Unos dicen que la venganza es dulce y no engorda. Otros que no te dará paz ni victoria. Que siempre deja un amargo rastro en el alma… En una competición como la Copa, en una lucha a vida a muerte en unos cuartos y a tres pasos de la gran final, y con el ácido sabor de la cercana y dolorosa derrota en el partido de Liga, la Real debe demostrar carácter para saciar su, por ahora desconocido e incalculable, espíritu de venganza.
La afición txuri-urdin está digiriendo muy mal que su vecino se haya impuesto en los dos encuentros de Liga y que también venciera en su anterior visita de la Real. Lo peor de todo es que la sensación latente es que lo ha logrado sin demostrar ser superior a unos realzales a los que penaliza mucho su falta de gol. Incluso su entrenador quiso hasta recordar que en pretemporada también se impusieron en Zubieta. No pasa nada, como decía Denoueix, cada día que pasa está más cerca de que se rompa la racha…
Una vez más hay que dotar de valor a que la Real alcance con este entrenador por quinta vez los cuartos y que tengan a tiro de piedra las semifinales por segundo año seguido y por tercera vez en seis años. Unos registros que con el tiempo seguro que se recordarán.
Cambios en el once
Imanol anunció que iba a hacer cambios en todas las líneas. En defensa, lo normal es que regrese Aihen en la izquierda, sin descartar a Sergio. En el centro del campo, todo apunta a que volverá Brais, un jugador clave al que hay que exigirle mucho más por la calidad que tiene y arriba, Óskarsson enchufado y dos más. Lo normal es que sean Kubo y Oyarzabal, a pesar de que Imanol declaró que no pensaba alinear a sus dos delanteros centro para contar con un reserva de garantías. Si el 10 entra en la segunda parte, Barrenetxea y Becker ganan opciones para salir de inicio.

Todos conocemos a Vicente Moreno y no es para nada descartable que meta una defensa de cinco, con Juan Cruz de lateral y Peña, un extremo con alma de carrilero, en banda. Arriba Oroz, que es el diferente, y un Budimir letal que encadena cuatro goles en tres partidos ante los realistas.
No va más. Esto es Anoeta y son unos cuartos de final. Una oportunidad inmejorable que no puede desperdiciar una Real que pretende demostrar que este mismo año también puede ganar, como dijo Imanol. Maldita dulzura la de la venganza...