Se acabó la Liga. Y lo hizo para la Real Sociedad con un partido que, más allá de sus nulas consecuencias clasificatorias, sí tuvo su aquel en materia de pizarra. Se enfrentaban Imanol Alguacil y Diego Pablo Simeone, dos entrenadores que conceden igual importancia a todos los encuentros, de ahí que esta última jornada supusiera para txuri-urdin y colchonero un duelo con hechuras tácticas. Gran parte de lo que sucedió en este sentido giró en torno al dibujo empleado por el Atlético de Madrid, un teórico 5-3-2 que mutaba a esquemas distintos durante las fases ofensiva y defensiva, y que determinó situaciones clave, por ejemplo la del 0-1. Los blanquiazules demostraron haber saltado al terreno de juego siendo conscientes de que, cuando el rival iniciara sus ataques, se iba a ordenar de manera distinta. Sin embargo, el cuadro visitante también deparó momentos de estructura más esperable. Resultaba crucial, en clave realista, reaccionar rápido para ajustarse sobre la marcha, cosa que no sucedió con esa conducción de Witsel ante la que dudó Barrene, condicionado por De Paul.

1- ROMBO COMO PREVISIÓN. La Real saltó al campo muy consciente de que el Atlético podía hacer de su teórico 5-3-2 un sistema muy 'mentiroso'. Como se aprecia en la imagen, los colchoneros tienden a deformar su línea de cinco zagueros para dibujar una especie de 4-3-3 ante el que los txuri-urdin eligieron presionar con rombo los inicios desde Oblak. Turrientes vigilaba a Griezmann y los cuatro defensas locales quedaban con tres rivales.

No todo fueron circunstancias negativas. El equipo txuri-urdin también supo hurgar en las debilidades que esa especie de 4-4-2 utilizado para defender deparaba en el Atlético de Madrid. Se trataba de atraer a futbolistas visitantes en los inicios desde atrás, de desnudar una medular en la que De Paul y Koke se quedaban demasiado solos, y de conectar por dentro para buscar el empate. Estuvo cerca la igualada. De hecho, debió llegar, pero el partido se marchó al descanso con 0-1 y Simeone aprovechó el intermedio para cerrar la llave del grifo desde el que goteaban las ocasiones. Retrasó unos metros a Samu Lino para que se encargara siempre de Kubo, ayudado por Azpilicueta. Dibujó una línea permanente de cinco con otra de cuatro por delante. Y los merecimientos locales, aun manteniéndose, pasaron ya a ser más tímidos...

2- A PARES COMO REACCIÓN. El problema del 0-1 se produjo en una acción que la Real defendió hundida, y con el Atlético respetando su teórica salida de tres. Barrene dudó entre ser más conservador, como le correspondía con el rombo, o saltar a por Witsel. Así, Tierney tampoco salió a banda a por De Paul. Y el argentino pudo recibir para lanzar al clásico movimiento de Marcos Llorente en el carril del 8. Simeone acertó con esa permuta entre interior y carrilero.

Durante esa segunda parte algo más atascada, destacó el buen pie y la buena visión de juego de Kieran Tierney para, recibiendo bajo, encontrar siempre soluciones y saber entregar el balón a compañeros más adelantados. Se trata de una capacidad que, visto cómo defienden muchos rivales a esta Real, deben traer de serie los laterales txuri-urdin, y en la que sin embargo no vamos sobrados precisamente. ¿Debería pujarse por la continuidad del escocés? Es complicado opinar a la ligera, pues los componentes económico (sueldo alto) y físico (muchas lesiones) también tienen su peso. En cualquier caso, y ciñéndonos a lo deportivo, Tierney significa una opción más que interesante ante la que merece la pena, al menos, sentarse y evaluar posibilidades. 

3- LA MEJOR FASE TXURI-URDIN. La Real firmó sus mejores minutos antes del descanso, aún con el Atlético defendiéndole con una línea de cuatro zagueros y enviando a Lino a por Traoré. Aritz atraía a Griezmann. Pacheco o Tierney hacían lo propio con Vermeeren. Y los de Imanol acertaban a conectar dentro, por mucho que Correa tratara de vigilar a Turrientes. Simeone ajustó a 5-4-1 tras el descanso y cortó el grifo.