Llegado este momento, después de pasar momentos de máxima inspiración, de haber catado caviar beluga y de haber sobrevivido a intempestivos temporales, lo sentimos mucho pero no podemos aceptar que a finales de enero nos encontremos en esta situación. Es el momento de analizar lo que está sucediendo porque no se puede repetir.

Está muy bien levantar la bandera de que de lunes a viernes somos los mejores del mundo y que no hay entrenador que exige más que Imanol, pero, bueno, con la plantilla que tiene, quizá haya que pedirle que tampoco exprima tanto a sus pupilos para evitar que en el mes de enero no puedan ni con su alma. Otra vez otros dos lesionados, Zakharyan y Le Normand, y un plantel desfondado cuando el árbitro ha decretado el final del encuentro. Jamás discutiremos el éxito de Imanol esta temporada, pero igual podía haber dosificado más el esfuerzo de la plantilla en retos menos exigentes como, por ejemplo, en Málaga, donde salió con todo. Y en bastantes más ocasiones. Uno de los Rayos más pobres y discretos que se recuerdan, que comparecía con solo una victoria en diez partidos, se llevó un punto de Anoeta sin pasar el más mínimo apuro. Lo entendemos, sí, pero…

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Real Sociedad - Rayo Vallecano: Las notas de Mikel Recalde Mikel Recalde

Algo pasa en Zubieta. No es normal. Imanol se encuentra más nervioso que nunca en sus comparecencias y cada vez hay más tocados o lesiones. El equipo se encuentra a años luz de su esplendor en la hierba de esta misma temporada. No se puede entender el cambio drástico y la pérdida de fútbol por el camino. Que sí, que la temporada está siendo sobresaliente, con un mérito indiscutible, como lo acredita que con el Atlético es el único equipo que se mantiene vivo en las tres competiciones casi en el mes de febrero. Todo eso conlleva un desgaste evidente, pero resulta complicado de aceptar el extraño once y, lo que es más grave, el lamentable nivel general exhibido en la primera parte ante un Rayo que ha llegado a Donostia con una victoria en sus últimos diez encuentros de Liga. En la sala de prensa de Zubieta nos venden como lógico que se sufra este bajón después de haber logrado certificar la clasificación para las semifinales de Copa y un mes antes de los octavos de la Champions. Dos hitos de un mérito indiscutible y todavía mucho más admirable si se consigue en la misma temporada. Nadie lo discute. Pero no, Imanol, no necesitamos que pasen los años para darnos cuenta de lo mucho que nos está dando y lo mucho que estamos disfrutando con este equipo. Otra cosa es que llegue el Rayo y no es que el fútbol champagne no comparezca por ningún lado, es que la Real ni ha dominado el partido, ni ha sido superior a un visitante muy limitado que no ha hecho más que defender, ni ha protagonizado acciones de mérito y, por supuesto, apenas ha generado ocasiones de peligro. Todo eso ante los bostezos y el aburrimiento de una afición que ha llegado con más ganas de apoyar y disfrutar de su equipo.

Mientras sigan alcanzando los objetivos poco se puede decir, pero muchas veces, como ayer, parece que la sensación es que esto va a reventar por alguna parte en lugar de hincharnos como un globo pensando en todo lo bueno que puede estar por llegar. Insisto, hablamos de sensaciones, no de tangibles como sin duda son los resultados.

Imanol ha apostado esta vez por un 5-3-2, parecido al del encuentro de Liga en Vigo, con la misma defensa salvo la entrada del debutante Galán. Con Turrientes y Zakharyan escoltando a Zubimendi en la medular y Sadiq y André en punta. Enfrente un Rayo necesitado, muy agresivo y muy competitivo, como lo acreditan las obras teatrales que han interpretado varios de sus jugadores durante la primera parte que confirma lo que siempre decimos aquí, que no es que la Real no sea uno de los equipos que más faltas comete, sino que es uno de los equipos a los que más faltas le pitan.

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Las mejores fotos del Real Sociedad - Rayo Vallecano Ruben Plaza

En una de la peores primeras partes que se recuerdan en Anoeta, la Real solo ha sido capaz de generar dos opciones en remates con sus piernas menos hábiles de Turrientes, de largo el mejor, y de Zubimendi que ha detenido sin despeinarse Dimitrievski. Incluso el nivel ha estado tan bajo que podríamos incluir un chut con el exterior de Galán en la última acción antes del entreacto. El Rayo ha dispuesto de varios ataques prometedores que se han quedado en nada, ya que Remiro continúa siendo un espectador de lujo del duelo. Por cierto prometedor estreno de Galán y, por supuesto, una nueva lesión, esta vez de Zakharyan al lastimarse el tobillo, lo que provocó la entrada de Brais a la media hora.

En la reanudación lo más destacable negativamente hablando es que la situación apenas ha cambiado. Ha tenido que esperar hasta los veinte minutos para presenciar la primera ocasión de la Real, en otro remate de Turrientes, cuyo zurdazo de nuevo lo repelió como pudo el meta visitante. Y poco más. Muchos cambios. Ninguna mejora reseñable en los dos bandos. Un centro de Brais al que no ha llegado Oyarzabal y un disparo lejano de Lejeune que se marchó fuera pero que al menos ha permitido a Remiro llegar con el traje sucio al vestuario.

La Real no ha ganado en Anoeta de forma seguida ni al Rayo, ni al Alavés, ni al Betis ni al Salzburgo… Algo no va bien, es evidente. Lo entendemos porque es el peaje a seguir para estar vivos en las tres competiciones e incluso seguimos esperando las emociones fuertes que han logrado de forma memorable y heroica estos técnicos y estos jugadores, pero bueno… Podremos decir que esperábamos más, que nos gusta ganar en Anoeta y ser superiores al rival y que hemos llevado otro chasco. Insisto, digo yo que se podrá comentar porque a veces parece que no… Y lo siento, esto no es normal.