La Donostiarra lo intentó, lo buscó en la complicada ría de Portugalete, pero tendrá que esperar, al menos, un año para lograr el sueño del ascenso a la ACT. Ondarroa y Ares se volvieron a mostrar ayer como los más fuertes del play-off en la contrarreloj decisiva, aunque en esta ocasión, la Torrekua les siguió más de cerca. Los guipuzcoanos necesitaban ganar o introducir a una trainera entre ellos y Ares. Una opción que pronto se esfumó. Ya que la Antiguako Ama ondarruarra acertó en el segundo largo, a favor de corriente, para escapar de Ares y Donostiarra. Portugalete, desde el inicio, confirmó que su descenso no es fruto de la casualidad. No dio la talla en Bermeo y, en este nivel, los milagros no existen. Ayer, en su casa, tampoco se sintió en ningún momento cómodo, y deja la máxima categoría tras cinco años en ella. Un proyecto ambicioso, con mucho dinero de por medio, que ahora, sin el colchón de bogar en la ACT, se desconoce dónde puede terminar la Jarrillera. De momento, su lugar el próximo verano estará en la ARC-1.
De él quiso despedirse la Donostiarra, y con ese objetivo salió a romper la regata de inicio. Sabedor a los dos minutos de regata de que Portugalete no le iba a resultar de ayuda, fue con decisión a por el primer puesto. De Ares se decía en la previa que no andaba en ría, pues los coruñeses acostumbran a lidiar con la mar brava de su costa. Pero, subidos en la ola de Bermeo, la Santa Olaya le aguantó el pulso en el primer largo. Cuando en el segundo, el GPS seguía dándole a la Torrekua un tiempo solo un segundo mejor que el de los gallegos, los trece segundos del sábado se convirtieron en una losa para los pupilos de José Ramón Mendizabal. Su única opción pasaba entonces por dejar atrás a Ondarroa, un bote al que en la previa tenían esperanzas de poder atrapar en este play-off con una facilidad mayor que en la liga, donde se mostraron intratables los vizcainos.
Pero la Antiguako Ama no dejó lugar a las sorpresas. Alcanzó la mitad de la regata con cuatro segundos de ventaja en proa de regata y, para cuando maniobró en la tercera ciaboga, la renta ya había ascendido a siete. Así las cosas, el último largo solo le sirvió a la Donostiarra para buscar un segundo puesto que premiara su esfuerzo. Pero Ares, la indudable tapada de la eliminatoria, y su confianza aumentaron su velocidad en los últimos metros de la regata para terminar por delante de los guipuzcoanos, por tan solo 86 centésimas. Última entró en meta Ondarroa. Contaba con el privilegio, tras haber ganado la primera jornada, de conocer las referencias del resto de tripulaciones, pero ni siquiera las necesitó. Brazos en alto, soltando el remo, su patrón, Iñigo Larrañaga, escenificaba en los últimos metros de regatas la inmensa alegría de un equipo que iba a hacer historia.
estreno en la elite Tanto para Ondarroa como para Ares se trata del primer ascenso a la Liga San Miguel. Para la Antiguako Ama, ganadora de dos Conchas, su última época dorada la vivió en la mitad de la década de los 90, en la que consiguió meter a su embarcación en la tanda de honor de la madre de todas las regatas. Ares, por contra, es un equipo que nunca había aspirado a cotas tan altas. Hace unos años navegaba en la segunda división del remo gallego, y con una cuadrilla cohesionada, que rema junta desde hace un lustro, ha obrado el milagro. Su técnico, Agustín Fernández, que desempeña también las labores de patrón, como antaño ocurría en muchas traineras, no cabía en gozo ayer. “Es algo muy grande, no tengo palabras”, decía embriagado de emoción.
Ambas traineras cuentan con una tripulación de casa. En Ondarroa, once remeros son del club, entre ellos Xabier Azkarate, el hermano del campeón de liga con Urdaibai, Mikel. El play-off ha tenido un efecto colateral, puesto que, con el ascenso de Ares, Santurtzi desciende a la ARC-2 para dejar sitio a Portugalete. Una lástima para la Sotera, que está en negociaciones con el bermeotarra Iker Zabala para que sea su nuevo míster.
A pesar de no lograr el objetivo marcado, la Donostiarra celebró la gran temporada realizada con una comida en la capital guipuzcoana y un paseo por la Parte Vieja. “El próximo año será”, esperan en el club blanco.