Pongamos que hablo de laterales izquierdos. Hace bastantes años, Paolo Maldini, que para mí es el mejor jugador que ha habido en esa demarcación, al menos que yo haya visto, rechazó la millonaria propuesta que le había planteado Ferguson para recalar en el, por aquel entonces referente mundial, Manchester United. La leyenda red hizo pública la respuesta que le dio el italiano: “Intenté fichar a Maldini, pero Paolo me dijo: Mi abuelo es Milán, mi padre es Milán, yo soy Milán, mis hijos son Milán. Olvídalo”. 

Todavía me acuerdo de la despampanante irrupción del eterno capitano. En la Liga llevábamos años pensando que no había nada mejor que la Quinta del Buitre y de repente nos encontramos con una kryptonita que anuló por completo en todos sus enfrentamientos a Míchel. “Maldini era una bestia”, declaró hace poco el exmadridista, con ese tono bajo, impropio de él, casi de resignación.

La Real se reencuentra esta noche con Lorenzo Juarros. Siempre he preferido quedarme con que, a pesar de no poder decir jamás lo que le contestó Maldini a Ferguson en clave txuri-urdin por motivos obvios, fue un buen capitán para nuestro club. Como director deportivo también hizo una destacable labor, con muchas luces y bastantes sombras, de todo un poco, aunque sin dejar un legado tan extraordinario como él mismo se piensa, tal y como le escuchamos en la entrevista que concedió en Radio Marca.

No pienso hacer leña del árbol caído, tampoco me parecería elegante, aunque, como todo el mundo sabe, haya tenido mis más y mis menos con él, y en mi defensa o para ser honrado quiero decir que a todos los periodistas malagueños que me preguntaron les comenté que en la Real Loren hizo un buen trabajo y que me parecía un acertado fichaje para un club que podía explotar su propio atractivo vivero como encontrase a alguien que lo organizara. Suelo defender que el mejor fichaje que hizo con diferencia fue Alberto de la Bella. Un lateral al que no conocía nadie, que era suplente en el filial sevillista y que acabó siendo considerado como un canterano más por el rendimiento y por el cariño con el que nos trató desde su primer día. Esas sí que son las contrataciones con las que marcan la diferencia los buenos directores deportivos. 

No hay nada que me guste más que una incorporación de fuera que llegue con la predisposición de integrarse desde su aterrizaje y que además lo demuestra a diario. Estamos cansados de ver a futbolistas que llegan a la Liga diciendo cuando van a un grande que su sueño siempre ha sido “jugar en el Madrid o en el Barça”, depende de su elección o “recalar en la Liga”, en caso de haber firmado por otro de sus equipos. La Real incluida. 

El gran Kieran Tierney se plantó el 30 de agosto en la sala de prensa procedente de otro gigante como es el Arsenal y declaró que “no sé muchas cosas aún de la cultura vasca, pero hay muchas similitudes entre Escocia y Euskadi. En el Celtic, donde jugaba antes, siempre se ven ikurriñas en sus partidos”. Cinco meses después, sin apenas saber nada de él por lo complicado que resulta hoy en día la comunicación con la plantilla y después de verle sufrir y mucho con la grave lesión muscular del derbi ante el Athletic, que le mantuvo en el dique seco más de ocho semanas, tuve el privilegio de entrevistarle el jueves en Zubieta. Creo que ha habido pocos jugadores que me han sorprendido tanto y me han caído tan bien. Educado hasta el punto de cambiar por completo su forma de hablar en todas sus respuestas para que le pudiera entender mejor, cercano hasta el punto de mostrar instantáneas y vídeos de su propio móvil, muy sonriente al más puro estilo de su apreciado Aihen y agradecido como pocos a la Real y a su gente. No podía salir de mi asombro cuando me mostró la camiseta que tenía en casa con la famosa fotografía de Kortabarria e Iribar saliendo con la ikurriña en el famoso derbi del 5-0 y el gol antológico de cabeza de Satrústegui: “Sé lo que representa esa imagen icónica. Cuando era pequeño, con unos ocho años pregunté un día a mi padre por esa bandera y me contó que era la bandera vasca. Él sabía mucho acerca del tema, me contó todo y luego ya me informé yo”. Esto más que intentar adaptarse e integrarse, es más bien involucrarse como el que más en su nuevo entorno. 

Pero yo me quedo con que no podía reprimir la risa cuando se refería a la cantidad de canteranos con la que compite la Real entre los 16 mejores de Europa: “Cuando pienso en lo que conseguí en el Celtic, donde llegué al primer equipo desde la academia, y veo a los Zubimendi, Pacheco… Me doy cuenta de que para ellos es como lo fue para mí. Para ellos es su club, su Celtic y todo el mundo les quiere. Para mí era realmente increíble llegar al primer equipo porque tenía siete años cuando entré en el club… Y es que aquí tienes a 15 jugadores así. Es tremendo”. Un gran tipo sir Kieran. Ahora solo le queda alcanzar su mejor nivel y encontrar la fórmula con la que quedarse muchos años aquí para convertirse en un nuevo De la Bella. Y alcanzar la triple corona, tras ganar la Copa en Escocia e Inglaterra. Como me despidió tras 45 minutos de entrevista, ondo segi, KT. Nuestro Willian Wallace txuri-urdin. De Escocia, un pueblo amigo. ¡A por ellos!