Dos empates sin goles ante Betis y Cádiz cierran el año de la Real Sociedad, dejando un sabor de boca agridulce e injusto respecto a lo que ha sido en general el 2023 blanquiazul. Transcurridas ya unas horas desde que el equipo de Imanol cerrara el jueves su calendario con 0-0 en el Nuevo Mirandilla, toca ya tomar algo de distancia y valorar como se merecen doce meses de antología txuri-urdin. Todos los parámetros medibles hablan de uno de los mejores años en la historia del club, mediante cifras tras la que se esconde algo más. No se trata solo de que el equipo gana y de que la pelotita entra, expresiones estas quizás poco oportunas después de tres partidos sin marcar. Se trata, principalmente, de que a los buenos resultados les acompaña una forma de hacer las cosas que mantiene el proyecto al alza, independientemente de nombres propios y de individualidades.

El positivo balance global del 2023 txuri-urdin comienza a explicarse desde el regreso a la Champions League diez años después de la última experiencia en el máximo torneo europeo. El año comenzó con el equipo ubicado en la tercera posición clasificatoria tras ganar a Osasuna en Nochevieja (2-0) y con una renta de cuatro puntos sobre la quinta plaza ocupada por el Athletic. De ahí en adelante, y tras atravesar rachas de distinto signo, el equipo txuri-urdin logró certificar el cuarto puesto en pugna con el Villarreal y sobrándole un partido, el de la 38ª y última jornada ante el Sevilla. Más allá de estadísticas, la Real acreditó en el camino una madurez y un crecimiento importantes, con la visita al Barcelona en el Camp Nou como gran botón de muestra. Los de Imanol se plantaron en el coliseo culé con solo dos puntos de renta sobre el Submarino tras ganar este en Girona, pero respondieron con un histórico 1-2 (la Real no ganaba allí desde 1991) que supuso un espaldarazo clave.

¿Prueba superada?

El trayecto hacia la aristrocracia continental, eso sí, tuvo sus contradicciones. Mediado el mismo, el cuadro blanquiazul se enfrentó a la Roma en los octavos de final de la Europa League, cayendo derrotado en Italia (2-0) y no pudiendo remontar luego en Anoeta. Tras el varapalo en el Olímpico, el entrenador declaró que partidos así aún le venían “grandes” a su equipo, con lo que la presente temporada presentaba en agosto un doble reto a la Real Sociedad. Se trataba de desmentir semejante sentencia en toda una Champions, y de compaginar este torneo con la exigencia cotidiana de la Liga. De momento, y transcurridos más de cuatro meses de prueba del algodón, las conclusiones deben resultar más que satisfactorias.

Y es que la primera mitad de la campaña ha saldado con diagnósticos favorables todos los exámenes realizados. No hace falta ahondar aquí en la trayectoria de la Real en la recientemente concluida fase de grupos europea. Tampoco parece necesario recordar que , sexto, el equipo ocupa puestos continentales en la Liga. Y sí toca subrayar el modo en que la escuadra de Alguacil ha alternado, de domingo a miércoles y de miércoles a domingo, dos sendas exitosas por el momento. Hasta la fecha, los equipos txuri-urdin sabían lo que era rendir en un grupo de Champions y también instalarse en la zona alta de la tabla liguera, pero nunca habían combinado al mismo tiempo ambas circunstancias. Los síntomas de crecimiento, no ya de la plantilla sino del club y del proyecto en general, resultan innegables.

Al fin y al cabo, si el 2023 se cierra de forma positiva es tanto por los números como por las sensaciones. La historia reciente del fútbol y de la Liga está repleta de casos en los que un equipo ajeno a los mal llamados “grandes” encadena un par de campañas de éxitos y termina desmoronándose luego. La actual Real, mientras, se ha construido una base canterana que le condena a ciertos vaivenes deportivos, cada vez más imperceptibles, pero que a su vez le otorga estabilidad a futuro. La reforma del estadio ha generado una conexión social equipo-afición que no se conocía desde la etapa de Atotxa. Y el modelo de juego, adecuado a los tiempos que corren, ha casado con la identidad de un club que compite al más alto nivel europeo mostrándose fiel a sí mismo. A ver qué nos trae ahora el 2024...