En una época en la que necesitamos encontrar, aunque sea a la desesperada, brotes verdes, a la Real se le volvió a aparecer Zubieta. Y este club sabe como ninguno que siempre merecerá la pena mirar en casa y apostar por su vivero. Una vez más, y aunque muchas veces se le niegue de forma cuanto menos debatible, Imanol recurrió a su cantera para intentar empatar un encuentro que había comenzado ganando, pero casi sin darse cuenta estaba perdiendo. Algo que suele suceder en multitud de ocasiones en Vallecas, donde muchas veces no es sencillo encontrar explicaciones a todas las cosas que pueden suceder en 90 minutos. El técnico optó por Mariezkurrena, el delantero del filial mejor colocado para ayudar en la dramática sequía goleadora y a la falta de un tercer 9 tras la marcha de Sadiq. Y la solución preferible para cuando coincidan de inicio los dos puntas, Oyarzabal y Óskarsson, en una sociedad aún a falta de consolidación. 

Siempre nos quedará Zubieta. El de Astigarraga salvó el partido, en una acción en la que acreditó que tiene gol, con un gran control y una definición de categoría con su zurda, la suya. Pero es que además estuvo cerca de lograr otros dos tantos más, en sendos remates desde el borde del área tras aparecer a pecho descubierto por el centro, donde, al menos ayer, se le vio más cómodo que en la banda. Mariezkurrena dio un empate a una Real que, como sucedió el año pasado, pudo y quizá debió ganar, también pudo perder y al final acabó sacando un empate que le permite sumar y que, al menos, le resta dos puntos a un rival directo.

De nuevo con menos de 72 horas de descanso, el chiste del gigante llorón se cuenta solo, Imanol tuvo que introducir cinco cambios en el once. En la defensa, entraron Aranburu, Javi López y Aritz centró su posición para ocupar la posición de Aguerd. En el centro del campo, Olasagasti y Sergio Gómez fueron los elegidos para acompañar al incombustible Zubimendi. Y arriba, por fin para sus defensores acérrimos, Óskarsson contó en la banda con los habituales escuderos de Oyarzabal, Kubo y Barrenetxea.

Enfrente un Rayo que se presentó a la cita con problemas en la enfermería, sobre todo en la delantera.

La Real saltó al campo en plan mandón. Como si estuviese enrabietada todavía por el ultraje que recibió el pasado jueves en Mánchester, aunque en realidad estaba obligada a meter la directa si no quería descolgarse de la carrera por Europa. El campo parecía inclinado hacia la portería de Batalla en una salida que distaba mucho de las habituales contemplativas con las que nos han sacado de quicio. Sí, noticia, por fin la Real arrancó el partido con el cuchillo entre los dientes en busca de un gol que multiplicase sus opciones de puntuar, sobre todo si se tienen en cuenta las angustiosas estadísticas de los blanquiazules cuando suelen comenzar por debajo en el marcador. 

Lo malo es que los fantasmas de Old Trafford tardaron cuatro minutos en comparecer por Vallecas. Aritz se adentró en el área y Lejeune, sin ninguna opción de cortar la pelota, se cruzó en su camino y le derribó con un golpe claro con su rodilla. De estos que además duelen por ser un bocadillo. Incomprensiblemente, Muñiz Ruiz le dijo con chulería que se levantara como si se hubiese tirado y, lo que es peor, Martínez Munuera, aquel que en un partido en pleno confinamiento barrió hacia el mismo lado desde el lunch de la sala de videoarbitraje en cinco decisiones muy dudosas (con un gol anulado a Januzaj por un fuera de juego posicional de Merino escandaloso), no le avisó del evidente penalti. Ya está bien, estamos cansados.

No tardarán en aparecer los trileros que nos quieran vender que al final los errores de los colegiados se equilibran por igual. Ya no les queda tiempo para compensar el déficit que arrastra la Real en decisiones que le han perjudicado. El derribo a Aritz era penalti claro con y sin el VAR. En este fútbol siempre sospechoso de la actualidad y en el de antaño. Una auténtica tomadura de pelo cuando llueve sobre mojado. Por supuesto que mil veces más que el que le señalaron en Mánchester al propio capitán realista, que vio cómo se le tiró encima el tramposo de Zirkzee. Imposible pensar mal con esta gente...

Pero la Real está tan acostumbrada a que le roben a la cara que él único que se soliviantó un poco con el hecho de no señalar el punto fatídico fue el propio Elustondo. Poco después Barrene, al que se le vio suelto y con ganas al principio, puso un gran centro al que no llegó Óskarsson. 

Remiro atajó un disparo lejano de Lejeune y, tras unos minutos de tanteo, se produjo el milagro de que la Real marcara de córner. Contra el Leganés Olasagasti, a la segunda, ya lo había logrado, pero en esta ocasión fue más directo. Centro, remate y gol. Servicio perfecto de Sergio Gómez, buenos movimientos para hacer un aclarado y voleón de Zubimendi a la red. ¡Eureka! No saben la de puntos que puede dar el balón parado cuando se cuenta con buenos asistentes y buenos rematadores. Enorme noticia, la Real se ponía en ventaja.

El equipo txuri-urdin optó por controlar, en lugar de por buscar un segundo tanto, algo habitual en su temporada, y el Rayo no logró imponer su juego y generar peligro salvo en un remate de Trejo que desvió Remiro. En los últimos minutos, Sergio estuvo muy cerca de sellar un golazo, pero Batalla respondió con un paradón con la punta de los dedos. 

37

[Fotos] Las mejores jugadas del Rayo-Real de Vallecas EFE

Remonta el Rayo

En la reanudación y, aunque no se lo crean, porque llegamos a dudar de que estuviese reglamentariamente permitido, el Rayo remontó el tanto de la Real. Los franjirrojos salieron con mucha más energía, un ingrediente básico para imponerse en su estrecha guarida, y Álvaro no tardó en poner a prueba a Remiro. Barrenetxea metió la pata al caer en fuera de juego en un buen pase de Óskarsson que definió con una genialidad y estas cosas se pagan caras. Tres minutos después, Zubimendi se resbaló y Trejo empató tras pasearse por el área y prepararse el disparo sin oposición. La Real pareció reponerse bien del golpe y a Kubo, que tardó en arrancar, se le escapó el 1-2 en una gran jugada que finalizó lamiendo el larguero.

En el 71’, con la Real siendo superior, Zubimendi se volvió a patinar, Olasagasti no encimó a Pedro Díaz y el disparo sorprendió a Remiro. Curioso que el navarro encajara otra vez un gol idéntico al que le clavó Bebé en el 2-2 en el descuento de la pasada campaña desde demasiado lejos y sin estar bien colocado. Menos mal que irrumpió Mariezkurrena para rescatar a su equipo con una gran diana. Su noche pudo ser aún más apoteósica si llega a clavar su último disparo a pase del japonés.

21

Rayo Vallecano-Real Sociedad: las notas de Mikel Recalde Mikel Recalde

Lo dicho, la Real no ganó, pero tampoco perdió, lo que hubiera supuesto un peligroso mazazo. La realidad es que estuvo cerca de los dos registros. Vallecas nunca es un campo sencillo y este Rayo es un rival que te exige mucho. Lo mejor es que, una vez más, Imanol comprobó que cuando pierda la esperanza y vea que sus jugadores referentes han bajado muchos enteros por su desgaste físico, siempre tendrá a un chaval llamando con fuerza a la puerta. El primer txuletazo de Mariezkurrena vale un punto.