Un trámite que rozó la indigestión (2-1)
La Real cumplió con su obligación de ganar al colista Valladolid, pero no jugó bien, no convenció y acabó pidiendo la hora
La Real Sociedad ganó al Valladolid. Era lo que tenía que hacer y lo logró. A nadie se le escapa que el mejor camino para intentar dar la gran campanada de la temporada el martes en el Bernabéu era cumpliendo el trámite y sumando tres puntos obligatorios si pretende entrar en Europa. Pero la realidad es que lo hizo con sensaciones contradictorias y poco convincentes. Las cosas como son. No fue un buen encuentro de los realistas, que se libraron primero de ponerse en desventaja en el marcador y después de que les igualaran en un descuento inquietante en el que vieron cómo Latasa recortó distancias y la grada acabó pidiendo el final del partido con una sensación evidente de angustia, sobre todo tras el posible penalti de Javi López.
Insistimos, lo importante era vencer. Pero, para un equipo al que le cuesta tanto ver portería, no estaba de más que hubiese generado más ocasiones y hubiese marcado más goles. La mejor demostración es que el portero rival regresó a casa sin que la parroquia txuri-urdin supiera realmente si es bueno o no, porque no tuvo que hacer ninguna parada aparte, cómo no, de que recogiera dos veces la pelota de sus redes. Un tanto de 9 de Mikel Oyarzabal, en su primera oportunidad clara, y una falta con esa rosca maléfica que le mete Sergio, mediada una segunda parte más soporífera que la primera, acabaron sentenciando a un limitado y casi descendido colista, que no estuvo mal con el balón pero que no podrá sobrevivir jamás a esas concesiones defensivas.
El once
¿El mejor once? Muchas veces Imanol ha defendido que juega con el mejor equipo posible para ganar todos los partidos. Evidentemente, falta a la verdad, aunque admitamos pulpo como animal de compañía, por una simple cuestión de matices y de información personalizada que, como es lógico, no manejamos los demás. Una cosa es decir que respetas al colista cuando te visita, por muy mal que esté, y otra demostrarlo con hechos. Lo dejaron claro tanto Oyarzabal como el propio técnico; si no hacían bien las cosas, el Valladolid sigue siendo un rival de Primera y les iba a poner las cosas muy complicadas.
Incluso la primera vez que el capitán dijo que “había mucho entrenador por ahí” fue cuando le preguntaron por si pensaba que el oriotarra iba a hacer muchas rotaciones para dar descanso a su guardia pretoriana.
A Oyarzabal, Zubimendi y compañía no les gusta demasiado descansar y a Imanol le cuesta mucho prescindir de ellos si se encuentran en condiciones de competir. Imanol confirmó las sospechas al sacar un once muy reconocible a pesar de que el martes se juega todo un pase a una final en el Bernabéu. Traoré estrenó titularidad en la temporada una vez superada su lesión en tiempo récord; Zubimendi volvió a recibir el encargo de organizar el juego del equipo junto a Olasagasti y Pablo Marín; y arriba Take Kubo y Sergio fueron los escuderos y abastecedores de balones de Oyarzabal, que, como se presumía, no faltó a su cita como titular. Óskarsson, que había sufrido una gastroenteritis, y Mariezkurrena, que entraba en muchas quinielas como titular, esperaron su turno en el banquillo.
Dominio inicial
La Real dominó de forma abrumadora desde el pitido de salida, pero su fútbol combinativo demasiado lento y previsible en excesivas ocasiones y su falta de colmillo en los metros finales no suele ser una buena estrategia para desarbolar a un equipo tan encerrado atrás como se situó el Pucela. Las ocasiones no llegaban, con alguna alarmante ausencia de disparos en situaciones factibles y lo peor de todo era que el farolillo rojo dispuso de hasta tres ocasiones en los primeros veinte minutos en una mala salida de Remiro que no blocó el centro; en un doble disparo de Iván Sánchez que repelió el meta y otro de Moro que se marchó al lateral de la red y en otra finalización de Sánchez que le obligó a sacar una buena mano al de Cascante.
Sin que la Real probara al joven Rafús llegó el gol de Oyarzabal en una jugada por banda izquierda entre Javi López y Pablo Marín, cuyo preciso centro en carrera con su pierna mala lo voleó a la red el capitán. Poco después, Traoré, que completó una magnífica primera parte, plena de agresividad, profundidad y contundencia, es decir sus señas de identidad ya recuperadas, no encontró portería en una acción con dos detalles de lujo de Kubo y de Zubimendi en los que se fue apoyando en su poderosa carrera.
Una vez más, se echó de menos una ofensiva aplastante ya en ventaja de una Real sin velocidad para poner tierra de por medio de forma definitiva en el luminoso. Hubo que esperar hasta los últimos minutos del primer acto para destacar un gran pase de Aritz a Javi López, a cuyo centro no llegó por poco Sergio Gómez.
Aparición de Kubo
En la reanudación, Kubo encontró la inspiración trabajando, porque nadie lo intenta más que él, y en un cuarto de hora le hicieron una entrada casi de tarjeta roja, pidió un penalti que pareció excesivo y protagonizó una gran jugada que culminó con un disparo fuera. Poco después volvió a aparecer con una diagonal muy de Carlos Vela, pero esta vez la jugada se quedó en nada. Con el partido raro, pero la Real mandando, llegó el tanto de Sergio Gómez gracias a una falta con rosca muy cerrada que no llegó a tocar nadie en su camino a las mallas.
Olasagasti no pudo generar más peligro a centro de Sucic y en los últimos minutos, salvo una contra entre Mariezkurrena y Kubo que tampoco acabó en opción clara, el resto de ocasiones fueron de un Valladolid que cada vez que sacaba un córner silenciaba Anoeta por la candidez de sus pupilos. El recién incorporado Chuki, en una acción en la que se plantó completamente solo, disparó rozando el palo. Aritz tuvo que salvar el gol de casi todos sus encuentros hasta que en el descuento Latasa cabeceó con potencia para poner el 2-1. Cordero tenía ganas de salsa y añadió un minuto más después de que Javi López se tropezara y viese cómo la pelota golpeó de rebote en su mano dentro del área y Aritz cometió una falta evitable que hizo temer lo peor a todos los presentes. Lo único destacable del final, el estreno de Dani Díaz, un diamante por pulir al que hay que cuidar precisamente como lo que es…
Vuelta a empezar
Y volvemos a empezar. La Real estaba obligada a ganar y lo hizo. Ahora ya estamos preparados para perseguir la gloria camino a Madrid y sin que tengamos que lamentar más daños físicos. Tres puntos clave y a seguir. No queda otra. Después del Bernabéu, la Real volverá a ser como cualquier otro equipo más de Primera que solo compite en una competición. Confiemos en que sea este el momento en el que esta buena plantilla alcance un nivel mayor de inspiración, de brillantez y de contundencia. Por lo visto ayer, todos seguimos albergando muchas dudas de que lo acabe logrando. Pero en el coliseo blanco, no habrá ni un antes ni un después. Solo 90 minutos y una final por alcanzar. Tranquilos, somos facilones, el martes volveremos a creer en que todo es posible...