Sevilla es verdiblanca
Liga san miguel HONDARRIBIA CONFIRMA SU CARTEL DE FAVORITO CON UNA EXHIBICIÓN ENEL GUADALQUIVIR en el estreno de la competición, por delante de urdaibai y de astillero
DONOSTIA - La ciudad de Murillo, de Machado y de Don Juan Tenorio fue ayer verdiblanca. El arte, la literatura y el deporte de Sevilla se fusionaron en el Guadalquivir. El estreno de la Liga San Miguel fue la excusa, un espectáculo que no desmerece con arranques como el vivido ayer. Emoción de inicio a fin y un campeón que no por corriente deja de maravillar al aficionado imparcial. Porque lo extraordinario no reside en el qué sino en el cómo. Bastó el primer duelo entre las doce mejores embarcaciones del Cantábrico para comprobar por qué Hondarribia lleva el oro, no en la torre, sino en su popa. Sólo ella es capaz de convertir una ciudad empachada de títulos rojiblancos del Sevilla en verdiblanca por un día. Porque ayer, en la foto final, el verde de su trainera se ligaba al entorno con el blanco de la IV Bandera Basque Country. Unai Emery, que tuvo un detalle con sus paisanos en la previa de la regata (les obsequió con gorras para todos y una camiseta), seguro que se lo perdona, más ahora que parece que el técnico sevillista también subirá para el norte con el objetivo de ondear banderas de mayor prestigio.
Al inicio de verano en la elite arraunlari no le faltó de nada. A pesar de que una contrarreloj siempre mengua la vistosidad, a pesar de que la realización se fuera a negro a falta de minuto y medio para el final de la regata, aumentando la tensión del telespectador, que tuvo que recurrir a las redes sociales para confirmar quién había resultado ganador, a pesar de todo ello, la dureza y la igualdad en la regata brillaron. El sol también. Los remeros reconocerían después que el calor fue uno de los factores que más complicó su trabajo. A los que poco les importó fue a los integrantes de la San José XV de Astillero. Fue la sorpresa de la jornada, con un tercer puesto labrado durante todo el invierno y que pudo ser mayor si no se le hubiera roto el espaldín a su proel, Carlos Iriondo, en la segunda ciaboga. Unos segundos de oro perdidos que quién sabe si hubieran sumado los casi siete por los que le superó Hondarribia. Quién sabe si, sin el percance, los cántabros habrían alcanzado el segundo puesto de Urdaibai, que quedó a mitad de camino de la bandera y de Astillero, demostrando que, a pesar de no haberse prodigado por las regatas de pretemporada, su nivel siempre es alto. Siempre aspirante a todo.
Otro bote que dejó grandes sensaciones y parece estar de vuelta a la pelea por las banderas es Kaiku. La Bizkaitarra, con la vuelta de varios integrantes de aquel equipo que hizo disfrutar tanto a Sestao, fue cuarta y se mantuvo en la pelea hasta el final. No así Orio, que sufrió en el retorno de Joxean Olaskoaga Aizperro. El noveno puesto de una San Nikolas con varios debutantes -los canteranos Unai y Aritz Lizarralde, y el ex de San Pedro Ioritz Etxeberria- es el fiel reflejo de la igualdad de la liga. El ejemplo, cruel para los aguiluchos, de que cinco segundos significan cuatro puestos y muchos puntos en esta competición. Ahora habrá un parón, un fin de semana de descanso para todos en el que Orio podrá aprovechar para cargar pilas, ajustar detalles y olvidar una regata en la que pronto desapareció de la pelea por la bandera.
En San Juan pasan los años, entran unos, salen otros, y el bote sigue sacando jugo. Regular, en el buen sentido. Comenzaron a dar paladas en el Guadalquivir con el objetivo de estar este verano en la tanda de honor, como reconocería en la previa su técnico Joseba Fernandez, y a cuatro segundos se quedaron de entrar. Un quinto puesto, con victoria en la segunda tanda de la contrarreloj, que deja un buen sabor de boca y el ambicioso propósito intacto para los sanjuandarras. Porque ganar la segunda serie, además, bien merecería un bonus. Siempre pareja, siempre cambiante. En una contrarreloj atípica en la que los botes partieron de dos en dos, fue San Pedro quien cogió primero la proa de la tanda.
