Y de repente, Marcelino García Toral. Bastante tiene ahora mismo la Real Sociedad, con las maléficas curvas que le obliga a describir el calendario, como para reparar en la figura y en las estadísticas del entrenador del Villarreal. Copa por aquí, Liga por allá, Champions en el horizonte... Sin embargo, el próximo compromiso es el que es, contra el equipo amarillo en La Cerámica este sábado (18.30), y cuando asoma el técnico asturiano del Submarino siempre emerge su fenomenal racha liguera contra los txuri-urdin. Se ha medido a ellos en 20 ocasiones dirigiendo a siete equipos diferentes, y su saldo en dichos enfrentamientos es de doce victorias, ocho empates y ninguna derrota.

Si este próximo duelo correspondiera a la Copa del Rey, otro gallo podría cantar, porque en el torneo del K.O. los datos resultan favorables para los guipuzcoanos: cuatro rondas superadas (incluida la final de La Cartuja) y solo una perdida. Sin embargo, la visita realista al campo del Villarreal se incluye en la 16ª jornada de Liga, y ahí de momento toca apechugar con una racha cuyo inicio se remonta a septiembre de 2006. Acababa de arrancar la temporada del descenso txuri-urdin a Segunda y, en el cuarto partido del campeonato, el Recreativo de Huelva venció a domicilio en Anoeta (2-3). La Real no pudo ganar a la escuadra de Marcelino. 19 partidos después, sigue sin poder hacerlo (en Liga).

Un mal comienzo

Suele decirse que de la fricción constante nacen las desavenencias y las discrepancias, una circunstancia que podría aplicarse al modo en que gran parte de la afición blanquiazul mira al propio Marcelino. Sin embargo, la relación entre los realzales y el actual preparador nació ya viciada, por mor de unas declaraciones que García Toral efectuó en la previa de aquel encuentro de 2006. “Esta temporada, la Real va a estar de la mitad para abajo de la tabla”, aseguró, mediante unas palabras que escocieron pero que luego se demostraron atinadas: los txuri-urdin bajarían a la categoría de plata.

Labaka remata de cabeza ante Juanito, en el Real-Recreativo de la Liga 2006-07. Iban Aguinaga

El Recreativo fue el primer club con el que Marcelino se midió a la Real. Después lo haría con Zaragoza (en Segunda), Racing, Sevilla, Villarreal, Valencia y Athletic. Mañana, mientras, se enfrentará a los de Imanol en la fase inicial de su segunda etapa como técnico amarillo, tras ver en verano de 2016 cómo la primera tenía un final abrupto. En el mes de mayo previo, los castellonenses, ya clasificados para la Champions, habían perdido en El Molinón en la última jornada, contra un Sporting cuyos colores tiñen el corazón de Marcelino. La derrota trajo su resaca y sus posteriores controversias. y es que se salvó de bajar el propio Sporting. Pero el desencuentro en La Cerámica entre técnico y directivos derivó en destitución, en plena pretemporada 2016-17.

Desde entonces Marcelino llevó a la Champions al Valencia, conquistó una Copa del Rey con el cuadro che y condujo al Athletic a la final de otra, la perdida contra el Barcelona (fue Gaizka Garitano quien clasificó a los rojiblancos para el derbi de Sevilla). También levantó una Supercopa como zurigorri, mientras naufragó este pasado verano como entrenador del Olympique de Marsella, último paso previo a una aventura actual que ha arrancado con buen pie (cuatro puntos de seis). Este Villarreal resulta reconocible desde el sello que le imprimen en su banquillo: ordenado en 4-4-2, con esa ya clásica figura de centrocampista que se centra partiendo desde una banda (Carlos Soler, Muniain o ahora Baena), y con detalles y matices que el propio técnico va incorporando al repertorio. Su Submarino muta a 3-5-2 cuando ataca en posicional, y además demuestra tener muy trabajadas distintas fórmulas para sacar el balón jugado desde atrás, exponiéndose, saliendo a menudo con éxito, y sufriendo también, todo sea dicho, algunas pérdidas bastante peligrosas.