“Gol del que nunca hace nada”. Es la frase que patentó Manolo Lama para narrar los últimos goles con la camiseta blanca de su idolatrado Raúl González Blanco. No son pocos los que últimamente han recurrido a esa sentencia para relatar una diana de Mikel Oyarzabal en el momento en el que su popularidad había bajado de forma incomprensible entre un sector muy localizado y significado de la afición txuri-urdin. Guardando las distancias y las dimensiones de sus respectivas carreras, siempre he vislumbrado un paralelismo entre ambos jugadores. Pude seguir toda la impresionante trayectoria de Raúl, primero como estudiante y después como periodista en el Madrid, y nuestro capitán me recuerda en muchas cosas a él. Zurdos, con un sacrificio y una capacidad de liderazgo fuera de lo normal, goleadores y con un sentimiento de pertenencia insuperable, a pesar de que el madridista era atlético, y de los forofos además.
Sus despampanantes irrupciones precoces también tienen similitudes. Raúl estaba rompiendo todos los registros goleadores en la cantera rojiblanca antes de que Gil la disolviera para empezar a hacerlo con la camiseta blanca. Hace poco estuve con el entrenador que hizo el informe de Oyarzabal cuando tenía 13 años. Me dijo que solo recordaba haber escrito esto: “Zurdo, con una gran interpretación del juego y con gol. Jugador de Primera División”
Al contrario que Oyarzabal, que siente el frío cuando sale de su zona de confort que es la Real para jugar en la selección, Raúl siempre contó con muy buena prensa. Y como si juegas en el Madrid cualquier detalle adquiere mucha más repercusión, a lo largo de su carrera recibió todo tipo de elogios y alabanzas. Lo curioso del caso es que, si analizas muchas de ellas, caes en la cuenta de que podrían estar perfectamente hablando de nuestro Oyarzabal. Me voy a quedar con algunos ejemplos.
Ferguson: "Tiene un cerebro rapidísimo"
“Raúl es uno de mis jugadores favoritos. Siempre he preferido a los delanteros que pueden dejarse caer a los espacios. Él lleva haciendo eso toda su carrera. No es un relámpago corriendo, pero tiene un cerebro rapidísimo con el que compensa cualquier carencia y, además, es un finalizador maravilloso. El Madrid ha fichado a grandes jugadores, pero el mejor es Raúl y lo tenían en su cantera”. Son palabras de Sir Alex Ferguson, que sufrió al 7 con su Manchester United. Oyarzabal siempre ha aprovechado con maestría los espacios y nunca ha sido el más rápido, pero lo compensa con una visión de juego superior y una gran llegada que le ha permitido ver puerta con facilidad. El mejor de la Real también estaba en casa.
Ángel Capa: "Era mucho más que un goleador"
“Raúl era un goleador, es verdad. Pero era mucho más que un goleador. Era un gran jugador que además hacía goles, que es muy diferente. Sabía jugar porque a lo que traía de la cuna le fue agregando conocimiento. Siempre se preocupó por aprender los secretos más íntimos de este juego, tan sencillos y evidentes que no todo el mundo es capaz de verlos”. Son declaraciones de Ángel Capa, que vienen muy bien para edulcorar el debate sobre si Oyarzabal es un buen 9. No se puede explicar mejor. Mikel no es un delantero centro. Su punto fuerte es que se trata de un jugador extraordinario que, además, marca con facilidad como lo acreditan sus números. Además de sus cualidades innatas, siempre se ha reciclado y ha competido contra sí mismo para ser cada día mejor. Ama el fútbol y sabe descifrar los partidos y las situaciones como ninguno.
Capello: "Todo lo que se le decía, lo hacía"
“Me decían que tenía nariz de gol y no tardó en confirmármelo. Me encontré con que estaban Mijatovic y Suker, y entonces pensé que podía jugar en la banda izquierda para, desde ahí, partir hacia el área. Yo le decía que él tenía que acabar siempre en el área, y ahí llegaba. Me gustaba su seriedad entrenándose y que todo lo que se le decía, lo hacía. Le expliqué bien lo que quería de él y lo entendió rápido”. Manifestaciones de Capello. Oyarzabal siempre ha tenido olfato de gol y casi desde su aterrizaje en el primer equipo le situaron en la banda izquierda. En Zubieta dicen que nadie entrena como él.
