No, Imanol. Entiendo que gestionar una plantilla de 25 tíos resulta mucho más complicado de lo que nos parece a quienes vemos jugar al equipo desde las alturas o por televisión. Comprendo que hay fases durante una temporada en las que procede tocar determinados botones para estimular a un grupo de futbolistas. Y también tengo consciencia de que, al margen de entrenador, eres un hincha más: quizás lo que dijiste en Italia respondiera simplemente a la frustración del momento, solo minutos después de recibir un gol que fue para verlo. Sé que lo que uno declara a lo largo de una rueda de prensa no tiene por qué ajustarse a su visión exacta sobre cualquier asunto, porque estas comparecencias tienen un componente de teatrillo ante el que de vez en cuando toca ejercer de actor. Y sé igualmente que, al calor de una derrota, todo se ve peor que transcurridas unas horas. Da igual, nada importa ya. Te moviera lo que te moviera el pasado jueves en el estadio Olímpico, supongo que a estas alturas de la película crees que no es cierto. No, Imanol. A la Real Sociedad no le vino grande el partido de Roma.

Demasiados tópicos

Lo que pasa es que la Real no está bien. Y no estar bien en unos octavos de final de la Europa League se paga caro. Me sorprendieron muchos análisis posteriores a la derrota del jueves, porque tenían toda la pinta de precocinados. Estaban ahí preparados, escritos y hablados de antemano, para ser introducidos en el horno después del 2-0 y ser presentados sobre un plato en cuestión de minutos, repletos de topicazos y de frases hechas. Acudir a conceptos como la experiencia, la falta de oficio o la dificultad para superar los herméticos planteamientos de Mourinho tendría un pase si lo de Roma solo hubiese sucedido allí. Ocurre, sin embargo, que llevamos ya unas cuantas jornadas de Liga asistiendo a problemas que no se sufrieron en exclusiva ante los italianos. Que sí, que su entrenador es un perro viejo. Que sí, que se las sabe todas y además es un muy buen técnico. Pero contra el Cádiz de Sergio González, el Mallorca de Javier Aguirre o el Valencia de Rubén Baraja hemos evidenciado déficits muy parecidos a los de la cita continental. La diana de El Shaarawy en el Olímpico tiene sus similitudes con la que costó la derrota en Mestalla, por ejemplo. Y ni qué decir tiene que si los envíos largos de Rajkovic a Abdón llegan a ser de Rui Patricio para Abraham las lecturas de nuestra vulnerabilidad habrían sido mucho más drásticas, por aquello de haber quedado en evidencia en un escenario de campanillas. No. Imanol no dijo el domingo que a la Real le vino grande el partido de Son Moix. 

Lo de Italia

Yo vi bastante bien al equipo en Roma. Firmó su mejor encuentro de los últimos cinco, sin discusión además. E incluso puedo defender, con la perspectiva que da el paso de los días y apartándome de un resultado muy malo, que acreditó en tierras italianas ese paso adelante que le demandábamos para los cruces europeos. En 2021, la escuadra txuri-urdin viajó a Turín para ser fiel a sí misma ante el Manchester United y llevarse cuatro. En 2022, mientras, rindió mucho mejor contra el RB Leipzig, aunque a costa de hacer larga la eliminatoria matizándose casi hasta la desnaturalización. Y en 2023, finalmente, viene de competirle de tú a tú a un muy buen rival, mostrándose reconocible al 100% y haciendo muchas de las cosas que le vemos todos los domingos. Hoy en día, cuando un equipo de la Liga sale por Europa, debe medirse, por lo general, a adversarios cuya superioridad física resulta evidente y notoria, circunstancia aplicable a nuestros verdugos recientes. Pues bien, el mérito de la Real en Roma consistió en que el partido no pasara, durante un largo período además, por la faceta condicional, y sí por el juego puro y duro. ¿Por qué perdió entonces? Por los mismos motivos que le han llevado a sumar seis puntos de 18 en lo que va de segunda vuelta.

¿Remontada?

Las luces no están apagadas en lo ofensivo. Claro que cuesta superar los repliegues casi sistemáticos de los rivales, cuyos planteamientos se ven determinados por un respeto que se ha ganado la propia Real. Y a nadie se le escapa, además, que el equipo txuri-urdin tampoco está generando precisamente un torrente de oportunidades a favor. Dicho esto, su fútbol y los movimientos de los jugadores delatan siempre la existencia de un plan en el que se cree y que da pie a situaciones bastante ventajosas. A partir de ahí, están faltando dos o tres puntos de finura para acertar con el centro, con el último o el penúltimo pase, o con el momento del envío en profundidad. Y completa el cóctel explosivo una retahíla de errores en la fase defensiva que vienen costando varios goles evitables, contra la Roma y contra el Mallorca, en el Olímpico y en Mestalla. ¿Remontada el jueves? Confiar en que los de Imanol recuperen ya su mejor versión supone un voluntarioso acto de fe. Pero, si lo hacen, tendrán mucho que decir aún. De lo contrario, tocará centrarse en un esprint final de trece partidos ligueros.