La Real Sociedad obtuvo este domingo en Butarque una nueva victoria liguera, en el campo del Leganés. No fue un partido brillante por parte de los txuri-urdin, pero sí serio y solvente, dentro de la efectividad que significaron las herramientas entregadas por Imanol Alguacil a los jugadores. El cuadro pepinero plantó ante los guipuzcoanos un 4-2-3-1 estrecho en defensa (tendía a desguarnecer las bandas) y asimétrico en ataque, caracterísitcas que el técnico oriotarra tuvo muy en cuenta a la hora de plantear el duelo: apostó por cambios de orientación que dieron pie al importantísimo 0-1, y supo además corregir sobre la marcha el modo en que presionar al rival para evitar ciertos desajustes. Todo dio resultado y ya figuran 24 puntos en el casillero blanquiazul, el 50% de los 48 que se han puesto en juego.
1- El planteamiento rival
Durante los primeros compases del encuentro quedó más que claro el modo en que el Leganés buscaba defender a la Real. El técnico local, Borja Jiménez, diseñó el ya mencionado 4-2-3-1, un entramado que implicó varias circunstancias: el mediapunta Óscar Rodríguez se emparejaba con Zubimendi, los pivotes Neyou-Tapia hacían lo propio con Sucic-Brais, y los extremos Diego García-Cissé tendían a tapar el carril interior, antes que el pase de los centrales txuri-urdin a los laterales Aramburu-Aihen. La prioridad pepinera resultó evidente desde un inicio, y consistió en evitar que los de Imanol Alguacil combinaran por dentro.
2- La solución
Ante un Leganés con clara tendencia a tapar las vías interiores y concediendo a la Real la salida por fuera, Imanol tuvo muy claro desde un inicio cuál podía ser la receta para hacer daño a los madrileños. Su fórmula consistió en iniciar el juego desde un costado del campo, mediante los centrales (estaban en superioridad numérica de dos contra uno ante el punta De la Fuente) o con los laterales. Así los pepineros orientaban su bloque defensivo hacia el lado del balón. Y la solución aportada por el técnico oriotarra tenía entonces continuidad mediante rápidos cambios de orientación que buscaban a futbolistas libres en la otra banda. Dio resultado.
En su idea de abortar el fútbol interior txuri-urdin, el Leganés insistió a la hora de defender con un bloque muy estrecho. Es decir, dejando poca distancia entre lateral derecho e izquierdo, y entre extremo diestro y zurdo. Así, la Real dio continuidad a su idea de ataque. Se trataba de atraer al rival en una banda para sorprender por la otra tras un cambio de orientación. Y así llegó el 0-1, tras una jugada que comenzó con el balón en los pies de Jon Mikel Aramburu.
3- Dificultades en defensa
Una vez que se puso en ventaja, la Real vivió minutos de dudas respecto a cómo presionar a un rival cuyo dibujo saltaba por los aires en ataque. Cuando tenía el balón, el Leganés modificaba todo su costado derecho mediante diversos movimientos: el teórico extremo Diego García (es un delantero puro) centraba su posición para formar una doble punta con De la Fuente, el lateral Rosier ganaba mucha altura para ejercer de extremo, y el pivote Tapia ayudaba a dar salida al esférico ubicándose como falso lateral diestro. Los txuri-urdin, desajustados, tuvieron que sufrir un par de sustos hasta que corrigieron el modo en que apretar.
Veíamos en esta última imagen que la Real comenzó el partido dibujando sin balón un sistema 4-4-2, a la hora de presionar al Leganés. Sin embargo, dicha apuesta por parte de Imanol generó los mencionados problemas con Rosier, moviendo ficha enseguida el técnico oriotarra. Mediada la primera parte, Alguacil modificó la forma de apretar y apostó por un entramado de emparejamientos al hombre por todo el campo. Asumió así que Aguerd tenía que marcar a Diego García cuando este dejaba el extremo y centraba su posición. Y ordenó al lateral izquierdo (Aihen o Javi López) que se dedicara en exclusiva a vigilar las subidas del citado Rosier. Por delante, mientras, Sergio Gómez se encargaba en defensa del central diestro Sergio González, mientras Brais permanecía ya en la medular junto a Neyou.
4- Tras el cambio del Leganés
La Real logró asentarse en defensa según lo visto, durante un encuentro que vivió una nueva vuelta de tuerca táctica en el minuto 55. Fue entonces cuando el técnico del Leganés apostó por meter en el campo al extremo Juan Cruz y por dibujar así un claro 4-4-2, ya con una doble punta fija. El cambio introdujo el partido en una dinámica de presiones al hombre y balones directos de ambos equipos. ¿Por qué? En el caso de los txuri-urdin, estos ya no tenían superioridad numérica a la hora de sacar el balón desde la defensa: ante el cuatro contra cuatro de sus zagueros ante delanteros y extremos del rival, el conjunto de Imanol se vio obligado a golpear en largo, sin que Oyarzabal y compañía pudieran ganar arriba los duelos resultantes. El cuadro madrileño, mientras, lanzó sin tapujos constantes envíos frontales hacia De la Fuente y Diego García: estos hicieron sufrir a Zubeldia y Aguerd, aunque azkoitiarra y marroquí se mantuvieron en pie.
Una vez más, Imanol tuvo que ajustar a los suyos en defensa tras el cambio ejecutado por el Leganés. Al fin y al cabo, la corrección anterior dejaba de tener sentido ante un rival que modificó las cosas y pasó a apostar por un esquema más fijo. Así, el nuevo 4-4-2 de los pepineros implicó que la Real regresara al 4-4-2 defensivo que había dispuesto de inicio. No es que esta maniobra txuri-urdin contribuyera a sufrir menos. Simplemente significó un movimiento lógico para facilitar continuar con los emparejamientos al hombre, ante un rival al que poco le importaba ya el modo en que presionaran los guipuzcoanos, pues iba a hacer sí o sí de los balones largos y de las posteriores caídas su razón de ser en ataque.
Lo cierto es que, tras esas modificaciones de ambos equipos en el minuto 55, la Real no se sintió nada cómoda dentro del nuevo escenario. En ataque, se vio casi condenada a jugar en largo y provocar duelos aéreos que no ganó, mientras que incurrió en alguna que otra pérdida peligrosa cuando aposto por iniciar en corto desde atrás. A la hora de defender, mientras, se dio la mencionada circunstancia con Zubeldia y Aguerd, quienes sufrieron para contener los envíos directos a Diego García y De la Fuente. Sin embargo, el buen trabajo de ambos centrales y las ayudas de sus compañeros sirvieron para mantener el 0-1, antes de que Barrene sentenciara con el momentáneo 0-2. El resultado final, holgado, parece hablar ahora, a toro pasado, de una victoria plácida. Pero el partido, como todos los de Primera División, exigió lo suyo a un cuadro txuri-urdin ayudado por la pizarra de su entrenador.