Heynckes: "Es una mezcla de todo"
“Raúl es una mezcla de todo, chispa, lucha… Su instinto futbolístico lo tienen pocos. Eso no se aprende, se tiene. Se anticipa a la jugada. No se rinde nunca en el campo. Siempre quiere más, marcar y ganar. Una de las cosas que me ha enseñado la vida es que no debes subestimar a Raúl. Nunca”. Jupp Heynckes le llevó a Raúl a ganar su primera Champions. Mikel también creo que es una mezcla de todo. Muy completo y ambicioso. Jamás se rinde y lo más importante, se defiende solo. No necesita a nadie que lo haga. Ahí están sus arrolladoras estadísticas.
Luis Aragonés: "Carácter ganador"
“Lo que más he valorado siempre de Raúl es su carácter ganador. Juega para ganar, lo da todo, nunca se queda nada. Es donante de sangre, como yo suelo decir. Yo, que también me considero donante de sangre, sé exactamente lo que significa el término. Como futbolista era listo. En el área se las sabía todas. Sabía anticiparse, sabía colocarse. Las carencias que pudiera tener las superaba con su voluntad y su habilidad para que se notasen mucho más sus virtudes que sus defectos”. Luis Aragonés era un sabio que acabó mal con él. Oyarzabal es el donante de sangre de la Real. Se exprime al máximo por el bien del grupo, es inteligente para irrumpir donde parece que no va a pasar nada y sabe muy bien explotar sus virtudes y esconder sus defectos.
Jorge Valdano: "Llega hasta los límites de lo posible"
“Bajé al vestuario tras un partido que exigió un esfuerzo tremendo, sobre todo para él. Recuerdo que le vi en la camilla, cubierto de mantas y temblando de frío. Era la imagen de un jugador que había desafiado los límites y estos se habían revelado. Fue una imagen de un impacto tremendo, que pinta al Raúl que llega siempre hasta los límites de lo posible. Tres días después estaba jugando”. No podía faltar su padrino Jorge Valdano. El primero que creyó en él: “Póngame si quiere ganar y si quiere perder, no me ponga, me dijo en su debut. Fue hombre cuando era niño, y capitán sin serlo todavía. Siempre iba por delante. Y esa mirada no la ha perdido en toda su carrera deportiva”. Oyarzabal nunca ha escatimado una carrera por y para el equipo. Siempre ha llevado su esfuerzo al límite. No solo para atacar un balón y marcar, sino también para recorrer 50 metros en una presión defensiva o para hacer una cobertura. Su madurez se encuentra por encima de la de cualquiera en el vestuario realista. Lo quiere jugar todo, no se pierde nada. Siempre con la mirada del tigre, que diría el Fiti en Los Serrano.
Un diez en todo
Las comparaciones son odiosas, pero me llamó tanto la atención que los elogios encajaban tan bien para hablar de Mikel, que me resultó inevitable relacionarlos. Raúl marcó 323 goles en 16 temporadas en su equipo, con el que lo ganó todo. Una bestia que en su momento llegó a ser el mejor del mundo. Nuestro Oyarzabal lleva 100 goles en 10 campañas en la Real. Que no es lo mismo. Pero estamos en lo de siempre, en un mismo intervalo de tiempo, ¿quién tendría más mérito, el Griezmann que llevó a la Real de Segunda a la Champions o el que se ha hartado de romper registros en un Atlético? A Mikel le sucede lo mismo, con el inciso de que, aparte de darnos la Copa para siempre 34 años después, ha logrado ser el héroe de un título de la selección con gol clave incluido, algo con lo que siempre soñó Raúl y nunca lo consiguió. Y ha marcado en las cuatro finales que ha disputado. No está mal alcanzar esos 100 para uno que nunca hace nada. Y es más de la Real que la bandera. Un 10 en todo. Hasta en sentimiento. No veremos otro igual… ¡A por ellos! l