En esta segunda parte de la entrevista, Carlos Fernández aclara que no piensa que esté jugando acelerado y reconoce que Imanol está siendo su gran valedor.

Lo tiene todo para ser un ídolo de esta afición, pero le faltan días de gloria.

Qué te voy a decir, pues claro, y Carlos es el primero que quiere que eso pase. 

A veces parece demasiado acelerado cuando salta al campo.

Sois vosotros los que lo escribís y ponéis que tal y cual. Es que en muchos momentos no entendéis el juego y lo que demanda el partido en esa situación. No juego acelerado, yo soy pasional. Sí que ha habido momentos en los que he pensado qué tarjeta más tonta, como contra el Valladolid en la última jugada, en la que me pitan una falta y protesto. En otros es que en el campo entiendo en ese momento en el que tenemos un resultado un poco justo e intento beneficiar al equipo. No tiene nada que ver con estar acelerado o salir revolucionado, eso no existe. Tú sales y lo que quieres es hacerlo lo mejor posible. 

En el campo entiendo en ese momento en el que tenemos un resultado un poco justo e intento beneficiar al equipo. No tiene nada que ver con salir revolucionado, eso no existe. Tú sales y lo que quieres es hacerlo lo mejor posible.

¿Ha necesitado ayuda extra psicológica?

Teníamos en el club a Imanol Ibarrondo, que siempre ha estado cerca de nosotros. La verdad es que nos ayudaba muchísimo y era muy importante en el día a día. En el poder hablar con una persona y abrirte. Todo el mundo tenía la confianza en él para ir y contarle problemas.

Imanol es su gran valedor.

Sí, en el querer hacer buenos partidos y alcanzar un gran nivel para todos incluyo a Imanol, que ha creído en los momentos duros y difíciles. Quiero devolverle la confianza depositada.

Por fin marcó en Mallorca en un gol muy Carlos Fernández.

No vi el balón entrar porque pasó entre varias piernas. Sobre todo tuve una sensación de… ¡Bien! Los compañeros me gritaban de todo, me daban collejas… Fue bonito. Es verdad que cuando había jugado había tenido situaciones para marcar. Un palo contra el Betis, otra que me saca Rui Silva; otro palo en Europa ante el Sheriff; en Valladolid un cabezazo en una falta lateral… He tenido ocasiones y sabía que en el momento que entraran todo sería diferente. Sería mucho más preocupante el hecho de que no tuviera opciones de anotar. Jugar de titular y no generar peligro. En ese sentido estaba tranquilo, quería y no había nadie con más ganas que yo de marcar un gol, pero no tenía esa ansiedad.

¿Es muy dependiente del gol?

No, hoy en día, un delantero necesita aportar muchísimas más cosas. Externamente, todo se valora en los goles que uno ha marcado, pero en el juego hay muchas más cosas que el delantero debe de aportar. Probablemente, sea una de las facetas más importantes, sí, pero no es la única. Juegan once jugadores, puede marcar cualquiera, a balón parado…

Otro momento bonito fue contra la Roma: la grada coreó su nombre al ser expulsado por primera vez.

La anécdota es curiosa: La primera vez que corearon tu nombre fue porque te expulsaron. Fue un rifi-rafe por la frustración de ver que se te escapaba la eliminatoria.

En Mallorca no vi el balón entrar porque pasó entre varias piernas. Sobre todo tuve una sensación de… ¡Bien! Los compañeros me gritaban de todo, me daban collejas… Fue bonito. Es verdad que cuando había jugado antes había tenido situaciones para marcar

Imanol cerró la puerta a su salida cedido en enero.

No tengo ni idea. Ni me llegó nada y en ningún momento se planteó.

En el 4-4-2 se ve mejor que en el 4-3-3.

A mí siempre me ha gustado jugar con otro delantero. Me siento más cómodo. Pero ha habido momentos en los que el 4-3-3 nos ha dado mucho y que en el fútbol de hoy tienes que dominar distintos sistemas. El otro día empezamos con el 4-4-2 y acabamos con el 4-3-3. A veces hemos utilizado defensa de cinco. 

¿Qué tiene de especial o de distinto la Real? 

Creo que se está consiguiendo una conexión muy buena, que es maravilloso. La gente se siente parte de lo que está pasando en el campo durante los partidos, de ahí el ambiente que se genera. Me parece un sitio que cada día me gusta más. Voy conociendo la ciudad, mi pareja y yo estamos muy a gusto. Hemos vivido por el centro y fuera; soy de los que se empapa de la ciudad. Al final, tienes que aprender y hay muchísimas cosas que me pueden enseñar de la cultura. A nivel de club, destaco ese crecimiento y esa mejora constante en todas las partes. En lo más importante, que es el campo, y en las plantillas, con los jugadores, no solo los que llegan, sino también los que están. El nivel no solo se mantiene de una temporada a otra, sino que va creciendo. Por eso, a día de hoy peleamos por estar en Champions. Eso es algo que hay muy pocos equipos que puedan decir y que sigan en esa línea ascendente. No se ve un techo, a todos los niveles de club hay mucho margen de crecimiento. A la gente que ama a la Real le va a dar muchas alegrías.