Un Midtjylland temerario: ¡a la Real no le puedes presionar así!
El cuadro danés hizo aguas en Anoeta hasta que su entrenador matizó el sistema defensivo tras el 2-0 de Sucic
La Real Sociedad obtuvo este jueves el pase a los octavos de final de la Europa League, tras eliminar en Anoeta al Midtjylland. El conjunto danés apostó en Donostia por una fórmula de presión sumamente atrevida que venía ejecutando durante los últimos encuentros, pero que los txuri-urdin no se habían atrevido a encarar en Herning hace una semana, debido al mal estado del césped. En el encuentro de vuelta, mientras, los de Imanol sí se sintieron con licencia para arriesgar... y les debió servir para sentenciar la eliminatoria con cuatro o cinco goles para el minuto 17. ¿Qué sucedió antes y después?
El partido se vio marcado de inicio por el modo en que el Midtjylland apretaba los inicios en corto de la Real. El cuadro nórdico mantenía su 4-3-3 haciendo a su punta Buksa saltar a menudo a por el meta Remiro, una circunstancia que, lógicamente generaba superioridades txuri-urdin en otras zonas del campo. Los extremos daneses se emparejaban con los centrales locales. Su pivote Dani Silva avanzaba para presionar a Olasagasti. Y a los interiores Bravo y Castillo, de perfiles muy físicos, les correspondía una doble tarea: partir de dentro vigilando a su espalda a Brais y Sucic, y salir a las bandas si Remiro combinaba con Aritz o Aihen.
Muy buen arranque
La gran entrada de la Real en el partido se basó en haber preparado muy bien este tipo de situaciones. Los txuri-urdin utilizaron principalmente la vía exterior para sacar el balón jugado, con diagonales de Remiro hacia Aritz o a Aihen. A ambos laterales les correspondía bajar el balón rápido, atraer al interior de su costado y explotar a partir de ahí las superioridades que se generaban dentro, para terminar cambiando la orientación del juego. Veamos una acción a modo de ejemplo.
En cualquier caso, la Real no sólo activó este tipo de salidas exteriores, sino que también llegó a apostar por correr el riesgo de conectar directamente por dentro. Así consiguió precisamente el 2-0, al encontrar Remiro en un saque de manos la zona de Brais y Sucic. Gallego y croata lanzaron en la parcela de la mediapunta la transición que convertiría el balcánico en el segundo gol de la noche.
Cambio en el rival
Mientras los jugadores de la Real festejaban la segunda diana del encuentro, la zona del banquillo del Midtjylland asistió a un rápido cónclave entre varios jugadores y el entrenador. El técnico Thomas Thomasberg percibió que, si su equipo continuaba presionando así, podía llevarse una goleada de escándalo, y matizó algo el comportamiento defensivo de los suyos. Para empezar, en situaciones de bloque medio-alto, no tan agresivas, apostó por dejar al punta Buksa con Olasagasti y a Dani Silva anclado en la zona de Brais-Sucic, dibujándose una especie de rombo que basculaba hacia el costado por el que los txuri-urdin iniciaban la jugada.
El Midtjylland también modificó algo sus fases de bloque alto, en las que el punta Buksa pasó a ocuparse de Zubeldia, con el extremo Simsir más cerca de Aritz y el interior Bravo vigilante con Brais. Se dio así una fase del encuentro durante la que se juntó todo: la relajación txuri-urdin tras un gran arranque y los efectivos ajustes del conjunto visitante.
Hubo momentos de incertidumbre en Anoeta. La intensidad de la Real había bajado respecto al inicio del encuentro. Pero también se dieron, durante esos minutos previos al descanso, circunstancias tácticas que dificultaron a los txuri-urdin actuar como en el comienzo. Remiro tenía que ajustar en mayor medida sus diagonales hacia Aritz y Aihen, ya que Simsir y Castillo estaban más cerca de besaindarra y navarro respectivamente. Además, ese pase interior que tan buen resultado había dado en la jugada del 2-0 había quedado ya taponado por los daneses. Cuando el portero de Cascante se toma su tiempo a la hora de iniciar las jugadas e incurre incluso en fallos en la entrega, toca comprender que él está contemplando factores clave en el devenir del encuentro. Normalmente, además, este comportamiento del propio Remiro da al equipo mucho más de lo que le quita, y el encuentro ante el Midtjylland significó un perfecto ejemplo a este respecto.