Este artículo viene emparedado por dos citas de las grandes, el empate contra el Atlético de Madrid y la visita el jueves al Manchester United. Sin embargo, no ha transcurrido aún ni una semana desde que el mercado de fichajes echara el cierre, dando carpetazo a un verano de calado en clave txuri-urdin y que toca analizar aquí. La ventana se salda con más de 20 millones de euros de superávit, llegadas y salidas mediante. Y se zanja también con un plantel compuesto por 25 futbolistas, quince de los cuales han pasado por el Sanse. Es decir, justo ese 60% del que el director de fútbol ha hablado abiertamente en diversas ocasiones. Puede decirse, por lo tanto, que Roberto Olabe lo ha clavado. En lo económico y en lo estadístico, las cifras hablan por sí solas. En asuntos mucho más relativos y opinables, mientras, la gestión acometida por el club durante estos tres últimos meses me ha parecido igualmente positiva. Y no trato aquí una cuestión de refuerzos, que también, sino de actitud. Miércoles 31 de agosto. Mediodía. El tiempo se agota y la incorporación de Sadiq parece encallada. Pero la Real, con fajos de billetes desbordándole los bolsillos, no se pone nerviosa y transmite un mensaje de convicción: o el nigeriano (en las condiciones previamente acordadas) o nadie. ¿Una pose? No lo creo.

El mercado de la Real

Guardametas

Ahí está el caso de la portería para demostrarlo. Se marchó Ryan. Y en la entidad, ya sin el australiano, sondearon la opción de traer otro arquero. No pudo ser lo de Álvaro Fernández, el meta del Huesca que ha fichado por el Espanyol. Así que, una vez frustrada la opción prioritaria, se apostó por lo que hay (Andoni Zubiaurre) y no por remiendos apresurados. Remiro y el ordiziarra son los porteros de la Real, formando una dupla que, en mi opinión, se valora desde un enfoque incorrecto. “¿Pero no te vale Zubiaurre para ser suplente y jugar seis partidos al año?”, cuestionan sus defensores. Les entiendo, porque a mí Andoni sí que me sirve, para seis partidos, para diez y para ese (hipotético) mes entero que Remiro pasaría lesionado. Pero, por otra parte, también comprendo que el club se haya movido en el mercado, ya que sus objetivos al hacerlo iban más allá de la valía del canterano para ejercer de reserva. Se trataba, principalmente, de traer competencia, de amenazar al teórico titular y de generar así un contexto sin el que es imposible entender el innegable crecimiento de Álex, exigido por Ryan durante todo el pasado curso. ¿Conseguirán Zubiaurre y su destacable evolución seguir presionando al de Cascante? Ojalá. Sería importante. Y bueno para la Real.

Polivalencia

Brais, Momo Cho y Kubo. Es cierto que el terremoto Isak ha terminado luego propiciando las llegadas de Sorloth y Sadiq. Pero los de gallego, francés y nipón resultaron de inicio los fichajes estructurales de una dirección de fútbol cristalina en cuanto a sus pretensiones: teniendo en el banquillo a Imanol y a su flexibidad a la hora de alternar dibujos, tocaba confeccionar un plantel a imagen y semejanza del oriotarra, más camaleónico y menos condicionado por el 4-3-3 como esquema de cabecera. Las tres primeras incorporaciones trajeron a Donostia a sendos futbolistas con capacidad para jugar por dentro y por fuera, en estructuras de todo tipo. Y, por si esto fuera poco, la multiplicación de perfiles en el plantel se ha visto finalmente reforzada por los mencionados Sorloth y Sadiq. Al noruego ya le conocemos. El ex del Almería, mientras, aporta importantes dosis de gol: presencia, hambre y agresividad en área rival, un déficit que veníamos acusando. Bien.

Lateral derecho

No creo que arriesgue tanto el club prescindiendo de Zaldua para subir a Sola, quien cuando concluya la temporada tendrá ya 24 años. No es ningún crío. Además, la de lateral derecho resulta, en esta Real, una demarcación muy exigente en lo físico, pues Imanol suele escoger la banda diestra para saltar a la presión alta. Toca completar ahí recorridos largos que emparejan a Gorosabel y compañía con el carrilero zurdo rival, y que obligan a una repetición de esfuerzos difícil para el propio Joseba, recién llegado a la treintena y tendente a sufrir en lo muscular. Además, Aritz puede ejercer ese rol más conservador en el puesto, lo que al arriba firmante termina de tranquilizarle.

Un punto delicado

Y vamos con la última. ¿Quién va a hacer de Zubimendi cuando falte Martín? Mejor o peor, Illarramendi, Guevara o Turrientes pueden jugar su papel en la creación, como mediocentros puros. Pero, sin el esférico, ver la importancia que el 3 tiene a la hora de compensar al equipo en bloque alto dificulta pensar en las alternativas mencionadas como relevos de plenísimas garantías. Y es que definir a Zubimendi como pivote parece reduccionista. Este resulta, más bien, un 4 moderno con capacidad para subir a interior e incluso pisar área rival, dotado también para convertirse en tercer central y achicar agua en área propia, y garantía igualmente para corregir atrás cuando el equipo aprieta arriba, cerrando entonces en la última línea con 40 metros libres a su espalda. Afortunadamente, como siempre ha sucedido en la Real Sociedad, existen soluciones en el Sanse, cuyos dos primeros partidos de la temporada han situado a Urko González de Zárate en el eje de la medular. Se trata de una declaración de intenciones por parte del club, cuyos movimientos, este y todos, siempre tienen una razón de ser. Normal que la gente se ilusione.