La primera jornada de la Bandera de La Concha ha vuelto a poner sobre la mesa el debate que el mundo del remo vive en especial en el último lustro: parte de la opinión pública arraunlari lamenta que las medidas que se aplican “distancian” a los protagonistas de sus aficiones; por otro lado, hay deportistas que empiezan a mostrar su incomodidad por el desfase que decenas de aficionados protagonizan en el entorno del puerto, con botellas de cristal y bengalas de gran tamaño.

Los cambios tras la pandemia

La pandemia supuso un antes y un después en este estrecho enclave. No tanto por medidas novedosas, sino porque el crecimiento que la Bandera de La Concha ha vivido en las últimas dos décadas ha llevado a extremar medidas de Protección Civil. Sobre todo, a partir de 2016, cuando la Bandera femenina que nació en 2008 se ha equiparado a la masculina con 8 tripulaciones.

En un espacio complicado como son los muelles, donde se agolpan equipos, traineras, remolques y otros vehículos, además de miles de personas de público, se ha pasado de acoger a ocho embarcaciones a 16, con todo lo que supone a la hora logística.

Baste imaginar la indeseable situación contraria: ¿qué ocurriría en caso de que hubiera algún percance de protección civil?

Suelo con cristales y grandes bengalas

Este año hay que sumar con especial énfasis, según expresaban distintos protagonistas en la zona del puerto, la situación en la que se encontraba la rampa, copada en gran medida por la afición de Orio, deseosa de sumar la 33ª Bandera de La Concha.

Algunos aficionados no han terminado de entender la particularidad de cuidar este singular espacio, inexistente en otros deportes como el fútbol, donde los remeros desembarcan bien descalzos, bien con finas chancletas, y se mezclan con las aficiones mientras portan las delicadas traineras, a veces golpeadas por algunos seguidores. Cada vez más embarcaciones se piensan desembarcar por donde se encuentra la grúa.

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[Fotos] Donostia rema con pasión en la primera jornada de la Bandera de la Concha Javi Colmenero

“¿Qué inquisición es esta?”

Tampoco se mostraba conforme el entrenador de San Juan Koxtape, Joseba Fernández, con la gestión del agua y el espacio portuario. “Ahora mismo nuestra gente quiere juntarse con la gente del pueblo en la rampa del pueblo. Hay gente con bengalas, con txarangas… ¡y nosotros no podemos juntarnos porque nos ponen multa de 1.000 euros! ¿Qué inquisición es esta? ¿Cuál es el objetivo?”.

“¿Por qué en la bandera de la Liga que organiza la ACT no hay ningún problema para que todos los remolques y traineras estén en el entorno del puerto y embarquen por la rampa, y en La Concha sí? ¿Por qué este cambio? ¿Por qué no podemos seguir viviendo esas vivencias tan bonitas y propias del remo?”, se preguntaba Fernández “en un momento difícil del remo, por falta de remeros, no poder vivir y enseñar este tipo de cosas, ¿cómo es posible?”.

“No lo puedo entender, ya no es enfado, es resignación”, ha resumido Fernández en Euskadi Irratia, donde se ha quejado de que acudir a la Bandera de La Concha es sinónimo de ”cambiar nuestro chip, nuestra forma de trabajar y nuestras costumbres, porque entramos en una suerte de dictadura. No lo entiendo”.