No era un viaje cualquiera. Imposible que lo fuera porque el conflicto bélico genocida de Israel con Gaza y porque este obligaba a tener que visitar al Maccabi en su destierro de Belgrado. Pero visto lo visto y ya con los tres puntos bien guardados en la buchaca se puede decir que la Real se limpió de un plumazo dos marrones. El de la polémica por enfrentarse a un conjunto hebreo y el clasificatorio, ya que todo lo que no fuese ganar le hubiese metido en un peligroso jardín con la calculadora a cuestas para ir haciendo cuentas. No se puede olvidar que de los cuatro partidos que le quedan, dos de ellos son contra Ajax y Lazio, que están arriba en la clasificación.  

La tensión se mascaba hasta antes de emprender un viaje casi relámpago a la capital serbia. En las horas previas, una campaña reclamaba a los miembros de la Real el “tener un gesto de solidaridad con el pueblo palestino”. Las muestras de solidaridad de la familia txuri-urdin que ya se había significado en ocasiones anteriores como la famosa denuncia de Bultzada antes de un partido que dio la vuelta al mundo provocó la rápida reacción del club. Jokin Aperribay decidió coger el toro por los cuernos y atender a los medios de comunicación. Su comparecencia estaba muy bien preparada y con los riesgos medidos y asumidos. Es más, antes de tomar la palabra ya había hablado con los gestores canadienses de Maccabi y su CEO inglés para comunicarles lo que pensaban decir.

En el aeropuerto de pamplonés de Noain, el presidente pidió hacer una introducción sin preguntas mediante que dividió en tres puntos: esperanza, seguridad y fútbol. Lo cierto es que se trató de una comparecencia muy diplomática, en la que no quiso mojarse demasiado y en la que dejó claro que quería denunciar las atrocidades de ambos bandos como si se pudiese comparar los lamentables atentados de una banda criminal Hamás y la desproporcionada respuesta que se alarga durante meses de Israel, que parece empeñado en destrozar y arrasar a la población en las zonas conflictivas.

Desde el club se apresuraron a informar de que su intención era que ningún jugador ni ningún técnico iban a hacer más declaraciones sobre el mismo tema ya en territorio serbio. Incluso, siempre con mano izquierda porque no es habitual, sugirieron a la prensa que no le diera demasiados vueltas al asunto para evitar tensiones antes de lo que solo era un encuentro de fútbol. Otro de los argumentos que esgrimían era que, por ejemplo, Orri Óskarsson iba a enfrentarse con su selección a Israel en el siguiente parón, lo que podía dejarle en una sensación muy expuesta.

Llega el presidente de Polonia

El aterrizaje en el aeropuerto de Belgrado tuvo su miga ya que de camino a la terminal, desde el autobús, la expedición txuri-urdin pudo presenciar la acogida al presidente de Polonia que llegaba en visita oficial y a toda su espectacular y numerosa comitiva oficial en la misma pista (parecía el famoso Príncipe de Zamunda). Después de un buen rato de espera mientras los pasajeros que solo ocupaban la mitad del aforo del vuelo y entre los que se encontraba casi la totalidad de los directivos pasaban el control de pasaportes (con una conversación incluida entre Aperribay y Aguerd en la que también abordaron el tema de cómo se sentía por tener que enfrentarse al Maccabi), los técnicos y jugadores se fueron a conocer el escenario del partido, mientras el otro autobús se marchaba directamente a su hotel cuyo nombre, en esta ocasión, fue bastante escondido para extremar las precauciones. Así ha funcionado todo en Belgrado, con tensión y desconfianza

La policía se vio obligada a escoltar a los autobuses del equipo y de la prensa ya que llegaban con retraso e iban a verse obligados a cruzar por delante del Stark Arena donde jugaba el Partizan contra la Virtus Bolonia en partido de la Euroliga, lo que generó un atasco monumental en la autopista.

Desde un primer momento, las instalaciones del Partizan de fútbol llamaron la atención por ser viejas y decrépitas. Un estilo Atotxa sobre todo en los accesos y en los alrededores. Luego dentro del campo el terreno de juego no parecía encontrarse en muy malas condiciones a pesar de que pocas semanas atrás los ultras del Partizan habían intentado sabotear su propio terreno de juego al lanzar ácido y cristales tras perder el derbi contra el Estrella Roja por 0-4 (tras el partido los jugadores reconocieron que no paraban de resbalarse y que se encontraba mucho peor de lo esperado). Y la grada, con 33.000 asientos blancos y negros muy sucios tampoco es que ofrecieran demasiada mala imagen.

