Llegó el gran día. Más de un año esperando por una maldita pandemia y 33 años después de la última vez que se sentó en la mesa en la que se disputan los títulos, la Real volverá a jugar mañana una gran final de Copa del Rey. El martes se cumplió precisamente el aniversario de la derrota ante el Barcelona en aquel funesto encuentro de 1988, y solo un año antes, aunque a finales de junio de 1987, los blanquiazules celebraron el último gran éxito vasco al imponerse al Atlético en los penaltis tras acabar el partido 2-2.

En un año de silencio y vacío, sin el redoble de tambores de la Tamborrada, la Real buscará hacer historia en la madre de todas las batallas. Contra el eterno rival y en un encuentro decisivo. A vida o muerte. Por primera vez, en el que se presumía como el partido de la historia del fútbol vasco. Un derbi en el Día D conlleva mucha responsabilidad y el lógico temor a la derrota. Nada sabe mejor que tumbar al vecino, pero nada duele más que caer frente al mismo. Sensaciones que sin duda se multiplican cuando te lo encuentras frente a frente en toda una final. No hay que olvidar que el último título copero vasco lo logró la Real en 1987 y el Athletic sabe bien lo que cuesta subir el último escalón al haber perdido tres finales en la última década. Desgraciadamente, los blanquiazules están obligados a rememorar viejas sensaciones gloriosas y de páginas legendarias ya olvidadas con el paso del tiempo para algunos o no conocidas por su generación perdida, que llegó a maldecir la competición por el sinfín de sonrojantes humillaciones encajadas ante adversarios de otras categorías.

Sin favoritos en los derbis

El prospecto de los derbis señala que en los mismos no hay favoritos. Da igual en el momento liguero en el que se presentan a la cita. Aunque el único referente tangible e inequívoco es que en la tabla los donostiarras les sacan actualmente 10 puntos. En los intangibles, en cambio, situamos la inyección de moral y confianza que ha recibido el Athletic con su espléndido triunfo en la Supercopa tras imponerse al Madrid y al Barcelona, verdugo de los de Imanol en semifinales.

De sobra era conocido por todos que la fecha no era la mejor pero cabe reseñar que, afortunadamente, ninguno de los siete internacionales, cinco blanquiazules y dos rojiblancos, ha regresado con molestias que les impidan ser de la partida (Zubimendi ha llegado tocado pero aspira a entrar en el once). Una buena noticia, ya que hubiese sido muy injusto que uno de los dos equipos se viera perjudicado por un contratiempo de este tipo.

Al final, Imanol podrá contar con todos sus efectivos, salvo Luca Sangalli y Asier Illarramendi, baja en el entrenamiento de Sevilla, ya que Miguel Ángel Moyá se entrenó el jueves en Zubieta con el grupo. El técnico podrá alinear a buena parte de su once de gala, aunque la realidad no suena tan bien ya que cuenta con varios futbolistas que llegan muy justos físicamente. En la defensa, la recuperación de Aritz Elustondo ha reabierto un abanico de posibilidades. No se descarta incluso que pueda jugar de lateral, en una variable más defensiva. Será Imanol quien decida si se encuentra en condiciones de sentar a Zubeldia o Le Normand, que estaban ofreciendo un buen rendimiento. En la izquierda, como se esperaba, Monreal se sube al carro a pesar de haberlo pasado mal por una lesión que le ha generado dolor. En el centro del campo, tras la baja de Illarra, Guevara y Zubimendi, tocado y más cargado de minutos, pujan por la plaza de director de orquesta. Por delante, Merino, que apenas ha entrenado con el grupo cuando se esperaba que pudiese cargar pilas y reactivarse estas dos semanas en Zubieta, y Silva, el elegido, son intocables. Portu parece partir con ventaja sobre Januzaj, con Isak y Oyarzabal como grandes referentes ofensivos. Mucho bueno donde elegir, incluso para plantear un partido largo con los cinco cambios.

El Athletic de Marcelino lleva dos años sin ser eliminado en Copa. Con eso se dice todo. Cuando se lo cree, pocos equipos tienen más peligro. Su puntal es la zona defensiva, con Simón, Capa o De Marcos, que podría jugar por delante al doblar lateral, Yeray, Iñigo y Yuri. En el centro del campo todo parece indicar que uno de los elegidos será Dani García, con Vesga y Vencedor optando a la otra plaza del doble pivote. Berenguer o De Marcos actuarán en la derecha y Muniain, su gran líder, en la izquierda. Y arriba, en un reconocible 4-4-2 habitual del asturiano, Raúl García y Williams.