En silencio, sin dejarse ver en los test de pretemporada, la Libia salió veloz. Allí estaba, con un bote reformado, y desgraciadamente sin patrocinador en la proa, sacando un segundo a San Juan y Cabo; dos a Tirán. Y así continuaron hasta la segunda maniobra de ciaboga, donde perdieron el liderato, el control, pero pudieron perder mucho más. Menos mal que Josu Beristain pudo rectificar a tiempo su error al introducir el espaldín antes de tiempo y el bote no se coló al golpear la boya, algo que estuvo muy cerca de ocurrir. San Pedro prosiguió su rumbo, pero ya no pudo seguir la estela de sus vecinos de bahía y de las gallegas para terminar la regata undécimo. Siempre competitivas, Tirán y Cabo estrenaron el verano en el séptimo y octavo puesto, respectivamente. Hasta el último largo, sanjuandarras y boirenses mantuvieron una batalla de tú a tú, viéndose con el rabillo del ojo, y escuchando por el pinganillo que Tirán se acercaba en cada palada.
Finalmente, los de Moaña, con un último largo pletórico en el que marcaron el segundo mejor registro, superaron a Cabo para apuntarse el primer tanto en esa particular y bonita pelea que nunca cesa entre los dos rápidos botes gallegos.
Hondarribia, a su gusto Pero para bólido, Hondarribia. La Ama Guadalupekoa puso ayer el arte, pero también la literatura. Mandó la tanda de los mejores desde el primer minuto, exhibió el arte de su palada para dominar la tanda a su favor al ecuador de la regata, con una ventaja de cuatro segundos con respecto a Urdaibai y Kaiku, y la buena lectura de su míster, Mikel Orbañanos, le propició calcular el momento preciso para lanzar el ataque en el tercer largo y ondear una bandera que hasta entonces iba camino de Astillero. El bote salió del puente de La Cartuja, tras su segunda maniobra, con cuatro segundos de desventaja con respecto a la trainera azul y para cuando volteó hacia meta la diferencia la había puesto a su favor. Sólo un susto final por un golpe de calor de Beñat Egiazu, dos de babor ayer, en los dos últimos minutos de regata inquietaron una pizca a Hondarribia. “De repente, me sentí incapaz de levantarme al tumbarme, las piernas me temblaban... Lo único que intentaba era no molestar a los compañeros”, reconoció a este periódico Egiazu. Una angustia para el joven hondarribiarra que no alteró el resultado de un bote que contó con un debutante con pedigrí en la proa, Urko Redondo, y una reconocible tripulación restante: Ioseba Amunarriz, como patrón; Julen Castrillón, Beñat Egiazu, Manex Alday, Xabier Etxebeste, Iñaki Gonzalez y Alexander Udabe, por babor; Iñigo Sagarzazu, Iñigo Vértiz, Iker Marizkurrena, Garikoitz Uranga, Iñigo Jauregi y Agoitz Irazoki, por estribor.
Zumaia, con margen de mejora Diferentes sensaciones se trae de Sevilla Zumaia. En su vuelta a la elite, la Telmo Deun no pudo aguantar el trepidante ritmo que se marcó en la primera manga, con Astillero y Zierbena disparadas hacia un gran crono, y finalizó en último lugar la regata. Hasta el tercer largo, tuvo a Portugalete por detrás, pero algún error en la ciaboga y la dureza de la prueba acabó por relegar a Zumaia al último puesto. ¿Lo positivo? El margen de mejora que tiene y el ánimo de una tripulación con todo por ganar. La próxima cita, el 2 de julio en Astillero. El arte del remo se va a otra parte, al Norte, de donde nace.