Como en Anoeta o Zubieta

Como era de esperar y a pesar de que después de convertirse en el héroe en Girona salió a zona mixta cuatro días antes, Oyarzabal fue el encargado de comparecer junto a Imanol. Lo curioso es que no había ni un solo periodista israelí en la sala, por lo que la rueda de prensa podía haberse celebrado perfectamente en Zubieta o Anoeta. Es más, luego salieron un jugador israelí, que costó bastante identificar a los enviados especiales y que finalmente se trataba de un suplente de suplentes como Lemkin, y el entrenador serbio, Lazovic y los periodistas guipuzcoanos se quedaron y preguntaron más por una cuestión de cortesía y respeto que por interés. Además, hablaron en inglés y no había traductor como siempre suele aparecer en todas las ruedas de prensa organizadas por la UEFA. No cabía ni la más mínima duda de que se trataba de un viaje absolutamente inusual

Al término de la visita, el autobús se llevó a los jugadores y los periodistas se marcharon a su céntrico y muy bien situado hotel. Aunque las calles de Belgrado tenían mucha animación la realidad es que no se veía a ningún aficionado con distintivos txuri-urdin más que nada por temor a que les pudiese suceder algo. Sobre todo porque había partido del Partizan de baloncesto. Es más, bastante aficionados realistas que llegaron el miércoles acudieron a presenciar el espectáculo de una de las pistas más calientes o lo que más de toda Europa. Un hogar que comparten, en baloncesto sí, Partizan y Estrella Roja. Algo que no ocurre con el fútbol, ya que sus dos estadios no están separados por demasiada distancia. La rivalidad es encarnizada, en uno de los anteriores encuentros del Partizan en la Euroliga les estaban esperando fuera los ultras del Estrella Roja para atacarles a pesar de encontrarse expuestas y en clara inferioridad numérica.

De paseo por Belgrado

Los hinchas realistas presentes alucinaron con las medidas de seguridad y que les quitase en un control de metales hasta las monedas para evitar que las lanzaran al campo. Belgrado, una ciudad que no tenía consciencia ni conocimiento de que le visitaba la Real al no darle demasiada importancia al hecho de que el Maccabi jugase en sus instalaciones algo que la gran mayoría no parece aceptar de muy buen grado. Sus visitas y sus duelos pasan completamente inadvertidos en la capital serbia. Por lo que sus visitantes también.  

Ya por la mañana, seguidores realistas, miembros del cuerpo médico e incluso algún jugador se acercó para visitar la muralla de Kalemegdan desde donde hay un mirador desde el que se puede presenciar la espectacular confluencia entre los ríos Danubio y Sava.

La mayoría de los 109 aficionados realistas quedaron en el monumental San Sava para satisfacer cortésmente las necesidades de la prensa, al ser muy complicado poder juntarles y obtener imágenes y declaraciones de ellos en una ciudad de cerca de dos millones de habitantes. El ambiente entre ellos era muy bueno, aunque reconocían que les daba un poco de pena todo. Que no hubiese más ambiente, con más hinchada realista y que no se respirase ambiente de fútbol por las calles. A pesar de todo y como no podía ser de otra manera, se lo pasaron en grande y se dejaron oír mucho, aunque en la cercanía de la puerta del templo la policía local les pidió que respetasen a los que venían a rezar y se moderaran con sus cánticos, pero sin ninguna hostilidad ni agresividad.

La Real estuvo muy pendiente de ellos e incluso les envió un email en el que les pedía la máxima cautela y les informaba de que la policía local les había comunicado que actuarían con el máximo rigor ante aquellos aficionados que mostrasen “actitudes inadecuadas”. Su preocupación se centraba en que algunos pudiesen sacar alguna bandera palestina lo que, fuera del contexto del fútbol, les podía haber valido una detención, y respecto al partido, les podía costar, además de confiscársela, la expulsión o la prohibición de entrar.

En realidad el pueblo serbio fue un gran anfitrión para los realistas y algunos no dudaron en hacer muchas bromas con los enviados especiales como uno de los encargados del hotel en el que se alojaban que se empeñó en llamar a Txema Oliden David Bowie, al considerar que se parecían mucho.

El presidente, de cerca

Aperribay estaba tan preocupado por sus seguidores que no dudó en acudir con varios de los responsables del club para seguir de cerca su entrada en el campo. La seguridad del Partizan, contratada por el Maccabi, colocó dos carpas en las que comenzaron con unos cacheos extremos en los que incluso les bajaron los pantalones a varios de los realistas. Como la cosa iba demasiado despacio y el partido iba a comenzar cuando aún faltaban bastantes por entrar poco a poco se fueron mostrando más flexibles para agilizar el trámite. El presidente se quedó hasta que pasó el último y entró en el campo cuando ya se habían disputado cinco jugadas del encuentro. Chapeau por él.

