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[Tribuna txuri-urdin] "Mucho mejor así", por Marco Rodrigo

La Real ha gestionado el bajón ‘post Champions’ con la calma que le faltó otras veces, y debe rentarle a futuro

[Tribuna txuri-urdin] "Mucho mejor así", por Marco RodrigoReal Sociedad

En junio de 2003, la Real Sociedad llegó a acariciar la tercera Liga de su historia, clasificándose además para jugar la Champions League. Sin embargo, apenas cuatro meses después, en octubre, el ambiente se había enrarecido ya en el seno de un plantel incapaz de compaginar regularidad liguera y glamour europeo. Todo se torció durante una fatídica semana en la que el equipo perdió un sábado en Albacete y el miércoles siguiente en Turín, iniciándose un declive que hizo peligrar hasta la permanencia en Primera División. El proyecto, tocado por los dispendios económicos previos y por la necesidad de vender, siguió luego deteriorándose en lo deportivo y en lo social, traduciéndose esto en un cambio de directiva que no sólo no solucionó las cosas sino que incluso las empeoró. Cuando únicamente habían transcurrido cuatro años desde el subcampeonato, la escuadra blanquiazul bajó merecidamente a Segunda.

Perdiendo el norte

En 2013, la puerta de acceso a la Liga de Campeones resultó más amable que una década antes, pues sólo implicó alegría y ni un ápice de decepción. Fue una lástima, en cualquier caso, que el curso posterior, con Jagoba Arrasate a los mandos, no se valorara en su justa medida. La Real sufrió durante toda la primavera para nadar hasta la orilla, acabó séptima, y se vio así obligada a disputar dos previas continentales que tampoco debían significar ningún drama. Sin embargo, el propio club entendió la salida de Griezmann y el mal epílogo liguero como un empujón hacia un drástico viraje futbolístico que nunca funcionó, dándose así lo de Krasnodar, la mala racha otoñal y el cese del mismo Jagoba, una destitución comprensible en cuanto a resultados pero letal por la pésima gestión de su relevo. Vino David Moyes para poner la entidad patas arriba, más en lo negativo que en lo positivo, y aquí anduvo haciendo y deshaciendo hasta que en las oficinas de Anoeta volvió a imperar la cordura. 

Lo heredado

Juanma Lillo y Martín Lasarte, cada cual a su manera, resucitaron al muerto txuri-urdin partiendo de cero. El enfermo cuyo cuidado asumió años después Eusebio Sacristán tampoco estaba para echar cohetes precisamente. Y ahora Sergio Francisco puede agradecer heredar una gestión post Champions mucho más prudente y razonable que las acometidas con anterioridad. La temporada 2004-05, con Amorrortu de entrenador, vio a la Real acabar 14ª la Liga, sin competir en Europa y siendo eliminada de la Copa del Rey en segunda ronda por el Mirandés de Segunda B. La campaña 2014-15, iniciada con Jagoba y terminada con Moyes, implicó una 12ª plaza final, con adiós continental prematuro en Rusia y nueva eliminación copera en segunda ronda (ante el Villarreal). Vistos los precedentes, ya no parece tan malo el recién concluido curso 2024-25, con undécimo puesto en Liga, frustradas semifinales de Copa contra el Real Madrid y doce encuentros de Europa League hasta lo acontecido en Old Trafford.

Fidelidad

Lo mejor de todo no es que el peaje a abonar haya resultado ahora menos elevado que antaño. Lo mejor reside, más bien, en que la Real, el club en toda su dimensión, lo ha pagado con tranquilidad y manteniendo su confianza en la forma de hacer las cosas que le ha traído hasta aquí. El de 2005 fue el verano de las elecciones que implicaron el aterrizaje en el Consejo de Denon Erreala: sin comentarios. La de 2015 fue la pretemporada de Moyes pidiendo fichajes a cascoporro mientras en Zubieta se horneaba la generación de los Oyarzabal, Zubeldia, Aihen o Guevara. Y el junio de 2025, mientras, es el de la apuesta por un entrenador y por un director de fútbol de la casa, alineados con todo lo hecho hasta ahora y capacitados para conseguir que el proyecto progrese dotándole de matices propios. Aperribay dictó sentencia hace un par de semanas. “Que Sergio Francisco sea guipuzcoano no le hace peor que, por ejemplo, cualquier técnico alemán”, dijo, citando una máxima que no aplicó hace diez años al mediar un vizcaino de Berriatua y un escocés. Parece que algo hemos aprendido. Debería rentar a futuro.