontar el río Olhadubi, pero finalmente serán los paisajes quienes nos cautiven. Tallados por los glaciares, que después los ríos se han encargado de perfilar con profundidades de vértigo, se llevan todas las miradas. Contagia a caminar con buen ritmo el ambiente montañero que reina en el albergue Logibar, en las inmediaciones de Larraine [Larrau], junto al que se inicia la senda. Se trata de un punto de parada o descanso, pues la ruta a seguir coincide con un tramo de la travesía pirenaica que es el sendero de gran recorrido GR 10.

Nada más dejar el aparcamiento del albergue de Logibar, atravesamos el puente de la Mouline sobre el río Larraine y, a espaldas del albergue, doscientos metros más adelante, junto a otra área de aparcamiento, se inicia la senda. 

A orillas del Olhadubi, con la frondosidad del hayedo alrededor y las aguas saltando entre pozas junto a la senda, poco puede imaginarse como ésta remontará rápidamente ganando altura sobre el desfiladero que se pronuncia con cada paso. Si en su primer tramo resulta amplia y sin mucho desnivel, enseguida comienza a encresparse por pavimento empedrado y los pequeños regatos que surgen en el camino hacen que en ocasiones el tránsito se haga resbaladizo.

A medida que ascendemos, un asidero de cable en la roca, excelente prevención ante accidentales patinazos, nos ayuda a superar los grandes bloques de piedra y rústicos pero efectivos escalones. El hayedo desaparece y los pastizales alrededor abren las vistas hacia el paisaje. El barranco se abre profundo y el río es sólo un rumor, allá en lo más hondo.

Rocas de perfiles milenarios se despliegan ante la vista ya que fue la erosión de un torrente subglaciar su artífice y el que logró atravesar la roca caliza para que posteriormente el curso fluvial siguiera tenazmente labrando las profundidades de las gargantas. 

Acompañada de grandes hayas y robles solitarios entre los pastizales, la senda se estrecha y enfila de nuevo un tramo abierto de vegetación con vistas, hacia la derecha, al barranco de Olhado, con cuatro kilómetros de longitud y unos doscientos metros de profundidad angosto y cubierto de vegetación.

Grandes hayas, fresnos y robles conviven en el entorno. JUAN CARLOS MUÑOZ

En breve es el hayedo el que da sombra de nuevo al caminante antes de desaparecer, tras una remontada que nos sitúa a 588 metros de altitud, y ofrecer la visión panorámica del puente colgante de Holtzarte. Suspendido a ciento cincuenta metros sobre el mismo y con una longitud de sesenta y siete metros promete un pasaje de aventura, no sólo por cómo se balancea al caminar sobre sus láminas de madera sino por la espectacular perspectiva del barranco que ofrece desde el aire.

El puente permite apreciar la magnitud que la erosión ha alcanzado en las gargantas de Holtzarte actuando durante miles de años; también la ingeniería empleada para construir la pasarela originaria en 1884 para la saca de madera de estos montes. Dicho puente fue sustituido por el actual en 1920 para continuar con la explotación forestal. En 2010 debió ser reconstruido tras quedar dañado por el paso de un ciclón.

En este punto hay que decidir el resto de la ruta en función del tiempo y las fuerzas disponibles. Podemos desandar el camino, para lo que tardaremos aproximadamente el mismo tiempo pues hay que regresar en descenso con mucha atención para evitar resbalones durante gran parte del recorrido.

Si decidimos seguir adelante, el desnivel ya no será compañero de camino, pero haremos un bucle de unas cuatro horas hasta regresar al albergue Logibar. Como recompensa transitaremos por el esplendor del bosque de Holtzarte salpicado de regatos y cascadas, y con excelentes vistas a la garganta. Y nos situará frente a lo más profundo de la misma, pues se ahonda hasta 250 metros.

No hay duda en su trazado salvo una primera desviación hacia la izquierda, apenas a 1,3 kilómetros del puente. Después de pasar el puente de Olhadibi seguimos el barranco por la orilla opuesta hasta alejarnos entre prados para alcanzar la cabaña de estío o cayolarde Ardakotxea -construcción pastoril-, punto de mayor altitud de la ruta.

Ahora entre zonas de pastos de altura, la senda continúa atravesando magníficos retazos de bosque surcados por arroyos. El último tramo, ya abandonado el trayecto común con el sendero GR 10, sigue el sendero de corto recorrido señalizado en amarillo hacia el albergue Logibar. Se trata de un continuado descenso donde las piernas han de enfrentarse a lo embarrada que habitualmente está la senda a través del bosque; por lo que unos bastones supondrán una magnífica ayuda.

Ficha práctica

  • Tipo de recorrido. Ida y vuelta, con dificultad media. Si optamos por hacer la ruta circular, la dificultad es alta.
  • Punto de partida. Aparcamiento del albergue Logibar en carretera D-26 a tres kilómetros de Larraine [Larrau], Zuberoa.
  • Distancia. 4,6 km. La distancia de la ruta circular es de once kilómetros.
  • Tiempo. 2 h (5 h 15 min la ruta circular).

No te puedes perder. Si deseamos seguir disfrutando de los cañones de Holtzarte, tras pasar el puente suspendido, a unos 20 minutos, tomamos la desviación a la derecha que conduce alrededor de la garganta de Olhado entre bosques y pastos de montaña hasta llegar a Larraine, desde donde en apenas 35 minutos a pie llegamos al aparcamiento del albergue Logibar.

RUTAS POR EUSKAL HERRIA

IPARRALDE Gargantas de Holtzarte

Del libro Rutas a foces, gargantas y desfiladeros de Juan Carlos Muñoz y Mar Ramírez

Editorial: Sua Edizioak