La Real Sociedad encajó este jueves una dolorosa derrota en el campo del Viktoria Plzen (2-1), en encuentro correspondiente a la cuarta jornada de la Europa League. El cuadro txuri-urdin se encontró en tierras checas con un adversario muy agresivo que se lanzaba a menudo a presionar hombre a hombre, y que luego se juntaba bien atrás cuando los guipuzcoanos lograban asentarse en campo rival. La pizarra de Imanol Alguacil aportó soluciones para completar con éxito el camino hacia el gol, pero una vez más faltó acierto para traducir en dianas el trabajo realizado. Este es el análisis táctico del partido.
El panorama inicial se vio determinado por un ajuste en la estructura del Viktoria Plzen. Su entrenador renunció al habitual 5-3-2 para convertirlo en un 5-2-3 que suponía de entrada toda una declaración de intenciones.
La presencia de Jirka en la alineación, un extremo derecho, ya significaba una pista, confirmada luego cuando el balón echó a rodar y el mencionado 5-2-3 se plasmó sobre el césped. Con el delantero centro Adu tapando a Zubimendi, los propios extremos saltando a por los centrales Zubeldia-Aguerd y los carrileros haciendo lo propio con los laterales Aramburu-Javi López, el Viktoria Plzen dejó desde el principio muy claras sus intenciones de presionar a la Real de forma intensa.
La Real vio dificultado así iniciar el juego desde atrás, con los zagueros checos mostrando además su fortaleza en los duelos aéreos cuando Remiro golpeaba en largo. En cualquier caso, los txuri-urdin generaron peligro desde un inicio si lograban ganar alguno de esos duelos, si sus futbolistas lograban zafarse de un rival con una buena acción técnica o si los buenos apoyos de Óskarsson cayendo a la mediapunta generaban algún tipo de superioridad. De hecho, el 1-0 llegó en una transición local tras una buena opción de ataque realista, con pase fallido de Oyarzabal a Kubo.
Un pasito atrás
La ventaja en el marcador hizo al Viktoria dar un pasito atrás, generándose un panorama de gran dificultad para la Real. Los checos, más hundidos, continuaban dibujando la misma estructura defensiva, pero con sus carrileros metidos ya atrás vigilando a Kubo y Oyarzabal. Así, Aramburu y Javi López eran las vías de salida de una Real a la que el cuadro local podía luego defender por fuera gracias a las ayudas de sus centrales de los costados a los citados carrileros, Cadu y Havel.
La Real hizo circular el balón con cierta fluidez para lograr situaciones por banda en las que las incorporaciones de Javi López desde la izquierda sí generaron peligro, pero en las que Kubo, sin la ayuda de un Aramburu más cauto con las subidas, se enfrentó constantemente a un uno contra dos ante carrilero y central.
Fue entonces, ante el panorama descrito, cuando emergió en el encuentro la primera gran solución táctica aportada por Imanol. Esta consistió en meter a los dos extremos a posiciones interiores, fijar a los carrileros del rival haciendo ganar altura a Aramburu y Javi López, y lanzar envíos directos para Kubo y Oyarzabal, a la espalda de sus respectivos centrales. Poco antes del 1-1, el propio Kubo ya lanzaba un desmarque aprovechando la situación explicada.
Apenas unos segundo después de lo visto en esta última imagen, la Real repitió fórmula en el otro lado del campo, en esta ocasión con Zubimendi buscando el desmarque de Oyarzabal. El eibartarra pudo obtener de la acción un buen centro que Orri Óskarsson transformó en el momentáneo 1-1.
Segunda parte
Tras el descanso, de nuevo con empate en el marcador, el Viktoria Plzen insistió en su apuesta por una presión muy alta ante la que la Real optó por golpear en largo desde Remiro. El partido se vio trasladado así a un contexto de duelos, balones divididos y contragolpes tras robo en el que la Real dispuso de situaciones más claras para hacerse con el triunfo.
Ese nuevo panorama resultaba más propicio para Becker que para Take Kubo, inferior físicamente a los adversarios que se emparejaban con él, principalmente al central Jemelka. El internacional por Surinam no se centró tanto en desbordar a su par y sí en ganar línea de fondo y lanzar envíos al área, con Óskarsson y Oyarzabal en zona de remate. Así dispuso la Real de buenas situaciones para ganar un partido que finalmente se perdió, después de una pérdida similar a la del 1-0: en este caso, un mal pase del punta islandés a Aramburu.
Una vez más, Imanol Alguacil acertó al introducir en el GPS txuri-urdin las coordenadas correctas. Centrar a los extremos en el tramo final del primer tiempo y la apuesta por los centros de Becker en la segunda parte, dentro de un contexto más alocado, debieron significar movimientos suficientes para obtener un triunfo que se escapó por falta de finura en los metros finales.