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[A por ellos] "Que nada nos pare", por Mikel Recalde

No estamos acostumbrados a ver a la Real inmersa en historias rocambolescas que siempre las hemos vivido como algo lejanas

[A por ellos] "Que nada nos pare", por Mikel RecaldeAnderUria.PH

El fútbol no es una ciencia exacta. Dos más dos no siempre suman cuatro, lo cual dota de ese carácter imprevisible al juego que al final acaba siendo uno de los ingredientes que más nos seduce. Independientemente del sentimiento que cada uno profesa por su religión, por supuesto.

Las pretemporadas y los resultados que consiguen los equipos en las mismas nunca son elementos del todo convincentes y fiables. Ha habido veranos en los que la Real ha ganado casi todos los encuentros (dicho sea de paso, bastantes pocas veces) y luego otras en las que no ganó uno solo y se quedó a 90 minutos de lograr su tercer título. Con un duelo extraordinario incluido, como aquel ensayo general contra el Atalanta en Italia que finalizó 2-2 con un gol antológico de Nihat que, como sucedía antaño y como yo defiendo que debería ser siempre, no se televisó (por no encontrar, no he logrado ni recuperar los tantos), y todos nos tuvimos que fiar del criterio, muy fidedigno en este caso por cierto, del único enviado especial que viajó desde nuestra tierra. Qué bien nos iría a todos si fuera siempre así, por mucho que los más ansiosos no aguanten sin esperar al comienzo del campeonato liguero… Y así todos leerían más periódicos, hombre.

Para los que no lo recuerdan, les estoy hablando de la temporada 2002-03, la del subcampeonato, y una semana después la Real arrolló al Atlhletic en el estreno liguero por 4-2, con aquel doblete de Nihat. Bueno, y el también inolvidable de Gurpegui…

Comenzar bien la liga

Pero vamos a ser sinceros, comenzar bien los campeonatos nunca ha sido una seña de identidad txuri-urdin. Si fichamos a un galés para que entrenase a su equipo y dejó una frase para la posteridad cuando afirmó aquello de que “en Donostia no importa el fútbol hasta después de las regatas”. Aunque bueno, muchas veces se olvida que el técnico no pudo vivir un estreno más frustrante y traumático, ya que en su encuentro de estreno con su nuevo club se le lesionó Arconada antes del descanso. Y lo hizo además de gravedad, al romperse el ligamento cruzado de su rodilla. Los que estuvimos allí jamás olvidaremos el silencio atronador que se hizo cuando el mito cayó y quedó tendido en el suelo.

Quizá sea un osado, porque insisto, aquí no funcionan la fórmulas científicas, sí que creo que es más fácil arrancar fuerte, centrado y enchufado cuando has hecho casi todos tus fichajes al inicio del verano, como el Espanyol, que cuando a falta de una semana tienes una manta que o no te cubre la cabeza o no te cubre los pies, como la Real, que sigue teniendo aún demasiadas cosas patas arriba.

Olabe

Roberto Olabe también dejó para la inmortalidad otra sentencia, que el mercado es un ser vivo. Y no le faltaba razón. Lo malo es que a la Real esta ventana se le ha hecho bola una operación salida que apuntaba a ruina total, pero que, casi sin quererlo ni beberlo, se ha abierto una puerta a la esperanza con el atractivo canje Sadiq-Yangel Herrera que puede cambiarlo todo.

La realidad es que no estamos acostumbrados a ver a la Real inmersa en historias rocambolescas que siempre las hemos vivido como algo ajeno a nuestro club. Momentos esperpénticos, como cuando Fernando Hierro, una de las mayores leyendas del fútbol español, pasó en pocas horas de llegar al Vicente Calderón para saludar y dar ánimos a sus compañeros del Valladolid que jugaban allí, a enterarse así, como quien no quiere la cosa, que le habían traspasado al Atlético la siguiente temporada. Incluso posó con la camiseta rojiblanca en el mismo estadio, aunque no se le vio demasiado cómodo por la situación en la que se había encontrado sin quererlo ni beberlo con ese castellano tan peculiar que gastaba cuando aún no lo había perfeccionado tras recalar en el Bernabéu: “He estado en contacto esta mañana con el presidente y no me había comentado nada respecto a un posible traspaso, y cuando he venido aquí a desearle suerte a los compañeros de cara al partido me he encontrado con el presidente y me ha dicho que a partir de la próxima temporada soy jugador del Atlético de Madrid. En esos momentos sí que me he sentido mercancía pero ya te digo que habrá que hablar de este tema y que me den los pormenores de las negociaciones”. Pocos días después, el Real Madrid se interesó por su contratación, que consiguió finalmente cerrar tras pagar una indemnización al Atlético con la que Gil regaló 70.000 relojes a sus socios. La verdad es que cómo se lo pasaban. Te podía caer mejor o peor (yo le odiaba bastante), pero en algunas cuestiones el expresidente del Atlético era delirante.

Llegados a este punto, yo no sé si Jokin Aperribay debería plantearse regalarnos un reloj a todos los abonados si consigue de una vez por todas despachar a un Sadiq Umar que ya va a pasar de forma inevitable y con mucha responsabilidad propia a la leyenda negra de la Real en el mercado. Eso sí, como entre en su operación Yangel Herrera, nos olvidamos y perdonamos de manera inmediata cualquier pecado cometido. Incluso hasta que nos marque un gol cuando se enfrente la Real contra el Girona… Bueno, igual tanto no.

Pero, bueno, somos los que somos y estamos los que estamos. Eso lo tenemos muy claro. Ni Yangel Herrera ni Sadiq van a jugar hoy ni les podemos utilizar para intentar derrotar a un Espanyol que bebe los vientos (DEP, querido Manolete) por recuperar a Urko y que no se descarta que su insistencia pueda encontrar un final feliz.

Recuperar la lesión

Les hablaba hace una semana de que la prioridad para este inicio era recuperar la ilusión por volver a ver a la Real. Como explicó Zubeldia, uno de los principales males que condenó al equipo sin cumplir sus objetivos fue que no logró encender Anoeta, que no transmitió a la grada, “por su culpa”, para salvaguardar una comunión equipo-grada que durante un lustro había parecido inquebrantable.

Y estos son los pilares sobre los que debe levantarse la reconstrucción. Desde lo mucho que nos queremos y de lo felices que fuimos durante un lustro triunfal. Esas cenizas no pueden multiplicar la tensión, los nervios y las dudas. Más bien al contrario. Sabemos que es un proyecto nuevo, que parte de cero, con un entrenador de la casa y muchos jóvenes de talento, y con fichajes de calidad, aunque bastantes de ellos, demasiados, todavía no hayan podido mostrar su mejor versión.

Escuchando y modificando la letra de la canción “Que nada nos pare” de ELYELLA lo entendí a la perfección mi mensaje: “Que nada os pare, que salga de vosotros lo mejor y todos lo bailen en la grada. Son tiempos de luz y de amor. Y lo vinisteis a demostrar. Que cuando levantéis la voz y volváis a jugar, que todos os aclamen. Y que recordéis las cosas que son lo más importante (vuestra gente)”. Y queremos que tengáis muy claro que sabemos que no siempre se puede dar lo mejor, pero con que no dejéis de intentarlo una y otra vez para hacernos muy felices en el campo, como decía Javier Marías, “en la recuperación semanal de la infancia”, nos vale. Estamos con vosotros. Confiamos, creemos y queremos. ¡A por ellos!