Sofía solo tenía 12 años y su sueño era ser una gran defensa de la Real. Nacida y residente en Valladolid, había heredado la pasión txuri-urdin que corría por las venas de su aita, Juan Carlos, al que le quiero mandar mi abrazo de gol más sentido posible. En cuanto podían se plantaban en Donostia para ver encuentros tanto de los chicos como de las chicas. Es más, muchos aficionados realistas le conocieron en aquella final de la Supercopa femenina que se disputó en Salamanca y de cuyo resultado no quiero acordarme. Pese a su timidez, en el descanso tuvo la valentía de aceptar el reto de bajar a lanzar unos penaltis con los que la organización trató de endulzar la espera. Al menos sirvió para que a muchos ya no se les borre jamás su sonrisa y su entrañable vitalidad.

Esta temporada visitó por última vez, sin saberlo, su adorado Anoeta en el duelo ante el Rayo. Ahora que lo pienso, me da más rabia aún la derrota. La maldita y cruel fatalidad cambió de planes de forma radical para ella y decidió que a partir de este año iba a seguir a su equipo desde el tercer anfiteatro. Justo cuando faltaban pocas fechas para disfrutar de su día preferido del año, con su equipo visitando a su también querido Valladolid, que ha regresado este año a Primera. La llama de su fervor blanquiazul seguro que se avivará con noches mágicas como las que hemos paladeado en muchas ocasiones en Donostia ante el Madrid.

Lo he comentado muchas veces, no es fácil ser de la Real fuera de Gipuzkoa. Llegar tantos lunes tristes a clase, que te vacilen y lograr mantenerte fuerte, agarrado sin dudarlo y muchas veces sin argumentos tangibles al sentido mástil de tus colores. Hay que demostrar mucha personalidad para resistir tantos y tantos días la presión de los que solo piensan en ganar.

La realidad es que probablemente no seamos tan grandes como nos pensamos, pero un día sí lo fuimos y por eso contamos con esa amplia legión de seguidores por toda la península, un activo al que hay que cuidar con el mismo esmero que a los de aquí. Lo fácil es ser del Madrid, pero ser de la Real te permite dedicarte a tumbar a los gigantes y cuando lo consigues, la alegría es doble o triple. Como un día con sol en Donostia, que decía el sabio Toshack.

El discurso de Aperribay

Me hizo gracia el discurso casi propagandístico que vendió el presidente. A pesar de que reconoce en público y sobre todo en privado que negociaron con otros, los que traen siempre son los primeros de la lista. ¡Milagro! Y eso que la Liga confirmó que les había dado de alta pasados algunos minutos del cierre de mercado. Pero bueno, al parecer ellos estaban tranquilos porque defienden que a las 22.00 ya sabían que los iban a inscribir. Eso sí, solo 48 horas después, Aguerd no pudo jugar en Getafe al no tener aún el tránsfer en una circunstancia que cada uno interprete como quiera.

Lo más estridente de su rueda de prensa fue que superó con creces la mítica frase de Rafa Benítez cuando estaba en Valencia “Esperaba un sofá y me han traído una lámpara”: “Si no llegamos a vender a Merino no hubiese venido nadie más”. Es decir, se lo traduzco: si no traspasamos al centrocampista, no habría venido un central y un delantero centro. Ah, no se vayan todavía, aún hay más: “Si Carlos no recala en el Cádiz tampoco hubiese venido Óskarsson”. Claro que sí, después del desastre del año pasado con los delanteros centro, el ataque realista hubiese contado con un efectivo menos y las mismas caras. Un plan sin fisuras. Pura planificación. Y se quedó tan pancho, porque si analizamos aún más sus decisiones y siempre según él, el sustituto de Merino es Sucic que, de momento, parece más mediapunta que Brais y Zakharyan juntos.

Fue precisamente Aperribay quien certificó el estado de pesimismo que inesperadamente rodea al club cuando no llevamos ni cinco jornadas de campaña con su anuncio por sorpresa de un nuevo ciclo. O el cansino libro ese del que por ahora solo espero que los primeros capítulos estén protagonizados por la continuidad.

En cambio estoy muy de acuerdo con las palabras del presidente cuando reconoció que ni haciendo el mejor once de la historia de la Real sería fácil derrotar de nuevo al Madrid y que para lograr el éxito esta noche no pueden faltar ciertos ingredientes: “Darlo todo, atreveros a todo, no tengáis miedo a nada. Tranquilidad, sois muy buenos. Este el mejor mensaje que le podemos mandar a la plantilla. No podemos estar preocupados cada semana, ni cada lunes, ni cada martes pensando en qué tendríamos que haber hecho mejor. Llegaremos muy lejos si los jugadores que tenemos se atreven con todo. Vamos a escribir el libro más bonito que se ha escrito en la vida”. Anda que no va a dar guerra el ya famoso librito…

El escocés Oliver McBurnie está alucinando con sus nuevos compañeros en Las Palmas: “Deberías ver a todos estos chicos en los entrenamientos. Son muy buenos. Me sorprendió mucho su nivel técnico cuando les conocí. Fui a verles jugar el primer partido y me parecieron buenísimos. Pero todo lo que hacen lo veo a diario en los entrenamientos con ellos. ¡Lo hacen constantemente!”.

Vosotros sois la Real. No lo olvidéis, que nadie os venda un mensaje equivocado y no permitáis que os arrastre una corriente negativa que amenaza con intoxicarlo todo. En Zubieta sois todos muy buenos y he visto a mucho peores plantillas realistas tutear y derrotar a equipos legendarios madridistas. Siendo plenamente conscientes de que para derrotar al vigente campeón de Liga y de Champions no siempre dependes de completar una actuación propia sobresaliente. Ya lo dejó claro también el bueno de McBurnie cuando le preguntaron al final del encuentro por el tanto del empate blanco en su duelo de la tercera jornada: ¿Por qué pitaron el penalti? “Real Madrid, eh”. Y eso que solo lleva dos telediarios aquí…

La Real conoce el camino

La pobre estrella del bádminton Carolina Marin escribió un mensaje tras romperse el cruzado cuando estaba a punto de entrar en la final olímpica: “Necesito paz y tranquilidad conmigo misma. Y esa loba me acompañará en este camino para darme fuerzas y levantarme cuando piense que no puedo más”. Se refería a una magnífica ilustración que le dedicó nuestro Marrazketabar en la que se le ve andando con una rodillera, junto a una loba que representa su gen competitivo en la pista y con el mensaje: “Vamos, conoces el camino”. La Real también sabe el camino para ganar al Madrid, por eso le teme. Y aunque nunca se le pueda exigir la gloria ante el coloso blanco, esta vez le debe una alegría de semejante calibre a los suyos en un año nefasto en Anoeta. Por su masa social presente en la grada, por los aficionados de fuera, por el cansino nuevo libro este, por recuperar el optimismo y la autoestima de los jugadores y, sobre todo, por Sofía, que se fue con la camiseta de Nerea Eizagirre puesta en su cajón azul y blanco, como su corazón. ¡A por ellos! l