Cerca del palco incluso acogieron a dos aficionados de El Antiguo que habían llegado el sábado a Belgrado pero que no se habían dado cuenta de que no habían recogido las entradas en Anoeta por lo que solo podían acceder con las localidades que les diese el club. Aperribay no era capaz de contener la risa cuando contaba toda su historia. Los algo más de 200 israelíes se sentaron en una tribuna y aunque nada más salir Unai Marrero y Aitor Fraga uno de ellos le recibió con un sonoro “hijo de puta”, la realidad es que no eran demasiado hostiles. El otro momento más tenso en el que volvieron a insultar a los blanquiazules fue cuando el colegiado revisaba la acción del increíble gol anulado a Sadiq en el Var.

"¡Aperry, saca un gin tonic!"

En el campo, los 109 lanzaron varios cánticos muy divertidos como “¡Aperry, saca un gin tonic!” o el inmortal “Aperry, quita las pistas”, esta vez por las que rodeaban el verde del Partizan. El propio presidente reconocía que la víspera alguno de sus socios ya le había avisado que seguro que le iban a volver a gritar eso, esta vez de cachondeo. 

La verdad es que, para ser justos, con más de tres cuartos vacío, tenía muy poca comprensión que colocasen a los blanquiazules en un fondo, en el lugar más apartado del terreno de juego. Al término del duelo, los jugadores agradecieron el apoyo de los suyos acercándose y regalándoles muchas camisetas, más de las que utilizaron para jugar, salvo Aguerd que abandonó con celeridad el terreno de juego, no se sabe muy bien por qué, a pesar de que Aritz le reclamara que tenían que acudir a saludar a su gente. No se le vio muy cómodo en este duelo ante los israelíes al bueno del marroquí que luego en el avión estaba de mucho mejor humor bromeando con sus compañeros.

La afición de la Real, alabada

El comportamiento de la hinchada realista fue intachable, tal y como se lo reconocieron los miembros de seguridad en su salida. Solo hubo un momento de tensión cuando en la celebración del segundo gol de Sergio Gómez, algunos de ellos entonaron un reconocible “Palestina askatu” que el resto se encargó de encubrir con su festejo.

Como suele ser habitual en estos viajes y más aún después de una victoria, Aperribay se mostró muy dicharachero con los periodistas en la vuelta. El presidente se refirió al siguiente desplazamiento a Pilsen, para el que van a tener que hacer sorteo debido a que ya hay el doble de inscrito de las 550 entradas que van a tener a su disposición. Confirmó que van a pasar dos noches en la ciudad checa y desveló que han pensado en invitar al equipo que se estrenó en Europa contra el Banik Ostrava checo en la temporada 1974-75.

Jokin Aperribay baja del autobús en la expedición a Belgrado. Mikel Recalde

Además, defendió el comportamiento del Anderlecht como club y de su afición, que, según contó, no dudó en señalar rápido a los cafres que habían lanzado asientos a la grada familiar txuri-urdin. También justificó a la Ertzaintza al considerar que habían actuado muy bien para solucionar el problema en el descanso del encuentro. Asimismo manifestó que comprendía los motivos por los que decidía embolsarlos desde el pleno centro de la ciudad para evitar que se desperdiguen al hacer normalmente más de una noche y ser muy complicado tenerles controlados. Aunque no pudo evitar reconocer y asumir que, en cambio, no estuvieron nada acertados en el partido ante el PSG cuando una carga desproporcionada acabó con Amaya Zabarte herida grave e incluso rozando la tragedia de la muerte.

La expedición txuri-urdin protagonizó el habitual desplazamiento exprés a la terminal privada donde tomó un vuelo que despegó poco antes de las 00.00 horas fijadas para su salida y cuya duración se prolongó durante dos horas y tres cuartos. En el vuelo la mayoría de los pasajeros descansaron, salvo los jugadores que, presas de la adrenalina del encuentro, no pararon de formar corrillos y de mantener muchas conversaciones aparte de sus habituales juegos de cartas con el pasillo en medio de los participantes.

El pobre Sucic, que causó baja por Covid, se vio obligado a viajar con una mascarilla para no contagiar a nadie. El croata pasó un viaje de perros en la ida con varias visitas al servicio. Cerca de las 2.30 la delegación txuri-urdin aterrizó en Vitoria donde se subió a sus respectivos autobuses que les condujo hasta Zubieta donde llegaron cerca de las 4.00 horas. Los jugadores tenían la posibilidad de quedarse a dormir en sus instalaciones en lugar de regresar a casa.. 

Próxima estación Pilsen

Con muchas más aficionados y sin tantas urgencias clasificatorias. La visita al Maccabi en su destierro ya ha quedado en el recuerdo y ha pasado a la historia como una anécdota. No demasiada bonita ni cómoda, pero que la Real saldó con madurez, sin perder la calma y mostrando mucho respeto. Luego ya que cada uno opine en base a sus ideales y convicciones, porque en cuestiones políticas nunca lloverá a gusto de todos. Pero el nuevo libro de fútbol realista va bien…