La Real Sociedad solventó el trámite goleando este jueves al Jove Español en Alicante, en la primera ronda de la Copa del Rey. La victoria txuri-urdin no tuvo mucha historia en materia de pizarra, dada la abismal diferencia que separa a ambos equipos, pero sí contó con sus componentes tácticos. En este último sentido, cabe destacar el papel que los interiores blanquiazules, especialmente Pablo Marín, tuvieron en el desarrollo del encuentro, decidido luego desde la calidad de un Ander Barrenetxea que aprovechó a la perfección el trabajo de sus compañeros.
Desde un primer instante, Imanol Alguacil buscó hacer daño al adversario mediante las incursiones profundas de Olasagasti y Pablo Marín por los carriles que se formaban entre centrales y laterales del Jove Español. Los alicantinos eligieron defender estas situaciones haciendo que su lateral derecho Iñiguez se convirtiera en tercer central para controlar al riojano, y hundiendo con Barrene al extremo Juan Vega para formar una línea de cinco zagueros.
Al propio Juan Vega, extremo derecho local, no le faltaron trabajo ni sacrificio para echar una mano atrás, pero el futbolista del Jove sí careció de calidad defensiva para controlar a un Barrene que hizo y deshizo a su antojo en su zona de influencia. El donostiarra, apoyado por la posición de Pablo Marín e incluso por las proyecciones de Jon Balda, que generaban ya superioridad numérica, protagonizó los cuatro primeros goles txuri-urdin.
Otra fase
Partamos de la base de que, con el marcador ya completamente a favor, la Real bajó el pistón: en ello residió clave de lo sucedido durante el resto del encuentro. Sin embargo, también hay que otorgar al Jove Español el mérito de haberse sabido ajustar sobre la marcha. El técnico Visnjic cambió a un 4-2-3-1 que dejaba al mediapunta Salero con Urko y que permitía a los dos pivotes emparejarse de forma permanente con los interiores txuri-urdin, eximiendo así a la línea defensiva de permanecer atenta a las llegadas Olasa, Marín y compañía. Se vivieron así largos minutos en los que sucedieron muy poquitas cosas en el área local.
Ante las mayores dificultades que estaba encontrando así su equipo, y seguro también que condicionado por la obligación de esquivar una posible alineación indebida, Imanol cambió en el tramo final para pasar a dibujar un 4-4-2 con rombo medular. La variante hizo daño a un Jove Español que padeció especialmente con las incursiones por banda de Olasagasti y Turrientes: partiendo de posiciones centrales, ambos interiores se convertían en improvisados extremos, naciendo así el 0-5 de Goti a pase del propio Olasagasti.