a Real se marchó al descanso ganando 1-0 al PSV Eindhoven. Marcó en el minuto 41. Antes, Remiro había rechazado con apuros un remate del japonés Doan. Y Bruma había helado Anoeta con un disparo al larguero. Con ventaja en el marcador, todo resultó más sencillo, hasta el punto de que el partido europeo acabó con un contundente 3-0 en el marcador. ¿Acertó Imanol con su planteamiento de repliegue? Yo creo que sí, porque evitó que el encuentro se convirtiera en un peligroso ida y vuelta, perjudicial para nuestros intereses. ¿Se decidió la contienda en función de detallitos? También, por mucho que la renta final fuera de tres goles. No me quiero imaginar todo lo que se habría dicho y escrito si la cosa no llega a salir bien. "La Real se traicionó a sí misma". "Salió a jugar retrasada cuando solo le valía la victoria". "Europa acobardó al equipo".

El técnico argentino nos caricaturizó con acierto a los periodistas durante una charla en Brasil, hace unos años ya. "El argumento que se utiliza para amplificar un comportamiento en la victoria es el mismo que se utiliza para condenar ese comportamiento en la derrota. Y lo voy a traducir con un ejemplo. Si en mi equipo juega Neymar, roba un balón a 80 metros de la portería, contraatacamos, hacemos gol y ganamos varios partidos seguidos, me lloverán los elogios: ¿Ven? Bielsa ha domesticado a Neymar. Ha conseguido que trabaje para el colectivo, dirán o escribirán. Si, en cambio, vivimos una mala racha de resultados, comentarán lo opuesto: El burro de Bielsa hace a Neymar perseguir a su lateral, en lugar de dejarle cerca del arco". El apelativo de "loco más cuerdo" lo ostenta el exrealista Sebastián Abreu. Debería cedérselo al gran Marcelo.

Busqué el vídeo de Bielsa en YouTube después de la victoria contra el PSV. Y luego vino la derrota ante el Betis este domingo, en un partido que vino a reforzar las tesis del entrenador de Rosario. La Real ganó por 3-0 un duelo y perdió otro por 4-0 solo 72 horas después. Nada nuevo. La lógica de semejante metamorfosis en los marcadores viene impuesta por la propia naturaleza del fútbol: cada partido es un mundo. Ocurre además que, si tomamos estos dos encuentros como muestra, en realidad no han resultado tan distintos, atendiendo simplemente al nivel ofrecido por la Real. En Europa y en la Liga, trató de atacar del mismo modo, acumulando gente y pases en la izquierda para agredir desde la derecha con Portu como puñal. Salió bien, más allá de cuestiones de acierto ante el gol. Entre jueves y domingo, mientras, sí varió la manera de defender, mucho más adelantada y osada en el Villamarín, yendo a presionar al rival altos y a pares desde el segundo 5 de la contienda.

Todo iba bien hasta que el guardameta de Cascante cometió un grosero error de ejecución, que no de concepto. El famoso gol llegó en el minuto 13, y el Betis había tenido tiempo ya de intentarlo cinco veces en profundidad hacia la zona de Juanmi y Willian José. Nuestro portero tenía que mostrarse atento por si tocaba salir hasta esa parcela conflictiva. Y las imágenes demuestran que sí lo estaba. A partir de ahí, queda claro que dudó y falló a la hora de tomar la decisión. Nada grave para el largo plazo. Se levantará y aprenderá. Como tendrá que aprender el equipo que un 2-0 con un mundo por delante supone un marcador muy remontable, haciendo las cosas bien. Si por el contrario las haces mal, corres en ese contexto el claro riesgo de parecer lo que no eres. Ante el Real Madrid, los de Imanol terminaron intentándolo con más corazón que cabeza: pecando de ganas, jugaron de horror los últimos minutos, aparentando apatía. En el Villamarín, mientras, se hicieron largos como un chicle con el 2-0: lanzándose a por el empate, generaron espacios inabordables para ejecutar la presión tras pérdida, y parecieron fundidos en lo físico.

En Europa ha tocado el RB Leipzig. Ni fu ni fa. Podía haber sido mejor. Y podía haber sido peor. Con los alemanes de por medio, en cualquier caso, cobra más sentido que nunca aquello que se dice siempre en diciembre sobre las eliminatorias: "Cambiarán muchas cosas en uno y otro equipo de aquí a febrero". El conjunto de la Red Bull estrenó entrenador este mismo sábado. Así que a saber qué nos encontraremos enfrente dentro de dos meses. El sábado por la tarde les vi a ratos ante el Monchengladbach, mientras preparaba la previa del sorteo. Y el domingo zapeé también partidos internacionales, apostando por ligas más bien frikis. Llevo años siguiendo al Bodo Glimt noruego: sus resultados dicen desde hace tiempo que algo hacen bien por allí arriba. Anteayer ganaron su segunda liga consecutiva, pero verles ya no tiene tanto mérito. Les empieza a conocer todo el mundo y sus jugadores cotizan al alza. Está difícil pescar por allí. Igual que resultaría complicado traer a la Real a otra de mis pedradas futboleras, producto esta de haberme sorprendido a mí mismo en 2019 viendo la semifinal de la liga juvenil suiza. Tiene 19 años (nació en 2002), es zurdo, cuenta con capacidad de llegada y esa tercera altura de la medular txuri-urdin se ajustaría bien a sus características, necesitada como parece de cara al medio plazo. Juega en el Young Boys y en la sub-21 helvética. Apunta a muy bueno. Pero el miércoles marcó un golazo en Old Trafford y, como al Bodo Glimt, ya le empiezan a seguir las masas. Se llama Fabian Rieder y el fin de semana volvió a hacer cositas frente al Sion. En el radar.