Cuando faltaba una hora para que empezara el partido y supe de la alineación de la Real Sociedad, mi cabeza enseguida pensó en el 4-4-2 con rombo que dibujaría luego el equipo. Me parecía una alternativa muy coherente para hacer daño a un Mallorca que venía empleando el mismo esquema, aunque con doble pivote, y que había sufrido ante rivales que le habían enganchado en los pasillos de dentro, entre lateral, mediocentro e interior. Minutos después, sin embargo, se conoció el once de Javier Aguirre, quien regresó al 5-3-2 y me llevó así a la incertidumbre. ¿Reaccionaría Imanol tirando a Zakharyan a la izquierda de un 4-3-3? ¿Mantendría el rombo pese las circunstancias? Apostó por esto último y vimos una mala primera parte, porque me atrevería a decir que el esquema rival pilló al oriotarra algo a contrapié. Si fue así tuvo tiempo, en cualquier caso, de matizar cositas en el vestuario, antes del calentamiento, y conseguir que, desde fuera, a su equipo se le apreciaran claramente las intenciones ofensivas.

Porque sí, la idea blanquiazul a la hora de atacar resultó cristalina. Otro asunto es que saliera y se ejecutara bien, cosa que no sucedió. El Mallorca seleccionaba mucho sus momentos de presión alta, tendía a entregar el balón a la Real y, a partir de ahí, defendía con un bloque medio-bajo sumamente corto. Muriqi y Larin, uno de ellos sobre Zubimendi, esperaban en la divisoria, pero su zaga se situaba varios metros por delante de la frontal del área. De este modo, con el rival acumulando gente dentro y las bandas casi vacías, los espacios a explotar estaban a la espalda de la defensa bermellona, zona que los de Imanol buscaron lanzando desde el central libre a las incorporaciones desde segunda línea de Merino y Brais, o a los movimientos dentro-fuera de Oyarzabal y Carlos. El bagaje en ataque resultó pobre, y además se dieron varias pérdidas peligrosas que permitieron correr al cuadro balear.

Todo cambió tras el descanso, porque el 4-3-3 que introdujo el técnico txuri-urdin en la segunda mitad deparó situaciones más ventajosas. Entre Barrene, Carlos y Oyarzabal fijaron ya a los cinco defensas mallorquinistas. Y, aunque Aguirre mantuvo a Larin con Zubimendi y propició así una superioridad numérica visitante en la medular, los laterales locales pasaron a quedar libres, antes de recibir la presión escorada de Dani Rodríguez y Antonio Sánchez. Se trataba de mover el balón rápido de lado a lado, de dificultar de este modo la basculación de los tres medios bermellones, y de hallar algún desajuste dentro a partir de las recepciones fuera de Aritz (o Traoré) y Aihen. Cantaron bingo con el gol de Brais, antes de tener muy cerca el 2-0 y de sufrir en los diez minutos finales para aguantar el bombardeo.

1- LARIN IGUALA EL ROMBO. Javier Aguirre empató el rombo local emparejando a un punta con Zubimendi y marcando los tres medios de su 5-3-2 (Dani,Antonio ySamu) a Brais, Merino y Zakharyan. El bloque del Mallorca, medio-bajo y muy corto, dejaba espacio a la espalda de la zaga, zona que la Real buscó con envíos directos tras conducir del central que recibía libre. ¿Les faltó osadía a Zubeldia y Pacheco para ganar más metros con balón?

2- 'NUEVO' TRES PARA CUATRO. Tras el descanso, la Real dejó el 4-4-2 y mutó a un 4-3-3 cuyos atacantes fijaban a toda la línea de cinco defensas mallorquinistas.En la imagen se aprecia el resultante cuatro contra tres que Aritz, Brais, Merino y Aihen tenían ante la medular visitante compuesta por Antonio, Samu y Dani, una línea que basculaba hacia la banda del balón y a la que podía burlarse mediante circulaciones rápidas de lado a lado (Aiihen libre aquí).

3- LA ANTESALA DEL GOL. La acción del 1-0 arrancó en la derecha con Kubo, quien retrasó a Traoré.El esférico circuló rápido por toda la zaga para encontrar solo a Aihen en el costado opuesto, sin que la basculación de la medular visitante llegara a tiempo al lateral navarro (salió a por él el carrilero Gio). Barrene recibió sacando fuera de sitio al central Valjent y, tras gran maniobra, trazó un movimiento interior que generó la superioridad clave.