En tiempos de bonanza, con el equipo afianzado en la tercera posición en el ecuador de la temporada tras empatar en todo un Santiago Bernabéu, la incontrolable plaga de bajas comienza a pasar factura a la Real. Imanol Alguacil se va a encontrar con una situación límite en la defensa este domingo en la visita del Valladolid. Un duelo al que en Anoeta le dan especial importancia, ya que consideraban a priori que era el que había que sacar adelante más que la siempre exigente visita al templo merengue.

El foco de la crisis por las lesiones se ha agudizado y se ha agravado en las últimas semanas. La situación para el duelo antes los castellanos es la siguiente. No jugarán seguro ninguno de los tres laterales derechos, Aritz Elustondo, el último en caer, Gorosabel y Sola. Además todavía continúan en el dique seco Jon Pacheco y Ander Guevara, lo cual condiciona mucho las posibles alternativas o la soluciones para salir al paso. Lo normal a día de hoy es que el técnico opte por mantener la misma estructura con la que finalizó en el Bernabéu, con Igor Zubeldia en la banda derecha, Martín Zubimendi como pareja de Robin Le Normand en el centro y, probablemente, Diego Rico en la izquierda después de que entrara en la segunda mitad en Madrid.

No hay que olvidar que en otra situación de emergencia, como fue la expulsión de Aritz en el partido del Valencia de este curso en Anoeta, Imanol probó con la fórmula de Zubeldia en banda y retrasar a Zubimendi. Así aguantó hasta el descanso, cuando recurrió a Pacheco para que el mediocentro regresase a su demarcación habitual, mientras que el azkoitiarra se mantuvo en el lateral. Como es lógico, esto provocaría que fuese Illarramendi quien ocupase la plaza que deja libre el de Ulia. El capitán se encuentra a un gran nivel y cada vez está más cerca de renovar su contrato por méritos deportivos, aunque fuese a la baja, como es normal después de que se haya pasado tanto tiempo alejado de los terrenos de juego. Imanol siempre ha declarado que es una pieza vital para él en el vestuario.

La alternativas menos probables o casi descartada es la de Jokin Gabilondo. El lateral de Urretxu está completando una notable temporada a las órdenes de Sergio Francisco pero cuenta con el mismo problema que Arambarri y Ezkurdia, y es que ya tiene 23 años o más lo que conlleva que si juegan un minuto con el primer equipo, ya no tendrá posibilidad de regresar al Sanse. Por lo tanto, en el hipotético caso de que diera ese improbable paso, estarían obligados a entrar en la dinámica de Imanol, con un dorsal superior al 25, ya que no hay ninguna ficha.

La dirección deportiva no se planteó en ningún momento la posibilidad de forzar la llegada de un lateral derecho en este mercado de invierno. Para traerlo hubiese tenido que dar una baja y el técnico no quería oír que se fuese ninguno de sus pupilos. Como en otros mercados, el nombre que tienen apuntado en rojo es el de Álvaro Odriozola. Jokin Aperribay tiene una especial predilección por el donostiarra y se trata de la típica operación retorno que tanto le seduce, con un balance muy favorable en lo económico, algo que no hubiera sido tan beneficioso en este mes de enero.

Lo que también se antoja casi como inviable es la variable de utilizar a dos laterales zurdos, es decir pasar a Diego Rico o Aihen Muñoz a la derecha. Y el hecho de cambiar de esquema, con tres centrales, también parece bastante improbable sobre todo cuando se juega en casa y la Real está funcionando como un reloj. No hay que olvidar que si se recurre a ese sistema, Imanol tampoco contaría con un carrilero en la derecha, salvo que Barrenetxea se recupere y entre directo al once. Algo que tampoco resultaría descabellado dado el magnífico rendimiento que ofreció en el Camp Nou donde nos recordó al joven diamante de 17 años que debutó con Asier Garitano.

Por último, la novedad en la medular en el puesto que dejaría Illarramendi, entraría Pablo Marín que está dejando boquiabierto a todos incluso en Zubieta y que no fue titular en Madrid porque estaba tocado.