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Así llega el Madrid: Mbappé ya no es un dolor de muelas

Viaja a Donostia entre algodones tras una intervención bucal, pero habiendo completado durante las últimas semanas su encaje en el sistema de Carlo Ancelotti

Así llega el Madrid: Mbappé ya no es un dolor de muelasAFP7 vía Europa Press

Lo confirmó Carlo Ancelotti: en la expedición del Real Madrid rumbo a Donostia viaja este miércoles Kylian Mbappé. Eso sí, el atacante francés llega a Anoeta con un diente menos, recién extraído en una intervención bucal que pone en duda su titularidad. Se trata, en cualquier caso, del único dolor de muelas que protagoniza ahora mismo el ex del PSG en la casa blanca, una vez completado su dificultoso aterrizaje en el colectivo merengue. Lo cierto es que se incorporó al plantel en agosto sin apenas descanso vacacional y tras una Eurocopa que jugó casi íntegra con la nariz rota. A las dificultades propias de la situación hubo que añadir una sorprendente falta de acierto para el gol en el tramo inicial del curso. Y culminaba semejante desconcierto la sensación de que el entrenador italiano no terminaba de encajar el puzle táctico, teniendo como tenía y tiene una pieza adicional para la zona ofensiva.

Delantero por centrocampista

El Real Madrid del doblete, campeón de Liga y Champions, jugaba el pasado curso con tres centrocampistas, Bellingham enganchando y una muy móvil doble punta formada por Vinicius y Rodrygo. Durante esta temporada, mientras, Ancelotti viene resistiéndose a sentar en el banquillo a cualquiera de estos tres últimos, lo que, incluyendo ya a Mbappé en la ecuación, le ha dificultado hallar el tan ansiado equilibrio. La solidez pasa, lógicamente, por el compromiso colectivo de unas súper estrellas que seleccionan a menudo sus esfuerzos a la hora de correr hacia atrás, pero también necesita de una estructura a partir de la cual los mejores futbolistas del equipo permanezcan lo más frescos posible. Es decir, sin matarse a defender.

La fórmula

El técnico transalpino parece haber dado en el clavo con un 4-4-2 defensivo en cuya primera línea presionan, o al menos figuran, Vinicius y Mbappé. No es que aprieten de forma súper agresiva, pero al menos incomodan algo el inicio de las jugadas rivales, allanando el trabajo de quienes esperan detrás. En la línea de cuatro centrocampistas, Bellingham se ocupa de la banda izquierda para evitar que la labor ahí, más exigente, recaiga en el propio Vinicius. Y a la derecha, mientras, cae un Rodrygo en el que la Real puede encontrar este miércoles un filón, sobre todo si de lateral en esa banda juega Lucas y no Valverde. Así es, en definitiva, como el Madrid aguarda a sus rivales, agazapado y consciente de que cualquier robo encontrará arriba a una dupla letal.

El 4-4-2 del Real Madrid en defensa, durante el partido de la semana pasada ante el Manchester City.

Distinto en ataque

El dibujo del Real Madrid sin balón resulta sumamente claro, defienda a la altura en que defienda. El sistema en ataque, mientras, es mucho más líquido y dinámico, casi siempre imperceptible. Porque podríamos hablar, sobre el papel, de un 4-3-3 en el que Bellingham es interior zurdo y Rodrygo extremo diestro. Pero luego el balón echa a rodar y las teóricas posiciones de unos y de otros saltan por los aires. ¿Algún patrón que defina el caos organizado de los merengues en fase ofensiva? Sí, hay al menos uno muy claro: cargan la banda izquierda, la de Vinicius, con caídas de Ceballos, de Bellingham e incluso de Mbappé, mientras el ala diestra queda muchas veces vacía y destinada a la profundidad de un Valverde que vuela como lateral. Cuenta el Madrid con capacidad más que suficiente para hacerte daño así, moviéndola en estático. Pero su principal peligro reside en las transiciones tras robo. La Real tiene prohibido equivocarse.

El 4-3-3 del Real Madrid en ataque sobrecarga la banda izquierda y vacía prácticamente la derecha, con Rodrygo pudiendo incluso centrarse para formar una doble punta con Mbappé.

Huele a primavera

Más allá de cuestiones de pizarra, el calendario marca este miércoles un 26 de febrero que introduce al Real Madrid en la fase trascendental de la temporada. Los equipos como el blanco ponen el piloto automático durante los primeros meses de cada campaña. Pero ahora huele ya a primavera y los merengues vislumbran títulos en el horizonte. Quieren cuantos más mejor. Y esto les convierte en más peligrosos si cabe.