Dicen tanto de un equipo sus actuaciones más sobresalientes y espectaculares como su capacidad para competir en contextos complicados. De hecho, es muy posible que esto segundo resulte mucho más importante que lo primero. De esta Real Sociedad, por ejemplo, sabemos que puede exhibirse como le hemos visto ante rivales como Inter, Barcelona o Benfica. Pero quizás su argumento más sólido resida en cómo asoma siempre la cabeza dentro de panoramas ante los que otros se ahogarían. Los últimos encuentros contra Red Bull Salzburgo y Osasuna han presentado dificultades de consideración, por lo hermético de dos rivales más dedicados a tapar que a crear. Y lo cierto es que el ataque posicional de los txuri-urdin, constante e insistente, tampoco ha generado un torrente de ocasiones de gol, empresa complicada ante semejantes repliegues. Sin embargo, los de Imanol se las han arreglado en ambos duelos para merecer con creces la victoria. Ya llegará.

Las imágenes de pizarra que acompañan este artículo (en su parte inferior) ilustran qué partido preparó Osasuna, blandiendo argumentos que el gol de Moi Gómez reforzó nada más arrancar el encuentro. A la Real le costó luego meter mano a los de Jagoba, como no podía ser de otra manera, y aún así dispuso de oportunidades para remontar antes del descanso, tirando de fortalezas muy eficaces. Con su presión provocó el error de Catena que derivó en las ocasiones de Sadiq y Barrene. Mediante la estrategia dispuso de ese córner tan claro al segundo palo que casi remacha el nigeriano en pugna con Mojica. Y gracias a la verticalidad tras robo aprovechó esa rendijita que los navarros abrieron en su propio entramado, perdiendo el balón que propició el 1-1. A todo lo enumerado, además, hubo que sumar el modo en que los txuri-urdin evitaron cualquier tipo de transición local, porque esto no va solo de hacer, sino también de que no te hagan.

Durante los primeros 45 minutos, el panorama táctico del encuentro tendió a ahogar a una Real que no se mantuvo a flote por casualidad, sino gracias a los mencionados salvavidas. A lo largo de la segunda parte, mientras, los blanquiazules comenzaron ya a nadar con bastante más estilo, principalmente porque a quien trataba de hundirles la cabeza bajo el agua comenzaron a escasearle las fuerzas. No es la txuri-urdin una escuadra que perdone tus fatigados y comprensibles desajustes, así que el balón empezó a circular de aquí allá, y a cambiar de banda izquierda a banda derecha con mucha mayor frecuencia. Entre Traoré, Brais y Kubo cocinaron acciones que debieron traducirse en algo más. Fue una lástima que la pelotita no volviese a entrar.

1- UN DIFÍCIL PANORAMA. Marcó pronto Osasuna y recibió así licencia para ahondar en la fortaleza defensiva de su planteamiento inicial. Jagoba diseñó un 5-3-2 cuyo segundo punta (Rubén) se emparejaba con Zubimendi y en el que Budimir, más vigilante con Zubeldia, obligaba a la Real a salir mediante Le Normand. El bretón no encontraba línea de pase, más allá del sencillo envío a banda para un Tierney que también estaba libre.

2- AHOGADOS EN BANDA. Cuando el escocés recibía de Le Normand, Osasuna se activaba para ahogar a la Real junto a la cal. Aimar se escoraba para apretar al propio Tierney, mientras Torró y Moi, los otros dos centrocampistas, compensaban ese movimiento basculando hacia el lado el balón (línea en la imagen). Igualmente, el central derecho David García, sin punta al que marcar, podía aproximarse a la zona para ejecutar cualquier ayuda necesaria.

3- EL PASO DE LOS MINUTOS. El exigente trabajo mermó a Osasuna, cuya presión fue menguando. Esto permitió ya a la Real aprovechar el panorama anterior para cambiar el juego a la banda derecha (importante la centrada posición de Traoré en la imagen), provocar que Herrando saliera a por Brais (a Moi le costaba llegar) y buscar la espalda de este (círculo) con Sadiq o con el propio Brais, desde los envíos del lateral de Mali o de Take Kubo.