Da pena y fastidia mucho, porque puede resultar hasta injusto. Esta vez toca adornar el análisis con instantáneas que explican por qué la Real recibió esos dos goles en el Bernabéu, cuando el equipo hizo méritos para que reflejáramos aquí todo lo bueno que consiguió ejecutar con éxito. Durante muchos minutos, para empezar, ofreció una lección sobre cómo atacar el rombo que el Madrid dibuja cuando te presiona arriba: saliendo por fuera, metiendo desde allí el balón dentro y cambiando de orientación al extremo del lado opuesto. Kubo se puso las botas. Y tampoco puede decirse, además, que no funcionara el arriesgado entramado defensivo txuri-urdin, con una zaga muy adelantada y emparejamientos al hombre en bloque alto que se matizaban luego si tocaba dar un pasito atrás. Entonces, los de Imanol comenzaban tapando dentro para después reforzar el lado por el que avanzaba el rival, principalmente su izquierdo, el de Fran García, Kroos y Rodrygo. Muy buen Take, también en la contención. Brillante Zubeldia. Y algo más despistadete Taoré, alternando luces y sombras. 

El Real Madrid remontó desde la banda del africano, aunque, digámoslo todo, Hamari fue únicamente víctima en la acción del 1-1. El adversario también juega, había enfrente un muy buen equipo y los de Ancelotti supieron, en cierto modo, dar a la Real de su propia medicina. Al fin y al cabo, los guipuzcoanos replicaban el rombo local cuando se lanzaban a apretar, lo que les llevó a sufrir igualmente los efectos de semejante estrechez defensiva. Salió el cuadro merengue por fuera. Valverde lanzó una gran diagonal a Rodrygo, pinchado este en la izquierda. Y el uruguayo resolvió segundos después la acción que él mismo había iniciado. ¿No la terminaron defendiendo los nuestros muy aculados?

El caso es que la Real no estaba sufriendo en exceso antes del 1-1. Y tampoco padeció mucho después de ese gol. Lo que pasa es que, para variar, había perdonado en varias ocasiones su segunda diana, y encima Traoré andaba algo difuso a la hora de interpretar cuándo olvidarse de Rodrygo para salir a banda a por Fran García. Un error suyo ante el brasileño embotelló al equipo en área propia durante 30 largos segundos, saldados con dos despejes. Justo después, en la tercera acometida, llegó el 2-1, y eso que el de Mali recibió ahí buenas ayudas de sus compañeros, de Kubo más que nada. En la foto final salió Joselu rematando solo, tras un desajuste iniciado, quizás, por el movimiento con el que Zubimendi dejó de perseguir a Bellingham para marcar la línea del fuera de juego. Sin embargo, la diana empezó a entenderse desde el desahogado centro del lateral. 

1- EFICACES EN EL RIESGO. La Real fue muy atrevida en la presión, emparejándose así con todos los jugadores blancos (Oyarzabal lo hizo con Rudiger y Tierney aguardando las subidas de Carvajal, con ambos futbolistas merengues fuera de pantalla). El rival buscó muchos envíos directos a la espalda de la adelantada zaga txuri-urdin, pero los de Imanol fueron bastante eficaces empleándose de este modo, pese a los riesgos que entrañaba.

2- EL GOL DEL EMPATE: ¿DEMASIADO HUNDIDOS? Poco que objetar al modo en que el Real Madrid generó esta situación de peligro, combinando con brillantez en su banda derecha y cambiando de orientación el juego a la zona de Rodrygo y Fran García. Luego queda la duda de si la Real no defendió demasiado hundida el centro del lateral blanco. Remiro y siete jugadores de campo esperaron el envío dentro del área, cuya frontal quedó vacía para la llegada de Valverde.

3- TRAORÉ, POCO AGRESIVO EN EL 2-1. El Madrid había iniciado el ataque desde la zona de centrales, tras despeje largo de una Real replegada. En contexto de bloque bajo, Kubo leyó bien que podía olvidarse de su teórico par, Kroos, para ayudar a Traoré con Rodrygo, permitiendo también que Zubeldia no desprotegiera el eje de la zaga. La situación debería haber llevado al de Mali a ser más agresivo y a no conceder tanto espacio para el centro de Fran.