La Real se juega medio pasaporte para los octavos de final de la Champions en su visita al Benfica. Lo hace con un billete de ganador, ya que por ahora lidera su grupo al haber sumado cuatro puntos en dos partidos y, lo que es mejor aún, después de ser el equipo que mejor lo ha hecho de los cuatro. Poco dado a sacar pecho, Imanol fue más lejos y proclamó que había sido la mayor exhibición que había visto en mucho tiempo en la competición.
Las cuentas están claras en la jornada tres. Si la Real gana en Lisboa tendrá un pie en los cruces, si empata, tendrá que hacer valer el punto sin tropiezos en los dos duelos que le quedan en Anoeta y si pierde, la clasificación se apretará y, aparte de remar mucho aún, habrá que sudar tinta china para acabar entre los dos primeros. Es más, el grupo quedará más abierto que ninguno y podrá pasar de todo. No hay que olvidar que para el Benfica es una auténtica final, al tener su casillero de puntos vacío tras las derrotas que ha sufrido en las dos primeras jornadas.
No hay que olvidar que los lusos fueron cuartofinalistas de la pasada edición de la competición y que actualmente son segundos en su liga a sólo un punto de su vecino y enemigo Sporting. Es un equipo hecho para ganar y que, aunque sufre muchos cambios año a año, está muy acostumbrado a disputar la Champions y su gran objetivo, de largo, es entrar con fuerza en las eliminatorias de la misma competición. Bajar un escalón supone un fracaso para ellos.
El baile de Salzburgo dejó conclusiones convincentes. A día de hoy, el equipo titular es sin discusión el que se impuso con autoridad en tierras austriacas por 0-2. Después de las rotaciones ante el Mallorca, todo apunta a que Imanol repetirá el mismo once. Con el muro Remiro en la portería; Traoré, Zubeldia, Le Normand y Aihen, en la zaga; los intocables Zubimendi, Merino y Brais, en la medular; y Kubo, Oyarzabal y Barrenetxea, en el ataque. Cualquier cambio será considerado como una gran sorpresa. Y el jugador número 12, con la friolera de 3.500 héroes en la grada, apunta a ser clave para soñar con otra gesta europea a domicilio.
El Benfica lo ha ganado todo desde que perdió el primer partido de su campeonato ante el Boavista. En la primera jornada europea sufrió un grave accidente al caer contra el Salzburgo, con el atenuante de que le expulsaron a Antonio Silva, su gran referente en defensa, a los trece minutos y después de hacer un penalti que acabó en gol. Y en la segunda, cayó con justicia ante el Inter a pesar de contar con opciones. Su estrella es el eterno Di María, que todo parece indicar que no jugará de inicio. Al igual que otros dos jugadores clave como son el centrocampista Kokçu y Bah. Pero Roger Schmidt cuenta con nivel suficiente en todas las líneas como para amargar el día a cualquier rival que se le ponga enfrente...