El verano se ha adentrado ya en el mes de julio con varias incógnitas por resolver en todas las plantillas de la Liga, incluida la de la Real Sociedad. El posible regreso de Sorloth, las gestiones para reforzar otras demarcaciones y el interés de clubes ajenos por futbolistas del equipo centran gran parte de la atención durante el presente mercado estival, pero la dirección de fútbol también debe trabajar otras circunstancias, con miras al futuro de la entidad. En este sentido, merecen un capítulo a parte los movimientos de distinta naturaleza ejecutados con los canteranos perteneciente a la generación del año 2000, la quinta del gran dilema.

Semejante cartel responde a la situación en la que quedaría cualquier jugador nacido entonces y con ficha del Sanse. Al dejar de ser considerado sub-23, a partir de esta próxima temporada ya no podría subir al primer equipo y regresar luego al filial: cualquier minuto en Liga o Copa con los mayores le impediría volver al segundo equipo. En esta tesitura quedaron durante el pasado curso Aritz Arambarri (1998), Imanol Ezkurdia, Jokin Gabilondo y Javi Martón (los tres de 1999), viviéndose momentos significativos respecto a la regla en cuestión. Arambarri tuvo minutos con Imanol en la Europa League, pero no en los torneos estatales. Y Gabilondo, lateral derecho, nunca llegó a competir en Primera, pese a su buena campaña y a que coincidieron en el tiempo, a principios de febrero, las lesiones de Sola, Gorosabel y Aritz.

PROS Y CONTRAS. Los cuatro jóvenes citados (Arambarri, Gabilondo, Ezkurdia y Martón) han dejado este verano una Real que ha gestionado ahora el estatus de siete futbolistas nacidos en el 2000, y entrantes por lo tanto en la edad conflictiva. Lo es porque, en un club de cantera como este, no parece tener mucho sentido contar en el filial con jugadores muy difícilmente alineables en el primer equipo. Sin embargo, el nivel de la Primera RFEF, la categoría del Sanse, resulta superior al de la antigua Segunda B, por lo que también resulta recomendable la ayuda para los potrillos de algún elemento más veterano en el plantel.

La Real no hace ascos a tener en su segundo equipo a jugadores mayores de 23 años: ha renovado a Ander Zoilo, apunta a dar continuidad a Yago Cantero (con contrato en vigor) y propuso la renovación a un Iker Kortajarena que prefirió iniciar una nueva andadura en el Huesca. Sin embargo, el propio club también ha dado a salida a futbolistas de esta misma generación como Dani Garrido, Jorge Aguirre (recala en Osasuna Promesas) o Ander Martín (fichado por el Burgos). El séptimo pasajero, finalmente, sería un Jon Ander Olasagasti que opta a ocupar en la primera plantilla la vacante de Asier Illarramendi, tras jugar cuatro partidos oficiales a las órdenes de Imanol la pasada temporada.

Hay que subrayar que la situación de todos los futbolistas mencionados contrasta, por edad, con la de varios integrantes de la primera plantilla menores que ellos. Es el caso, en total, de seis jugadores. Jon Pacheco, Ander Barrenetxea y Take Kubo nacieron en el año 2001. Beñat Turrientes y Robert Navarro lo hicieron en el 2002. Y el benjamín del grupo, Mohamed-Ali Cho, pertenece a la quinta del 2004. Además, un habitual en los planes de Imanol Alguacil como el potrillo Pablo Marín también ha irrumpido de forma temprana, ya que su generación es la de 2003. 

ROBERTO LÓPEZ, EL OCTAVO

En la disciplina realista hay un octavo futbolista perteneciente a la generación del 2000. Se trata de Roberto López, aunque su caso resulta muy distinto al de los otros siete exponentes de su quinta. El mediapunta aragonés perteneció a la primera plantilla durante la temporada 2020-21. Bajó un año después al Sanse, pero debido al ascenso del filial a Segunda División. Y durante el último curso ha militado cedido en el Mirandés, de nuevo en la categoría de plata, cumpliendo con nota. Visto lo visto, obviamente, un hipotético regreso para jugar en Primera RFEF con el segundo equipo txuri-urdin no se sostenía. López, en cualquier caso, también tiene difícil acceder a la primera plantilla con toda la competencia que existe en su puesto. Cuenta con contrato hasta 2025 y para este próximo ejercicio ha sido cedido al Tenerife de Asier Garitano, club que deberá ejercer obligatoriamente la opción de compra del futbolista en caso de ascenso.