La Real Sociedad quiso homenajear a Mikel Oyarzabal por su partido 300, que cumplió ante el Sevilla con una entrevista en la que repasó su trayectoria: “Estoy contento. Al final llegar a una cifra como esa siendo tan joven siempre es algo para estar orgulloso. También estoy feliz porque siempre he tenido la oportunidad de jugar y porque los entrenadores siempre han contado conmigo. Satisfecho, pero también deseoso de que venga más”. 

El canterano comenzó como tantos jugadores del territorio que venían en taxi a entrenar: “Recuerdo esos años con alegría y con orgullo. Hubo muchas horas de taxi, muchos viajes, muchos sacrificios, pero mantengo muchos amigos de entonces. Ahora estamos cuatro personas de aquel equipo y para nosotros es bonito”.

En 2015 fue citado por David Moyes con su inseparable Zubeldia para completar la pretemporada: “Para mí fue una sorpresa que me llamaran para hacer la pretemporada con el primer equipo, sólo acababa de terminar mi segundo año como juvenil. Me acuerdo que estaba de vacaciones, con mis amigos, eran las fiestas de Eibar y me encontraba en la calle, cuando me llamaron para decir que el primer equipo quería que hiciera la pretemporada con ellos y que a los tres días tenía que ir a Zubieta a hacer una pequeña pretemporada con otros del Sanse”.

El 10 reconoció que se puso nervioso: “Sí, les avisé a mis padres, pero la pretemporada fue una gran experiencia. Además, la presencia de Igor a mí lado me dio un punto de seguridad, luego ya con el paso de los días fui cogiendo confianza con todos, pero compartir carrera desde entonces junto a él es especial. Tenemos un recuerdo muy bueno”.

Su estreno llegó meses después en el campo del Levante: “También fue un momento especial. Desde niño te imaginas jugando en la Real en Primera. Yo había nacido en Eibar, pero era realzale desde pequeño. Cuando me dijeron para calentar en la banda estaba algo nervioso, pero luego fuimos ganando 0-3 y ya me dijeron que me preparase, que iba a debutar. Fueron diez minutos escasos, no sé si llegue a tocar mucho el balón, pero es un momento que queda para siempre”.

La final de Copa es la gran postal de su carrera: “Muy, muy especial para mí, a nivel personal, pero creo que para todo el equipo también. Una pena en qué situación se celebró la final, pero después de tantos años la Real consiguió ganar otro título y fue una alegría para todos. Tenía un punto de responsabilidad, pero, por suerte, todo salió bien y quedó como un momento para siempre”. 

Oyarzabal echará de menos a su amigo Illarra: “No sé muy bien por qué, pero con Asier siempre he tenido una relación muy estrecha y muy especial casi desde el principio. Cuando entré en el primer equipo me tocó la taquilla al lado y al final pasamos muchas horas juntos y, quieras o no, eso te da mucho. Aparte del fútbol, hemos compartidos muchas cosas en la vida, muchos momentos, muchas vacaciones, nuestras parejas también son muy amigas, nuestros padres también, y eso te une más. Recibir el testigo de la mano de Asier para mí fue muy especial. Asier se merecía todo esto que le ha pasado. Para nosotros ha sido un ejemplo siempre, para mí también. Él ha sido siempre nuestro capitán y ya sabe todo lo que siento para con él”.

La temporada ha sido de ensueño: “A nivel personal, si echo la vista atrás y veo cómo empezó la temporada y cómo ha terminado, para mí no había una opción mejor. Ha sido un año muy bonito y muy especial. Lo importante es siempre lo colectivo y el objetivo se ha cumplido. A todos nos gustaría haber jugado más y mejor, pero lo que importa son los objetivos colectivos. Quién nos hubiera dicho que íbamos a conseguir esto. Ahora toca disfrutarlo. El año que viene será de nuevo un año bonito y especial. Trataremos de igualar lo que hemos hecho o de superarlo”.