La afición realista se mostró tranquila en la explanada del Coliseo, aunque repartían responsabilidades porque los radicales blanquiazules “venían a lo que venían”.
El Coliseo ha vuelto a convertirse en el punto de encuentro informal de la afición realista en las horas previas al partido. Como ya pasó hace dos años en la eliminatoria contra la Roma, la dimensión y los inabarcables puntos de interés de una ciudad como Roma impide que muchos realistas coincidan en el mismo espacio.
Muchos de ellos han pasado a visitar el Anfiteatro Flavio, donde posaban para los medios que nos hemos desplazado desde Gipuzkoa y a quienes nos reconocían que el día lo llevan “no con miedo, pero sí con mucho cuidado”, tras los incidentes de la noche del miércoles.
"Estamos tranquilas"
Dos mujeres llegadas desde Donostia con sus hijas se han enterado “por casualidad”. “Mi hijo me ha avisado desde San Sebastián”, señala una de las madres, que se mostraba confiada en que “después de lo que pasó ayer, no debería. No queremos hablar mucho para no preocupar más a las niñas”.
Recuerdan que ya estuvieron en la eliminatoria contra el Leipzig: “Estuvimos allí y estuvimos acordonadas en la plaza. La Policía vio que no había peligro y se relajaron, pero estábamos escoltadas totalmente”.
“Como no vamos a ir a un bar a una quedada ni a nada… Estamos tranquilas”, explican ambas, que llegaron con sus hijas el miércoles por la mañana mientras repasan los lugares que les quedan por visitar.
Tras pasar por la Fontana de Trevi y pedir un deseo mientras lanzaban la clásica moneda, el jueves planean subir del Coliseo hasta Piazza Espagna, para después acercarse a la Piazza del Popolo, punto de reunión de la afición realista para ser transportados hasta el estadio Olímpico.
“Los de ayer venían a eso"
Con lo puramente deportivo, no se muestran muy esperanzadas y preguntan a los periodistas: “Lo de hoy lo tenemos un poco complicado, ¿no?”.
Como a estas cuatro donostiarras, un grupo de Hondarribia que también posa ante el Coliseo reconoce que muchos familiares y allegados les han llamado “preguntando a ver si estamos bien”.
Censuran, eso sí, que al mediodía, más de 12 horas después de los hechos, la Real no haya comunicado nada. “¿No van a decir ni que estemos tranquilos? ¿Que habrá medidas de seguridad suficientes?”, inquirían antes de mostrar sus recelos sorbe lo sucedido en el exterior del bar Finnegan, a escasos 400 metros de donde atienden a los periodistas.
“Lo que me da rabia es que vas de buena fe, te puedes encontrar con algunos de la Lazio y a saber lo que te puede pasar. La propia Policía va a ser mucho más estricta en los controles…”, añadía una del mismo grupo hondarribiarra, antes de se interrumpido por otro compañero de viaje: “Los de ayer venían a eso. No me lo van a negar, porque los vi en el avión, unos 15 de entre 25 y 30 años. A mí me da igual que fueran de mi pueblo o de otro, porque son iguales: los tatuajes, las cabezas rapadas…”.
“Nos hemos quedado chafados. A las 7 de la mañana nos hemos enterado. Ayer estuvimos cenando más a gusto que la leche…”, reconocía uno de ellos, que los sucesos “más que miedo” le infunden “respeto”.
“0-2, Oyarzabal de penalti y Olasagasti”
Pese a que los sucesos de la noche del miércoles, con tres guipuzcoanos heridos por arma blanca, centran las conversaciones de unos y otros, los hondarribiarras se muestran más confiados que las realistas de Donostia y coinciden en la victoria realista, necesaria para seguir aspirando al Top 8 y la clasificación directa a octavos de final. El más optimista, incluso, se atreve con un pronóstico: “0-2, Oyarzabal de penalti y Olasagasti”.
Mientras conversábamos con este grupo, ha pasado otro que no llevaban ningún distintivo txuri-urdin “por precaución. No queremos ningún lío”.
La cuadrilla con más lugares de origen (Zarautz, Aia, Hernani y Donostia, con Amezqueta como nexo de unión) reconocían que estaban alerta, pero tranquilos: “No creo que nos pase nada ya hoy. Estos viajaron en nuestro avión y venían a lo que venían. No les gusta el fútbol. Ya nos han comunicado que el día peligroso suele ser la víspera de partido porque la gente está más desperdigada y es más fácil ir a la caza. Ya lo hicieron los de la Roma con los del Athletic esta temporada y frente al Betis hace un par de años en el Trastevere. Lo más grave es que les conocemos a muchos, sabemos perfectamente quiénes son los nuestros implicados”.
De repente un ejército de jóvenes uniformados, todos de negro con un escudo en la frente de su gorro y algunos con señales y secuelas de la pelea en sus rostros, irrumpe en la explanada del Coliseo. Aunque cuesta diferenciarles, a dos o tres que llevan su chaqueta oscura abierta se les ve que por debajo lucen la txuri-urdin. A pesar de que no se les ve con claridad, al ir camuflados, están acompañados de ertzainas (dos de ellos asistieron en primera fila al terrible ataque que sufrieron la víspera). Son claramente los mismos implicados en los incidentes de la previa.
Seguro que no les habrán transmitido ninguna tranquilidad a los aficionados blanquiazules pacíficos y de bien que estaban tratando de hacer turismo por una de las ciudades más bellas del mundo.