“Está todo muy parado. Hasta que no acabe la Eurocopa no creo que haya muchos movimientos y los que se firman normalmente se han negociado bastante antes. Ya veremos lo que sucede cuando acabe”. Esto es lo que solía repetir tanto en público como en privado Jokin Aperribay cuando le preguntaban sobre los movimientos del mercado durante la pasada Eurocopa y la explicación a que el mercado parezca bastante anestesiado por ahora. El presidente, que apenas se ha dejado ver desde que se cayó en la Champions en el mes de marzo (tampoco estuvo en la presentación del documental de Netflix), siempre ha destacado en las últimas ventanas de mercado que el mejor fichaje para un club como la Real era la continuidad de sus jugadores más diferenciales. Esto es lo que decía en la presentación el pasado 24 de julio: “A las salidas le hemos dado dos perspectivas diferentes, las voluntarias, porque las buscamos, y las no voluntarias. La Real Sociedad podría vender, tiene jugadores interesantes para otros equipos, pero lo mejor es que no hemos tenido la presión de un jugador para salir y eso es lo que más tranquilo me hace estar. Tenemos la suerte de que los jugadores quieren quedarse en la Real. Si se da, la tendremos que atender y comprender, pero en este momento no tenemos constancia ni miedo a una situación de esas”.

Escaparate Champions

La Champions se ha convertido en un peligroso sueño con daños colaterales. Ha permitido al club codearse con los mejores del continente, pero el problema es que se ha convertido en un escaparate perfecto para que equipos más poderosos hayan puesto sus ojos en sus estrellas, que, las cosas como son, han brillado con luz propia sobre todo en una fase de grupos en la que se rozó la excelencia. Por un momento se llegó a temer con que si no se entraba en Europa no iba a haber más remedio que poner a la venta a uno de los pesos pesados del vestuario de Imanol. Aperribay lo desmintió de forma categórica: “Ahí vienen los fondos propios de la Real y tenemos 33-34 millones de gastos que son variables por haber entrado en los octavos de la Champions. Por lo tanto, tú sales de esa competición y no tienes esos gastos. Cuantos más gastos tengamos variables, menos gastos vamos a tener. Estamos trabajando en ello y por eso hemos invertido mucho también en la función económica de la Real, para que su analítica esté muy bien expresada y podamos reportar más gastos que esos 33-34 millones. O sea por obligación, no. Lo que tenemos que buscar es el modelo de gestión para poder cumplirlo bien y estamos en ello. Y nos encontramos mucho más cerca hoy que en cualquier otro momento porque contamos con esos 34 millones que son variables”.

Como ya publicamos, lo primero que hizo Robin Le Normand cuando aceptó nacionalizarse español para jugar en la selección fue solicitar unos emolumentos al nivel de su nuevo status. En Anoeta no solo no aceptaron su subida, sino que, como informó Cope Gipuzkoa, tras el último partido y con bastantes presentes delante, el presidente le cortó al zaguero al comentarle que no se se olvidara de que “era el defensa que más cobraba del equipo”, algo que le sentó especialmente mal al jugador.

Muchas respuestas

Después de que Olabe dejase muy claro que este club “no es una ninguna cárcel, no de oro porque no somos los que mejores contratos hacemos”, la realidad, en un mercado sin mucho más movimiento, es que el traspaso de Robin al Atlético ya es una simple cuestión de tiempo porque el acuerdo se debió apalabrar hace ya bastantes días. Eso sí, cuando se oficialice la operación la cúpula del club no va a tener más remedio que salir a dar la cara y explicar los detalles de una operación que gran parte de su afición ni entiende ni comparte. Ni por todas sus declaraciones anteriores, ni por el destino, ni por el precio, ni por nombre del que sale... O que, claro está, la situación económica no es ni mucho menos tan boyante como se nos quiere vender.