- Cuando hace unos meses Ralf Rangnick sustituyó a Solskjaer en el banquillo del Manchester United, fue considerado en muchos círculos futbolísticos como un auténtico desconocido. Lejos de resultarlo, el alemán es en realidad uno de los padres del estilo de juego que impera hoy día en Europa. Las propuestas eléctricas, verticales y presionantes que se imponen actualmente en el continente ya triunfaban antes del aterrizaje del propio Rangnick en Leipzig, en 2012. Sin embargo, el modo en que él las implementó en un club entero, de arriba y abajo y con capacidad de mando para hacer y deshacer a su antojo, sí resultó pionero. Por eso muchas entidades en el mundo vienen a emular en los tiempos que corren aquel proyecto que inició el RB hace diez años y que continúa vigente. Nuestra Real, salvando las numerosas distancias, sería uno de ellos.

Rangnick cogió al Leipzig en cuarta división. Y, pese a contar con capital para fichar individualidades, puso el foco sobre el juego, siendo precisamente esto lo que diferencia al club alemán de otros muchos sustentados por el dinero. El técnico germano diseñó a las primeras de cambio un plantel insultantemente joven, más moldeable así para implantar lo que pretendía. “El fútbol ha cambiado mucho. Correr doce kilómetros en un partido se ha convertido en lo normal para cualquier futbolista. Además, de esa distancia, en torno a dos kilómetros se completan con esprints intensos”, declaró.

El entonces nuevo director deportivo del club hablaba tras su aterrizaje en el mismo de un fútbol “de presiones agresivas y transiciones extremas”. Es decir, de equipos asfixiantes en bloques altos casi permanentes, y verticales al máximo en cuanto recuperaban el balón. “Esto solo se consigue con jugadores de una condición física óptima y también de mentalidad adecuada. Por eso no queremos futbolistas de cierta edad, veteranos, que lleguen a nuestro club y piensen: ¿Por qué corren y esprintan tanto estos locos?”.

El palmarés reciente de la Champions, con protagonismo para técnicos de la escuela en cuestión, habla de una propuesta que ha calado y triunfado, y que continúa teniendo al RB Leipzig como uno de sus grandes exponentes. La idea la ha importado incluso el Bayern de Múnich, que en verano incorporó a su banquillo a Julian Nagelsmann, otro de la cuerda. Lo fichó, cómo no, procedente del rival europeo de la Real. Vanguardia pura y dura.